«El pasado octubre, leí una viñeta de Mike Peters en la que un profesor pide a un alumno que construya una frase en la que se utilice la palabra «sacks» [del verbo to sack: saquear, en inglés]. El alumno responde: «Goldman Sachs». Y efectivamente, la semana pasada, la Comisión del Mercado de Valores acusaba a los tipos de Goldman, por mucho mocasín de Gucci que lleven, de dedicarse a lo que equivale a un saqueo de cuello blanco.»
Ahora la SEC acusa a Goldman de haber creado y sacado al mercado valores deliberadamente diseñados con la intención de que se hundieran, ara que clientes importantes pudieran sacar dinero de ese fracaso. Eso es lo que yo llamaría saqueo. Y Goldman no es la única empresa financiera acusada de hacerlo. Entonces, ¿qué papel desempeñó el fraude en la crisis financiera? Ni los préstamos depredadores ni la venta de hipotecas con falsos pretextos causaron la crisis. Pero sin duda la agravaron, tanto al ayudar a inflar la burbuja inmobiliaria como al crear una reserva de activos cuya conversión en basura tóxica una vez explotara la burbuja estaba garantizada (EL PAÍS) EL CONFIDENCIAL.- El presidente de Gas Natural-Unión Fenosa, Salvador Gabarró, reiteró hoy que está "preocupado" por el sector eléctrico español y consideró que ha llegado el momento de hacer planteamientos claros, sin demagogias ni utopías, para conseguir hacer números y tener un mix energético sostenible. "Hay que pagar la electricidad a su coste real". En su opinión, "mal vamos si enseñamos precios por debajo del real" y, sobre la cuantía que debería pagarse por la energía eléctrica, habló de un aumento de más del 20%. EXPANSIÓN.- el deseo de contar con energías limpias debe ir acompañado de un ejercicio de transparencia, para que los ciudadanos sepan exactamente cuáles son las ventajas y los inconvenientes. Es evidente que contaminan menos y que otorgan cierta autonomía de suministro, pero también lo es que en la actualidad producir electricidad con energías verdes resulta más costoso que hacerlo con energías tradicionales. Eso supone que los gobiernos que impulsan este tipo de energías ofrecen unos incentivos para su desarrollo que salen directamente del bolsillo de los consumidores o de los contribuyentes Opinión. El País Saqueadores con mocasines Paul Krugman El pasado octubre, leí una viñeta de Mike Peters en la que un profesor pide a un alumno que construya una frase en la que se utilice la palabra "sacks" [del verbo to sack: saquear, en inglés]. El alumno responde: "Goldman Sachs". Y efectivamente, la semana pasada, la Comisión del Mercado de Valores (la SEC, por sus siglas en inglés) acusaba a los tipos de Goldman, por mucho mocasín de Gucci que lleven, de dedicarse a lo que equivale a un saqueo de cuello blanco. Utilizo el término saquear en el sentido en que lo usan los economistas George Akerlof y Paul Romer en un informe de 1993 titulado Saquear: El hampa económico de la bancarrota con ánimo de lucro. En ese informe, escrito en la época posterior a la crisis de las cajas de ahorros durante los años de Reagan, se afirmaba que muchas de las pérdidas de esa crisis eran consecuencia de un fraude intencionado. ¿Se puede decir lo mismo de la crisis financiera actual? La mayor parte del debate sobre el papel del fraude en la crisis se ha centrado en dos formas de engaño: los préstamos depredadores y la distorsión de los riesgos. Claramente, se engañó a algunos de los prestatarios para que aceptaran préstamos complejos y caros que no entendían, proceso facilitado por los reguladores federales de la era de Bush, que no limitaron los préstamos abusivos e impidieron que los Estados tomaran medidas por su cuenta. Y, en su mayoría, las entidades que ofrecían préstamos subpreferenciales no se hacían cargo de los préstamos que concedían. En lugar de eso, vendían los préstamos a inversores, en algunos casos seguramente a sabiendas de que la posibilidad de pérdidas futuras era mayor de lo que creía la gente que compraba esos préstamos (o valores basados en los préstamos). Lo que estamos viendo ahora son acusaciones de una tercera forma de fraude. Hace tiempo que sabemos que Goldman Sachs y otras empresas sacaron al mercado valores respaldados por hipotecas y pretendían al tiempo obtener beneficios apostando por la caída en picado del valor de esos títulos. Sin embargo, esta práctica, aunque podría considerarse reprensible, no era ilegal. Pero ahora, la SEC acusa a Goldman de haber creado y sacado al mercado valores deliberadamente diseñados con la intención de que se hundieran, para que clientes importantes pudieran sacar dinero de ese fracaso. Eso es lo que yo llamaría saqueo. Y Goldman no es la única empresa financiera acusada de hacerlo. Según la página web de periodismo de investigación ProPublica, ganadora de un Pulitzer, varios bancos contribuyeron a comercializar inversiones diseñadas para fracasar en nombre del fondo de cobertura Magnetar, que apostaba por ese fracaso. Entonces, ¿qué papel desempeñó el fraude en la crisis financiera? Ni los préstamos depredadores ni la venta de hipotecas con falsos pretextos causaron la crisis. Pero sin duda la agravaron, tanto al ayudar a inflar la burbuja inmobiliaria como al crear una reserva de activos cuya conversión en basura tóxica una vez explotara la burbuja estaba garantizada. En cuanto a la supuesta creación de inversiones pensadas para fracasar, es posible que éstas hayan multiplicado las pérdidas de los bancos que eran la parte perdedora en estos acuerdos, y profundizaran así la crisis bancaria que convirtió la explosión de la burbuja inmobiliaria en una catástrofe para toda la economía. La pregunta obvia es si el tipo de reforma financiera que se plantea ahora habría prevenido parte de o todo el fraude que ahora parece haber prosperado en la última década. Y la respuesta es sí. Para empezar, una oficina independiente de protección del consumidor podría haber ayudado a limitar los préstamos depredadores. Otra cláusula incluida en el proyecto de ley del Senado, que requiere que las entidades crediticias conserven un 5% del valor de los préstamos que realizan, habría limitado la práctica de conceder préstamos incobrables y venderlos rápidamente a inversores incautos. Está menos claro si las propuestas de reforma de los derivados -que principalmente incluyen la exigencia de que los instrumentos financieros, como las permutas de riesgo de crédito, se vendan abierta y transparentemente, como los bonos y las acciones ordinarias- habrían evitado los supuestos abusos de Goldman (aunque probablemente habrían evitado que la aseguradora AIG perdiera el control y necesitara un rescate financiero). Lo que sí podemos decir es que más nos vale que el borrador final de la reforma financiera incluya medidas que eviten este tipo de saqueo; en particular, debería bloquear la creación de "obligaciones de deuda garantizadas sintéticas", unos cócteles de permutas de riesgo de crédito que permiten a los inversores asumir grandes riesgos con activos que no son suyos de hecho. Sin embargo, la principal moraleja que deberíamos extraer de las acusaciones contra Goldman no guarda relación con la letra pequeña de la reforma; tiene que ver con la necesidad urgente de cambiar Wall Street. Al escuchar a los cabilderos del sector financiero y los políticos republicanos que han hecho piña con ellos, podría pensarse que todo irá bien mientras el Gobierno federal prometa no llevar a cabo ningún rescate más. Pero eso es un completo disparate, y no sólo porque ninguna promesa así sería creíble. Porque el hecho es que gran parte del sector financiero se ha convertido en un chanchullo, un juego en el que un puñado de personas recibe sueldos espléndidos por engañar y explotar a consumidores e inversores. Y si no aplicamos mano dura contra estas prácticas, los chanchullos seguirán. EL PAÍS. 20-4-2010 Economía. El Confidencial Gas Natural reclama un aumento del 20% en la factura de la luz El presidente de Gas Natural-Unión Fenosa, Salvador Gabarró, reiteró hoy que está "preocupado" por el sector eléctrico español y consideró que ha llegado el momento de hacer planteamientos claros, sin demagogias ni utopías, para conseguir hacer números y tener un mix energético sostenible, tanto económicamente como medioambientalmente. "Hay que pagar la electricidad a su coste real", insistió, tras constatar que el mercado eléctrico necesitará de actuaciones "poco agradecidas", en alusión al Ministerio de Industria. En la rueda de prensa previa a la junta general ordinaria de accionistas celebrada en Barcelona, Gabarró afirmó tan solo empezar que hay que actuar sobre el mercado, con valentía, aunque resulte poco agradecido. "Es imprescindible si queremos tener una energía eléctrica competitiva para nuestras empresas". En su opinión, "mal vamos si enseñamos precios por debajo del real" y, sobre la cuantía que debería pagarse por la energía eléctrica, habló de un aumento de más del 20%. "Sea lo que sea es la verdad; lo demás es engañar". En su batería de propuestas, Gabarró consideró necesario acometer una profunda revisión del ‘pool’ eléctrico -"no es la mejor manera de fijar el precio"- , al tiempo que afirmó que no puede concebirse un déficit de tarifa que llegue a los 20.000 millones, con 4.038 millones en 2009, por lo que reclamó que no se use un decreto de máximos para llegar a estos déficits. Renovables con cabeza El presidente del nuevo grupo de gas y electricidad también hizo referencia a las renovables, defendiendo que se debe acompasar el crecimiento de este tipo de energías con la sostenibilidad económica y el crecimiento de las necesidades de generación de España. "¿Tiene sentido que estemos primando la entrada de nuevas energías para parar algunas actuales?; ¿Somos un país tan rico?; ¿Es que nos sobra el dinero?", se preguntó. "Renovables sí, pero miremos nuestra capacidad de financiación". Gabarró dejó claro que la gasista no es enemiga de las renovables. De hecho, afirmó que el nuevo plan estratégico 2010-2014 que está preparando desarrollará de manera importante este segmento, también con I+D, pero lo hará con sentido común -"con ‘seny’, con cabeza-. Insistió en que Gas Natural-Unión Fenosa no va a invertir masivamente en estas energías hasta que su coste sea lógico. Aunque evitó enumerar las renovables que no son, a su juicio, sostenibles, sí que afirmó que una buena energía es la eólica terrestre. "El ministerio debe analizar y ver que ciertas inversiones masivas no han cubierto las expectativas", aseguró, tras insistir en que sobre esta cuestión se debe hablar con números crudos sobre la mesa, sin ideologías ni utopías. EL CONFIDENCIAL. 20-4-2010 Editorial. Expansión Insostenible coste de las renovables Las energías renovables constituyen una necesidad en cualquier economía avanzada que, como la española, carece de alternativas autóctonas y apuesta por un modelo energético más sostenible. Pero el deseo de contar con energías limpias debe ir acompañado de un ejercicio de transparencia, para que los ciudadanos sepan exactamente cuáles son las ventajas y los inconvenientes. Es evidente que contaminan menos y que otorgan cierta autonomía de suministro, pero también lo es que en la actualidad producir electricidad con energías verdes resulta más costoso que hacerlo con energías tradicionales. Eso supone que los gobiernos que impulsan este tipo de energías ofrecen unos incentivos para su desarrollo que salen directamente del bolsillo de los consumidores o de los contribuyentes. Todo eso es muy costoso y si, además, la gestión de las primas se va de las manos, el resultado es que las subvenciones a las instalaciones de renovables costaron a los españoles el año pasado 6.215 millones de euros, 2.000 más de previsto. Esta situación chirría aún más al coincidir en un año en el que el coste de la energía producida con sistemas convencionales se abarató considerablemente. La energía eólica, la más avanzada hasta ahora, recibió primas por valor de 1.608 millones, y la solar, aún muy inmadura y sobre las que pende una investigación para determinar posibles fraudes, obtuvo 2.688 millones. Es preciso reflexionar sobre la insostenibilidad de esta situación en un momento de grave crisis económica y precariedad de las cuentas públicas. Más aún cuando lo que teje el Gobierno para saldar con las eléctricas el denominado déficit de tarifa, próximo a 16.000 millones, lo desteje después con el aumento del mismo que provocan las renovables. De fondo, emerge la necesidad de reflexionar sobre el modelo energético del que queremos dotarnos y que las familias y las empresas deberían conocer para juzgar si quieren pagar más que los países de nuestro entorno o si, por el contrario, el Gobierno debe aparcar sus prejuicios ideológicos y apostar, como hacen otras economías desarrolladas, por potenciar la energía nuclear, respetuosa con el medio ambiente y capaz de mejorar el mix energético con garantía de suministro a unos precios razonables que no graven más el recibo de la luz de las familias y que permita a las empresas producir de manera competitiva. EXPANSIÓN. 20-4-2010