Cine

Sitges va en serio

Crear en nuestro paí­s un festival de cine es de entrada una tarea suficientemente ardua. Que este festival sea estrictamente de género, y además de género fantástico y de terror, podrí­a haber parecido al principio imposible. Y lo cierto es que a lo largo de décadas, los organizadores del certamen han tenido que comprobar como lo habitual es que no se tomara en serio a los cineastas que pasaban por la localidad catalana, con sus cintas cargadas de sangre y monstruos inverosí­miles. Sin embargo, la persistencia tiene premio, y el Festival de Sitges se ha convertido en el más importante escaparate internacional de este género, admirado y respetado por los mejores cineastas del mundo, como Tarantino, y en el principal escaparate para directores españoles que, como Jaume Balagueró, se han proyectado hacia fuera de nuestras fronteras desde este certamen.

Precisamente el ropio Balageró es, en esta edición, el director que más interés mediático esta desatando, dentro y fuera de España. Después de haber asistido al festival, como el mismo comenta, como aficionado, espectador más o menos formado, periodista, cortometrajista y director, regresa a la que ya es su segunda casa con la continuación se su exitosa película Rec, que sorprendió a propios y extraños tanto por su forma de manejar el suspense y la tensión del guión, como por su arriesgada propuesta formal. Hace dos años arrasó en el festival –como ya había hecho previamente con su opera prima Darkness-, y su éxito internacional provocó la realización de un remake a la americana.Ahora repite fórmula, aunque su llegada a Sitges, acompañado del co-director, Paco Plaza, es ya casi como una estrella, que ha centrado la atención de los medios, eclipsando a figuras consagradas del género que acuden a la cita obligada con su propia “Meca”. La propia lista de premios honoríficos ya demuestra tanto la indiscutible internacionalidad del festival, como su compromiso con el cine español. Desde clásicos mundiales del género, como Clive Barker (Hellraiser) o Walter Hill (productor de la saga Alien), hasta el mismísimo Elías Querejeta, responsable a la producción de los mejores títulos españoles del post-franquismo.Un auténtico lugar de peregrinaje, en el que se mezclaran los miles de aficionados cargados con mochilas, con productores o actores de la talla de Malcolm McDowell o Viggo Mortensen, que convierten el festival en una fiesta de celebración del cine en si mismo, como medio de expresión pero también como entretenimiento de masas y manifestación cultural popular por excelencia de nuestro tiempo. Porque ya es hora de que nos tomemos en serio lo que algunos eruditos y críticos han obviado durante años, agazapados tras su soberbia: que en España podemos disfrutar del mejor festival del mundo del cine de entretenimiento.

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