Primero intimidaron a los alcaldes…

Puigdemont lanza la consigna de encararse con los alcaldes que disienten del 1-O.

En medio del pulso entre el Govern y los ayuntamientos por la cesión de locales municipales para el 1-O -en el que la mayoría de los consistorios de las grandes ciudades catalanas han rehusado colaborar- el president de la Generalitat Carles Puigdemont ha lanzado una consigna inaudita. Ha hecho un llamamiento a los soberanistas a encararse con los alcaldes que se niegan a ceder espacios, o que se muestren renuentes al llamamiento. La intimidación como arma política -que también promueven las juventudes de las CUP con la consigna “assenyalem-los” (“señalémoslos”) contra quienes no aceptan la independencia- desprende el inequívoco hedor del fascismo. Necesitan del miedo y la presión para imponer su estafa antidemocrática.

Lo ha escrito el muy perspicaz Enric Juliana: «El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, efectuaba en Sant Joan Despí un llamamiento a los soberanistas a encararse con los alcaldes que se niegan a conceder locales municipales para el referéndum, o que se muestran renuentes a ello, sin haber tomado todavía una decisión definitiva. Pressing total a Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, a los alcaldes socialistas del área metropolitana, y de Lleida y de Tarragona. Sin logística en esos municipios, el referéndum puede quedar desarticulado. “Cuando los veáis por la calle, decidles: ‘Mírame a los ojos, te debes a mí’. Y de forma serena preguntadles: ‘¿Me dejarás votar o me impedirás que vote?’. Consigna de Puidemont: encararse en la calle con los alcaldes que disienten».

No es la única consigna de este tipo que se está lanzando estos días contra todo lo que huela a disidente, especialmente contra la izquierda que cuestiona el discurso independentista. Las juventudes de las CUP han lanzado grandes vallas publicitarias bajo el eslogan “assenyalem-los” (“señalémoslos”). Los carteles contra el periodista Jordi Évole que muestran al creador de Salvados bajo el letrero de «Se Busca» por equidistante han sido aplaudidos por organizaciones del entorno soberanista como Súmate.

Señala al disidente. Encárate con él. ¿Que será lo siguiente? ¿muéstrale los dientes? ¿escúpele? ¿o algo peor?.

Estas consignas adquieren todo su siniestro sentido en las pequeñas poblaciones, donde todo el mundo se conoce, donde los ediles están a mano. Poblaciones de mil o dos mil habitantes, como la gran mayoría de municipios que a estas alturas han dicho que sí al requerimiento del Govern de Puigdemont para prestar sus locales al 1-O. Es cierto que es en ese tipo de municipios es donde el soberanismo lleva décadas haciéndose fuerte. Pero es cierto también que las actitudes de estos días muestran los colmillos y las actitudes intolerantes a los que se tienen que enfrentar los que quieren cambiar eso.

Encararse con los alcaldes. Algunos no harán nada porque ellos no son alcaldes. Pero luego irán a por el siguiente, continuando en escalada bertoldtbrechtiana. Aún hay tiempo para impedir que los huevos de la serpiente aniden en Cataluña.

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