El gobierno planea cambiar la ley para que los bancos puedan absorber a las cajas

Se abre la veda

El gobierno de Zapatero está estudiando, en el marco del segundo plan de rescate a la banca, «abrir la veda» para que los bancos puedan comprar cajas de ahorros. La crisis ha provocado la cacerí­a -la previsible oleada de fusiones donde los más grandes devorarán a los más débiles-. Y Zapatero ha «abierto la veda» para que los principales cazadores -los grandes bancos- tengan ví­a libre para sus escopetas. Para ello, otros jugadores deberán ser expulsados del «coto de caza» del mercado financiero. Y la peor parte le va a tocar a las burguesí­as regionales más débiles, que verán como sus tentáculos financieros -las cajas de ahorros- son deglutidas por la banca.

La viceresidenta segunda, Elena Salgado, nombrada por Zapatero como cabeza económica del gobierno en sustitución de Solbes, ya se ha reunido con los bancos y les ha comunicado que será tras las elecciones europeas del 7 de junio cuando se apruebe el segundo plan de rescate.Zapatero no quiere que este segundo multimillonario regalo a la banca –que es un atraco de la misma dimensión a nuestros bolsillos- afecta a las ya precarias expectativas de voto en los inminentes comicios.Pero también en el plan de rescate al sistema financiero existen clases.Los bancos conocen ya una gran parte del plan que está elaborando el Gobierno a través de la propia Elena Salgado, que se ha reunido hace dos semanas con los responsables del sector. No sucede lo mismo con el otro sector, el de las cajas, en estos momentos el principal candidato a quedar “fuera de juego”, que ha sido absolutamente marginado de las negociaciones.Aunque no se haya hecho público, tanto el montante de este segundo plan de rescate a la banca –unos 90.000 millones de euros- como la forma y manera en que será ejecutado, ya ha sido pactado entre el gobierno y los grandes bancos.El primer paso consistiría en la puesta en marcha de un “plan de reestructuración”, es decir, la eliminación por decreto –como ha ocurrido con CCM- de los jugadores financieros más débiles –las cajas regionales más pequeñas y algún banco mediano-, con cierre de oficinas y otras vías para fortalecer balance con el apoyo de avales del Estado e incluso con la compra de activos.En la segunda fase entrarían en juego las concentraciones. Se intentaría que una caja solvente absorbiese a otra menos sana, preferentemente de otra comunidad autónoma. En este caso, el Gobierno daría ayudas públicas vía inyecciones de capital con la compra de activos para apoyar el proyecto de unión.Para vetar la posibilidad de que el Gobierno regional intente imposibilitar esta operación de integración, la intención del Ejecutivo central es establecer por decreto ley la eliminación del poder de la comunidad autónoma a desautorizar la operación. Para llevarlo a la práctica se cesaría a toda la asamblea de la caja menos solvente si quiere recibir ayudas a través del fondo de reestructuración para su salvación.Un auténtico varapalo a muchas burguesías regionales, que perderán el poder sobre los que han sido sus principales brazos financieros.El tercer paso del plan de rescate que diseña el Gobierno central se aplicaría sólo a las entidades que no encuentren soluciones a través de fusiones o con la aplicación de un proyecto de reestructuración de su negocio. Estas entidades –las cajas más pequeñas- serían intervenidas, saneadas con dinero público, y luego vendidas a precio de saldo al mejor postor.Es lo que está ocurriendo con CCM.Todo un proyecto para fortalecer a los grandes bancos, colocando en sus manos la cuota de mercado que ahora ocupan muchas cajas. Y pagado con dinero público, es decir con el bolsillo de todos nosotros.

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