Arcelor finalmente cae ante una regulación

Para atrás como lo cangrejos

Si bien ayer se produjo la manifestación en Madrid de decenas de miles de personas convocados por la Confederación Europea de los Sindicatos (CES) la realidad sindical transcurre en la negociación a la baja con las centrales, y todos los derechos de los trabajadores marchan de retroceso en retroceso.

Cómo ya anunció la emresa en su día, la suspensión temporal de empleo será equivalente al 40% de las horas de trabajo de los 12.000 empleados de sus 17 fábricas.En el País Vasco el recorte será mayor, del 58,5% de la jornada de los 2500 operarios que tiene en sus siete plantas. El ERE tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de entrada como pedían las fuerzas sindicales pero entre medias se realizarán reuniones por su hubiese que prolongarlo.El acuerdo ha sido firmado mediante consenso por UGT, CCOO, USO, Confederación de Cuadros y LAB. (ELA tuvo que ausentarse antes de la firma).La cuestión es que frente a las amenazas de unos sobre la convocatoria de una Huelga General en Euskadi sólo por parte de los sindicatos nacionalistas la realidad es que la línea sindical busca como mayor logro la negociación de regulaciones. Que en si tiene graves consecuencias.La primera es que reconoce que la empresa tiene problemas de beneficios, sin haber establecido con claridad y transparencia cual es el balance entre lo ganado en los últimos años y ahora, o que medidas para afrontar las disminuciones se han tomado por ejemplo los sueldos de los ejecutivos etc. Lo segundo que después de una regulación, ya existen varias compañías que pasado unos meses de los acuerdos empiezan a exigir despidos, por que la producción no se restablece etc. Eso ha pasado recientemente con Iveco que tras la aprobación de dos ERES ahora mismo reclama la extinción de empleo de la mitad de su plantilla.Lo tercero son las consecuencias que tiene para toda la industria vinculada, la red de pequeñas y mediana empresa que el descenso de la producción impuesta por la crisis más la impuesta por regulación por las grandes compañías provoca su quiebra. Y por último, cargan más gastos a los presupuestos del estado, que ya de por si da ayudas a este tipo de grandes empresas, de manera que sufrague también cuando no obtiene tantos beneficios.Es normal que Arcelor, el gigante siderúrgico haya agradecido, según sus propias palabras “el talante negociador” de los representantes de los trabajadores y que el acuerdo garantiza la estabilidad de la empresa.Así en realidad a pesar de la manifestación convocada ayer en Madrid no cumple ninguna función de presión no de fuerza, puesto que todas las negociaciones se dan por satisfechas a la baja.

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