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Santander se come Banesto tras no encontrar compradores

El Banco Santander tomó la decisión de absorber Banesto después de negociar con numerosos fondos de inversión su entrada en el capital de la filial para participar en una operación corporativa: la adquisición de una de las entidades nacionalizadas que van a ser subastadas. Sin embargo, ninguno de estos inversores estaba dispuesto a ofrecer el precio mínimo requerido por Emilio Botín para ello, lo que frustró el intento de utilizar el banco filial como vehículo de compra, según fuentes conocedoras de estas negociaciones.

En esa tesitura, con los márgenes apretando y toda su competencia en reestructuración, el consejo de administración del Santander ha decidido que la mejor opción era la fusión con unificación de marcas. La aventura de Banesto en solitario, desde que saliera de su presidencia Ana Patricia Botín, ha durado sólo dos años. El equipo de transición dispuesto entonces, a finales de 2010, con Antonio Basagoiti como nuevo presidente, tenía un mandato claro: encontrar un comprador o ser absorbido por la matriz.

El director financiero del Santander, José Antonio Álvarez, admitió ayer que el banco «ha considerado varias alternativas», pero que la absorción «claramente era la que mejor se adaptaba a las circunstancias del mercado actual y la más beneficiosa para los accionistas, empleados y clientes». Preguntado por cuáles eran esas alternativas, Álvarez se limitó a decir que «ya no son relevantes» puesto que no se han adoptado, aunque dio a reconocer que la solución final era la opción elegida entre otras posibilidades barajadas.

Según fuentes del mercado financiero, Santander no ha llegado a poner a Banesto formalmente en venta, sino que ha buscado socios de manera puntual para que se hicieran con un porcentaje de capital en un escenario de fusión con una de las entidades nacionalizadas. Las conversaciones se han mantenido con fondos soberanos e institucionales más que con inversores distressed, pero no han concluido de manera fructuosa, lo que ha llevado al Santander a optimizar el peso de su filial en el grupo por la vía de las sinergías.

«El problema ha sido de precio: o era una operación muy dilutiva o el Santander tenía que proceder a una venta muy barata; no iba conseguir levantar capital con plusvalías con la venta de un 20-30%», según una de las fuentes informada del proceso. En esta tesitura, resultaban más significativas las sinergias que podía obtener con la integración y, sobre todo, la puerta que abre para una reestructuración a fondo de la propia red del Santander para adecuarla a las circunstancias de mercado actuales, añaden desde un banco internacional.

Fuerte reestructuración

En efecto, el banco cántabro va a proceder a un ajuste en línea con el acometido por sus principales competidores en España que, en principio, contempla el cierre de 700 oficinas, la unificación de los servicios centrales y una cifra de salidas que la entidad se negó a desvelar ayer. Lo que sí se sabe es que las bajas no se reducirán a Banesto, sino que afectarán a todo el grupo, y también que muchos empleados se verán obligados a cambiar de unidad de negocio o de país para mantener su puesto de trabajo en el Santander.

La alternativa de la absorción había cobrado más fuerza en la rumorología en las últimas semanas al hilo del traspaso de 350 sucursales de Banesto a la matriz, destapado hace un mes. Aunque no habían sido las únicas pistas. La fusión entre ambas de sus negocios inmobiliarios o la mudanza programada en algunos edificios de la Ciudad Financiera del Santander que recalara el equipo de sistemas del banco filial procedente de su sede de Mesena han sido otros de los hitos recientes que apuntaban en la dirección del cambio.

Tras este periodo transitorio de dos años, Santander sale al paso de la presión de la competencia, enfrascada en ajustes de red generalizados gracias a sus recientes adquisiciones, del entorno de caída de márgenes en España y de la crítica situación financiera de Banesto, que cerrará 2012 con fuertes pérdidas por culpa de los decretos ‘De Guindos’. El tiempo se ha acabado para la histórica entidad. La falta de socios dispuestos a pagar el precio exigido por Botín ha determinado que sea absorbido por el Santander.

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