Puigdemont quiere imponer una nueva legalidad en Cataluña contra la voluntad de más de la mitad de la población, y que recorta libertades y derechos democráticos.
Volvió a suceder. Al día siguiente de aprobar la ley del referéndum, el rodillo de Junts pel Sí y la CUP se puso en marcha para alumbrar la “ley Fundacional de la República Catalana y de Transitoriedad”.
Se arrebató una vez más los derechos a los diputados de la oposición. Con la “vía exprés” utilizada, se prohibió cualquier debate a la totalidad, se impidió a los diputados recurrir al Consell de Garanties Estatutaries, y se limitó a solo dos horas el plazo para poder presentar enmiendas.
El auténtico rostro antidemocrático de quienes pretenden imponer la ruptura a la mayoría social catalana se evidenció al aprobar lo que es en los hechos una mini constitución para una Cataluña independiente sin poder debatirlo y amordazando a la oposición.
Dictaminando que entrará en vigor en un plazo de 48 horas si gana el Sí el 1-O, en un referéndum donde no hay suelo de participación. Es decir, una cantidad de Síes que equivaliera por ejemplo al 20% de los catalanes se impondría sobre el 80%.
Se llenan la boca del “derecho a decidir” pero prohiben cualquier capacidad de decisión en el propio parlament a los diputados de la oposición que representan a más de la mitad de los catalanes.
Se escudan permanentemente en “la voluntad de la mayoría” pero aprueban una ley diseñada para que una minoría pueda imponerse de forma antidemocrática sobre el resto de la población.
La ley Fundacional de la República Catalana y de Transitoriedad no es que sea ilegal, es que sobre todo es antidemocrática.
Pulveriza no solo la Constitución sino también el propio estatuto catalán. Y lo hace para imponer una nueva legalidad que ofrece muchas menos garantías y derechos democráticos.
En la “República Catalana” que anuncian pomposamente desaparecería la división de poderes, pilar fundamental de la democracia desde la revolución francesa.
La justicia estaría sometida a un president omnipotente, que nombraría directamente al presidente del tribunal constitucional catalán, y determinaría la mayoría de sus miembros.
Además, se establece que los decretos ley aprobados por el gobierno no estarían sometidos a control alguno por parte de ninguna instancia judicial.
Hoy en España se puede recurrir ante la justicia una ley aprobada por el gobierno de Rajoy si recorta derechos o libertades reconocidos en la Constitución. Puigdemont tritura públicamente ese mecanismo de defensa contra los abusos de cualquier gobierno, auto otorgándose facultades propias de un monarca absoluto.
La ley aprobada por Junts pel Sí y las CUP también permite crear una Síndicatura Electoral marginando a la oposición, cuestionando así la limpieza democrática de las elecciones.
Todos y cada uno de los siete títulos, 89 artículos y tres disposiciones finales de la “ley Fundacional de la República Catalana y de Transitoriedad” es un ataque contra los mismos fundamentos de una sociedad democrática.
Puigdemont, como antes Mas, han sido los más adelantados en ejecutar recortes en sanidad, educación, ayudas sociales… Ahora sabemos que también son los que más lejos quieren llegar en recortar la democracia.
korrosivo dice:
Este esperpento acabará mal. Seguro que ante la imposibilidad de consumar el delito, los radicales separatistas recurrirán a generar violencia, para poder añadir la posterior represión policial a su necio victimario. ¿Hasta cuando va a esperar Mariano para detener al gobierno y el parlamento catalanes, y enchiquerarlos a todos con un buen palo en las costillas? No falla oiga: es el remedio que da los mejores resultados con una caterva de imbéciles como la que hay en Cataluña. No sabía yo que las epidemias se propagaban con tanta velocidad.
kenobi dice:
Toma,pues claro que es «antidemocrática»,si es el 20% contra el 80%,no va a ser antidemocrática.4 gatos contra 400 «mamuses» y por un sólo «SI»,ganan los 4 gatos.Vaya rollo que se han montado con sus leyes de «Transitoriedad estelar ultrafantástica» y bla bla bla.Estos están esperando a que pase lo que pasó con el Estatut de Cataluña,que no votó nadie y ganó el SI,por poquito encima