Encuentro entre Obama y Medvédev en la cumbre del G-20

Siberia se deshiela

Durante años, las relaciones entre ambos paí­ses han sido frí­as, incluso siberianas. El deterioro llegó a su punto álgido este verano, cuando el Kremlin decidió atacar Georgia, un paí­s en trámite de integrarse en la OTAN. No pocos hablaron entonces de un retorno a la «Guerra Frí­a», a pesar de que EEUU, y sobretodo Rusia tienen ya poco que ver con las potencias que se enfrentaron durante cuatro décadas por la hegemoní­a mundial. El cataclismo financiero de septiembre y el ascenso de la nueva lí­nea Obama a la Casa Blanca dieron un giro radical al rumbo de EEUU y Rusia, y la diplomacia norteamericana ha trabajado intensamente por mejorar las relaciones con Moscú. Los resultados -a la vista están- son espectaculares. La entrevista de Barack Obama y Dmitri Medvédev en el marco de la cumbre del G-20 tiene como resultado un acuerdo nuclear con Rusia que sustituirá y ampliará al caducado Tratado START-1.

Rusia, que ha anunciado hace meses un roceso de rearme, mantiene la parte sustancial del arsenal nuclear de la URSS, aunque los años del caos económico tras el colapso económico le obligaron a desmantelar una parte. Los tratados START 1 y 2, firmados por Reagan y Bush padre, autolimitaban el número de cabezas nucleares de las dos potencias. Tal acuerdo expira en diciembre de 2009, de ahí la premura de la diplomacia norteamericana. Obama, precedido de varios encuentros previos de su secretaria de Estado, Hillary Clinton, con el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha conseguido en su primera entrevista con Medvédev reabrir oficialmente las negociaciones. Obama ha aceptado la invitación rusa de visitar Moscú en julio para celebrar una cumbre, y ambos líderes han acordado llegar a niveles de armamento menores que los que establecen los actuales tratados START (entre 1700 y 2200 cabezas nucleares por potencia).Ambos líderes se mostraron satisfechos ante la prensa. "Las relaciones entre nuestros dos países habían quedado a la deriva", dijo Medvédev, que añadió: “asistimos al comienzo de un nuevo progreso en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos. Lo que hemos empezado hoy es un diálogo muy constructivo que nos permitirá trabajar en asuntos de interés mutuo. Después de esta conversación soy más optimista sobre el éxito del desarrollo de nuestras relaciones".Pese a la euforia por el anuncio, el Gobierno estadounidense tuvo buen cuidado en atemperar las expectativas. Altos funcionarios norteamericanos han indicado que llegar a un acuerdo para diciembre no será "ni fácil ni simple”. Obstáculos como la ampliación de la OTAN a Ucrania y a Georgia, y en especial el escudo Antimisiles son todavía patatas calientes en la relación entre Washington y Moscú.Otro asunto tratado en la reunión entre Obama y Medvédev fue el programa nuclear iraní, país con el que Rusia mantiene una intensa relación comercial y una notable colaboración en tecnología nuclear de uso civil. Ambos acordaron una declaración conjunta en la que se insta a Irán a que restaure la confianza en que su programa nuclear es exclusivamente de naturaleza pacífica". "Llamamos a Irán a cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo la cooperación con el Organismo Internacional de la Energía Atómica", añade el comunicado, que también alude a Corea del Norte, a la que se advierte que el lanzamiento de un misil balístico –que cruzaría el cielo japonés- "sería perjudicial para la paz y la estabilidad de la región".La Casa Blanca buscó también reforzar la cooperación y la implicación del Kremlin en el conflicto afgano. Si bien EEUU ha conseguido el permiso ruso para abrir una vía de abastecimiento de las tropas de la OTAN por su territorio y el de las repúblicas ex-soviéticas, Moscú recela de los intereses norteamericanos de crear un sólido Estado proyanqui en el corazón de Eurasia.¿Y qué tiene que ganar Rusia?. Además del reconocimiento de su estatus de “potencia emergente” y del abandono de las pretensiones norteamericanas de desguazar el antiguo glacis soviético y cooptar a países como Ucrania o Georgia, Moscú también tiene mucho que perder. Rusia se enfrenta a una situación económica explosiva, y no son pocos los indicadores financieros que auguran la cercanía a la bancarrota del Estado y de muchos monopolios rusos. Es por que el tándem Putin-Medvédev ha tenido que moderarse en los últimos meses.

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