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Bruno García presenta nuevo trabajo. Hace unos años el cocktel caribeño de «El Sargento» irrumpió en medio de la ola de sonidos «mestizados» que copaban una buena parte del panorama musical. Catorce años después insiste «una y otra vez», ahora, no solo independiente, sino con productora propia.
¿Qué es lo que significa “Una y otra vez” en el conjunto de tu trayectoria? Aorta algo más en el laboratorio musical desde el que vengo construyendo puentes entre la música latina y la jamaicana. Quizás la diferencia esté en que éste disco se ha grabado en cuatro países, en España, Francia, Cuba y Colombia. Hay 27 músicos presentes, y 10 de ellos colombianos. Siempre mis proyectos han sido así de locos, pero la originalidad está en que en una época en la que no se venden muchos discos hacer algo así parece un poco loco (risas) Y también has trabajado siempre un directo con este tipo de factura… Claro, pero el directo tiene que ver con el éxito, sino ¿quién pone el precio de tu actuación?. Ahora mismo estoy girando con diez músicos y me piden que toque con cinco. Es muy complicado tener un proyecto como el de Sargento García hoy en día. Estuviste mucho tiempo con Virgin, ¿por qué decidiste montar tu discográfica? Yo empecé como independiente. Luego estuve con Virgin pero de independiente, porque firme con Label, que era un pequeño sello de Virgin, y con Chewaka. Ellos funcionaban como independientes. Lo que pasó es que fueron comidos por EMI y se diluyó esa manera de trabajar y no estaba a gusto. El disco anterior lo produje yo, “Máscaras”, con licencias, no con contrato de artista. Pero tampoco me gustó el resultado, y me pareció mejor volver a trabajar con la gente apasionada que se encuentra en el mundo independiente. Entonces, ¿vale la pena arriesgarse? Bueno, ya veremos (risas). Creo que hay que buscar una nueva forma de trabajar la música, hoy en día. Hay que hacer que el que compra el disco no solo sea un cliente, sino que participe de un hecho cultural, igual que el que promociona el disco o lo pone en las tiendas, o la discográfica, debe ser más un socio que un patrón. Estamos todos en el mismo barco y si queremos que sobreviva la música que no sea “mainstream”, hay que ir por aquí. ¿Como lo que está haciendo la Unión Fonográfica Independiente, montando una tiende de discos que sea plataforma cultural? Sí, sí, exacto. Es muy complicado tener acceso a los medios. Yo tengo una radio online por la que pasan más de cien artistas al mes que no vas a escuchar en los 40 Principales. Cuando te enfrentas a esto si no tienes apoyo de los medios tienes que buscar otra forma de llegar al público. Es como en los años 90, con el rock alternativo, el punk… también tuvimos que montar proyectos alternativos. ¿Cuál es el hilo conductor de tu trabajo? Tiene mucho que ver con una fotografía socio-política de nuestro mundo. Aferrarse a su mundo cerrado por fronteras es como ir en sentido contrario de la historia. La música es el testigo de todas las revoluciones. Hoy en día podemos escuchar música del sur de China si queremos y es la música la que siempre ha tenido un tremendo poder de integración. Cuando en Europa se empezó a escuchar música africana empezó a interesarse por África y a preguntarse qué pasa allí. Luego El Caribe ha sido siempre un laboratorio musical del que han salido musicas entendibles por todo el mundo, porque utilizan códigos de diferentes cultural. Yo me sorprendí mucho cuando fui a Vietnam de la cantidad de fans del reagge que hay allí. Existe una sociedad cosmopolita que se ha formado con la gente de las zonas rurales que han traído una música más tradicional reuniéndola con muchas otras en las ciudades.