Se complica el panorama económico global

«Mientras que las crecientes presiones inflacionistas consolidan las probabilidades de que aumenten los tipos de interés y se adopten más medidas de ajuste, los polí­ticos también deben tomar muy en cuenta las consecuencias de aplicar una corrección exagerada al mercado de acciones local, así­ como el riesgo de subestimar el impacto de un empeoramiento de la situación económica global sobre el desempeño doméstico.»

Para China, una comlicación del panorama económico global implicaría recurrir a un abandono más cauteloso de sus medidas de estímulo. Cualquier cambio brusco de políticas podría echar por la borda la robusta recuperación económica que hoy vive el país. (DIARIO DEL PUEBLO) LA JORNADA.- Los beneficiarios principales de las medidas comentadas serán los capitales especuladores trasnacionales que suelen medrar en el entorno de crisis como la griega. Los cracks y las recesiones recurrentes del capitalismo mundial son, en suma, mecanismos de concentración de la riqueza y de transferencia de recursos públicos a manos privadas: los rescates y los fondos de estabilización no son más que poner el dinero de todos a disposición de unos cuantos. FINANCIAL TIMES.- Portugal y España han cogido por fin el toro por los cuernos, anunciando medidas fiscales extraordinarias para contener sus enormes déficit presupuestarios. Los dos países se vieron obligados a pasar a la acción después de que la semana pasada, el efecto contagio de Grecia hundiera a sus mercados. El presidente de EEUU, Barack Obama, llegó incluso a llamar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero para instarle a que tomara “acciones firmes", ya que la indecisión de Madrid y Lisboa amenazaba con restar credibilidad al plan de estabilidad de la eurozona de 750.000 millones de euros China. Diario del Pueblo Compleja situación económica dificulta estrategia de salida de China La firme zambullida del mercado de acciones chino muestra hasta qué punto los temores sobre las crecientes presiones inflacionarias pueden determinar el accionar de los inversionistas locales. De forma paralela a una cambiante perspectiva de crecimiento global, tales aprensiones bursátiles incrementarán la complejidad y dificultad de la retirada china de sus paquetes de estímulo. Los políticos necesitan prestar mucha atención a estas preocupaciones. Pero más importante aún, deben mantener una presión constante, de modo que no se generen burbujas de activos y recalentamiento económico. Incluso en medio de un repunte de las bolsas mundiales por el paquete de rescate de un billón de dólares con que Europa espera poner punto final a la crisis que hoy la azota, el índice compuesto de Shanghai cerró muy cerca de una cifra récord a la baja en un año el 11 de mayo, en momentos en que las más recientes estadísticas indican que las presiones de precios se incrementan en todos los órdenes de la economía. Los precios del consumo en China subieron en 2,8 por ciento en abril con relación al año anterior, la tasa más acelerada en 18 meses, mientras que los precios inmobiliarios se incrementaron en 12,8 por ciento, tras un alza récord de 11,7 por ciento apenas un mes antes. Semejante curva inflacionaria justifica las preocupaciones de los inversores, pues las mismas pueden devenir en un mecanismo activador de nuevas medidas de ajuste, que estrangularían eventualmente la capacidad de crecimiento. Así se explica la indiferencia del mercado de acciones ante la noticia de que el audaz desembolso para conjurar la crisis de la deuda europea podría alejar, al menos de momento, el espectro de otra depresión global. Sin embargo, mientras que las crecientes presiones inflacionistas consolidan las probabilidades de que aumenten los tipos de interés y se adopten más medidas de ajuste, los políticos también deben tomar muy en cuenta las consecuencias de aplicar una corrección exagerada al mercado de acciones local, así como el riesgo de subestimar el impacto de un empeoramiento de la situación económica global sobre el desempeño doméstico. Para China, una complicación del panorama económico global implicaría recurrir a un abandono más cauteloso de sus medidas de estímulo. Cualquier cambio brusco de políticas podría echar por la borda la robusta recuperación económica que hoy vive el país. Con todo, las crecientes presiones inflacionistas también requieren que los políticos diseñen medidas más certeras, tan certeras como flechas capaces de desinflar cualquier burbuja de activos que asome en el horizonte. DIARIO DEL PUEBLO. 13-5-2010 México. La Jornada El eurorrescate Tras las desastrosas caídas de las bolsas de valores del mundo la semana pasada, las finanzas planetarias fueron llevadas a un nuevo pico de optimismo por la decisión de la Unión Europea (UE) de poner a disposición de la colapsada Grecia (y otros países del viejo continente en riesgo de sufrir turbulencias económicas, entre éstos España, Portugal e Irlanda, principalmente) un fondo de 720 mil millones de euros –casi un billón de dólares–, de los cuales el Fondo Monetario Internacional (FMI) aportará cerca de 250 mil millones. El plan no sólo aspira a aliviar las dificultades de endeudamiento de los gobiernos en problemas , sino también, y sobre todo, a garantizar la estabilidad financiera de la UE y la solidez de la divisa común. De entrada, el monto dispuesto para el rescate y el blindaje económicos pone de manifiesto, en forma brutal, la riqueza de las naciones industrializadas y la desigualdad que impera en el mundo: la suma equivale a 36 veces el presupuesto público de México para el año en curso, o 160 años del gasto de Honduras. Por otra parte, y dada su dimensión, el programa de estabilización europeo probablemente logrará su propósito de ayudar a las economías más débiles de la UE a sortear la crisis y de impedir que tales economías contagien sus problemas financieros al resto del viejo continente. No puede soslayarse, sin embargo, que los beneficiarios principales de las medidas comentadas serán los capitales especuladores trasnacionales que suelen medrar en el entorno de crisis como la griega. Bien se conoce este fenómeno en México, donde esos intereses –manadas de lobos, los llamó ayer Anders Borg, ministro de Finanzas de Suecia– han multiplicado sus haberes a costillas del patrimonio nacional, como ocurrió en las devaluaciones de 1994-1995 y de 2009. En el contexto de las normas financieras vigentes en el mundo, las autoridades nacionales, regionales y financieras no tienen más remedio que alimentar la especulación cambiaria y financiera mediante blindajes como el referido. Fue precisamente lo que hizo el Banco de México el año pasado para atenuar la caída del peso frente al dólar, y es lo que hace ahora la Europa comunitaria para impedir que la turbulencia griega arrastre al resto de los integrantes de la UE. Los cracks y las recesiones recurrentes del capitalismo mundial son, en suma, mecanismos de concentración de la riqueza y de transferencia de recursos públicos a manos privadas: los rescates y los fondos de estabilización no son más que poner el dinero de todos a disposición de unos cuantos. La lógica neoliberal de dejar hacer y dejar pasar, llevada a las transacciones financieras, bursátiles y cambiarias, desemboca paradójicamente en intervenciones estatales en gran escala. Significativamente, las tales no evitan la depauperación generalizada de las mayorías; por el contrario, socializan las pérdidas de los operadores privados. Está a la vista, desde que se declaró la recesión mundial a finales del año antepasado, la urgencia de reformar a fondo semejante dinámica financiera y aplicar severas regulaciones gubernamentales a la banca privada, a los mercados de valores y a los mecanismos cambiarios. Los quebrantos de las economías mediterráneas hoy confirman esa urgencia. Parches como el plan acordado ayer en la UE hacen posible salvar el momento, pero dejan la certeza exasperante de que, a la vuelta de unos años o de unas cuantas décadas, la postración económica volverá, y derribará niveles de vida y bienestar y perspectivas personales y sociales. LA JORNADA. 11-5-2010 Inglaterra. Financial Times España y Portugal Lex Column Ya era hora. Portugal y España han cogido por fin el toro por los cuernos, anunciando medidas fiscales extraordinarias para contener sus enormes déficit presupuestarios. Los dos países se vieron obligados a pasar a la acción después de que la semana pasada, el efecto contagio de Grecia hundiera a sus mercados. El presidente de EEUU, Barack Obama, llegó incluso a llamar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero para instarle a que tomara “acciones firmes", ya que la indecisión de Madrid y Lisboa amenazaba con restar credibilidad al plan de estabilidad de la eurozona de 750.000 millones de euros. Esta semana, Zapatero anunció recortes del gasto, mientras su homólogo portugués, José Sócrates seguía su ejemplo el jueves dando a conocer medidas destinadas al recorte del gasto y a los incrementos fiscales. Los inversores acogieron de buen grado estas iniciativas extraordinarias, lo que se tradujo en una reducción del coste de la deuda de ambos países. Durante meses, el escepticismo fue creciendo sobre su disposición a abordar el déficit. España, que diseñó el primer plan de recortes en Febrero, insistía en que su caso era totalmente distinto al de Grecia. Aunque su déficit presupuestario, en el 11,2% del PIB, se acerca al nivel de Grecia, la deuda pública, del 55% del PIB, es muy inferior. Pero, lo que España y Portugal tenían en común con Grecia era una obstinada resistencia a diseñar medidas que las circunstancias en las que se encuentran requerían. El recorte adicional del gasto de Madrid, que asciende a 15.000 millones de euros, reducirá el déficit de este año y de 2011 en 1,5 puntos porcentuales. Zapatero decidió seguir el ejemplo de Irlanda, al reducir los salarios de los funcionarios en un 5% y congelarlos el próximo año. Sócrates, por su parte, reducirá el déficit de Portugal en más de la mitad en los próximos dos años, hasta el 4,6%. Sin duda, estas medidas van por el buen camino. El riesgo inmediato es que los planes de austeridad hagan caer en recesión a la Península. Estas nuevas medidas no eliminan la necesidad de acometer reformas estructurales para luchar contra la falta de competitividad crónica de España y Portugal. FINANCIAL TIMES. 14-5-2010

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