SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Salió a morder

El debate de ayer en el Congreso de los Diputados fue una pieza de interés para la política internacional. Una pieza menor, si se quiere. Un áspero episodio del actual desasosiego español. El último síntoma de que España puede estar entrando en una fase política muy venenosa: una posible desestructuración a la italiana, sin el genio italiano para gestionarla… El debate del Congreso en el Senado puede resumirse así, con la desazón, pero está claro que no fue un asunto estrictamente doméstico.

Cojamos de nuevo ese mapa del Sur de Europa que tantas veces hemos repasado a lo largo de este curso y que ya tenemos un poco arrugado. (Habrá que comprar uno nuevo en septiembre, junto con el libro de Robert D. Kaplan La venganza de la geografía, casi a punto de salir del horno.) Abrimos el mapa. En un extremo, la crisis política de Portugal: un país literalmente agotado por el dictado de la austeridad. En la otra punta, Grecia, humillada y humeante. Abajo, el gigantesco polvorín de Egipto, la incertidumbre de Libia, los asesinatos políticos que no cesan en el pequeño Túnez, la vigilancia férrea en Argelia y la relativa tranquilidad de Marruecos. En medio de ese brasero, Italia y España en confusión cuando sólo faltan dos meses para las elecciones alemanas.

Seguimos mirando el mapa. Italia funciona desde abril con un Gobierno de frágil coalición, que puede saltar por los aires según cuál el veredicto final de los casos que pueden llevar a la cárcel al magnate Silvio Berlusconi, cuya última carta de popularidad es el antigermanismo. Berlusconi puede tumbar en cualquier momento el Gobierno de Enrico Letta y abrir un incierto periodo de elecciones anticipadas. España es el único país de todo el Sur de Europa con una mayoría estable. España parecía estar en manos del Partido Alfa, pero un feo asunto referido a su financiación ha puesto en duda la estabilidad interna a medio plazo. En los últimos tiempos, España no cesa de transmitir mensajes muy problemáticos; el último, el espeluznante vídeo del descarrilamiento del tren rápido de Galicia.

Seguimos con el mapa del Sur de Europa. Ayer sucedieron dos cosas relevantes. En Italia, el Tribunal Supremo confirmó una sentencia de cuatro años de cárcel para Berlusconi por fraude fiscal (caso Mediaset), con un importante matiz: la condena de inhabilitación debe ser revisada. El golpe es duro, pero Berlusconi puede seguir siendo senador durante un tiempo. El Gobierno de Roma puede que aguante unos meses más. En España, Mariano Rajoy salió a morder en el Parlamento. Salió al ataque, queriendo transmitir un mensaje de solidez al Directorio Europeo y a los principales bancos de inversión internacionales. El presidente del Gobierno español no quedó atrapado por una comparecencia que el jefe de la oposición había planteado, hábilmente, como una moción de censura.

Rajoy está resistiendo. Ha comunicado a Bruselas y Berlín que sigue siendo el garante de la estabilidad española y ha confirmado las estimaciones de los analistas financieros que no veían al Gobierno en peligro pese al fuerte envenenamiento del clima político en Madrid. Los fondos de inversión seguirán estudiando oportunidades.

Cada país es esclavo de sus tradiciones. Resistir es vencer. El lema del doctor Juan Negrín y el aforismo de Camilo José Cela. La oposición quizá esperaba un Rajoy acongojado y evasivo y les salió al ataque con un discurso bastante articulado. Dos titulares fuertes: “Me equivoqué (confiando en Bárcenas). “No pienso dimitir porque soy inocente”. Y una multitud de citas de Alfredo Pérez Rubalcaba contra los juicios paralelos y a favor de la presunción de inocencia. La muletilla “fin de la cita”, se convierte en canción del verano y el PSOE descubre que su secretario general, excelente táctico, es vulnerable a las hemerotecas.

Mañana, después de la batalla piensa en el mapa. Rajoy resiste y tranquiliza, por el momento, a los centros de poder. La relación entre el presidente y el líder de la oposición (que no era mala) salta hecha añicos. Rubalcaba parece quedar a expensas de lo que en las próximas semanas puedan titular Bárcenas y su diario de cabecera. La desazón sigue siendo oceánica. (La gente del pueblo no participa de los códigos cifrados del Directorio y de la banca de inversión.) Agosto será largo.

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