Se prepara la cumbre de Junio en Moscú

Rusia y EE UU negocian el tratado de desarme nuclear

Nos encontramos frente a un nuevo ciclo de hegemoní­a de los Estados Unidos, y frente al desarrollo de una nueva arquitectura global. En este marco cabe considerar hitos como los atentados terroristas de Septiembre 11-2001, la estrategia preventiva diseñada desde la Administración de GW Bush, Afganistán y la guerra de Irak, la vulneración del derecho internacional y la construcción de una nueva arquitectura global, en un mundo que tiende a la multipolaridad pero caracterizado por el unipolarismo militar, y una dinámica internacional en la cual lo que prima son los intereses ad-hoc, los intereses de cada uno.

El atractivo del arma nuclear ara los Estados sigue residiendo, en nuestros dí­as, en su valor cualitativa y cuantitativamente mayor que el de cualquier otro tipo de armamento, básicamente por dos motivos: por su doble condición de instrumento polí­tico y defensivo, y por su capacidad de disuasión, capacidad que se manifiesta en una tendencia a mantener guerras hipotéticas o preventivas en lugar de reales, teniendo en cuenta los daños irreversibles e inconmensurables que acarrearí­a un conflicto nuclear entre Estados.No hay obstáculos polí­ticos de importancia para promover los materiales nucleares de uso civil, fortalecer la vigilancia nuclear internacional, e incluso convocar una cumbre intermundial por la seguridad nuclear. Como otra superpotencia nuclear, Rusia también desea colaborar en el terreno. Sobre la base de igualdad, el presidente ruso Dmitri Medvedev aproecharí­a esa oportunidad para consolidar el estus quo internacional de Rusia.A pesar de que parece ser lo mismo, el deseo de hallar un compromiso y la capacidad de aceptarlo, en realidad son cosas muy diferentes. Lo anteriormente dicho tiene aplicación directa a las propuestas de reducir el arsenal estratégico nuclear de Rusia y Estados Unidos. Lo primero (el deseo) en la mayorí­a de las veces no permite lograr lo segundo (el compromiso), porque los métodos y la aritmética empleada para contabilizar la correlación de las fuerzas nucleares de ambos paí­ses es una labor muy complicada.A juzgar por los resultados de las primeras consultas entre expertos en formato completo de EEUU y Rusia para la redacción de un nuevo tratado de reducción del arsenal estratégico nuclear (STAR) celebradas en Moscú el 19 y 20 de mayo, ambas partes tienen el «deseo» de lograr un compromiso, pero a cada uno de los bandos le falta un poco de «disposición». Y no es extraño. Situaciones semejantes ya ocurrieron en negociaciones similares anteriores, ya que ese tipo de obstáculos son predecibles especialmente en la etapa inicial de cualquier tipo de negociaciones de desarme.Además, nadie ha dicho ni pudo decir que la reducción del armamento estratégico nuclear de Rusia y EEUU es un asunto fácil y rápido. No es suficiente que a diferencia de Bush que no habló de reducciones, Obama se diga de repente, «propongo reducir», establezca incluso el nivel mí­nimo de hasta 1.000 ojivas y piense que el asunto se resolverá únicamente viajando a Moscú.Por lo visto, los expertos rusos y estadounidenses todaví­a tendrán que trabajar muy seriamente en la elaboración del nuevo tratado de desarme nuclear. Existen puntos afines, pero hay asuntos que todaví­a no encuadran, así­ que todaví­a faltan más rondas de negociaciones, y probablemente, serán más que una. El término «formato completo» empleado más que todo por EEUU, quiere decir que en la delegación participan expertos del Departamento de Estado (polí­tica), del Pentágono (contabiliza el arsenal nuclear y aspectos militares) y el Ministerio de Energética encargado de producir y guardar las ojivas nucleares, como también la verificación y control de su destrucción.Ahora, en base a las posturas expuestas en las consultas de Moscú las partes negociadoras preparan un informe para la cumbre Medvédev-Obama del 6 al 8 de julio en Moscú y los presidentes, en base a este informe, decidir la cantidad y la forma en que se reducirá el arsenal nuclear estratégico de EEUU y Rusia. En términos generales, se puede afirmar que Rusia y EEUU lograrán un compromiso en relación al tratado que debe sustituir el tratado START-1 firmado en 1991, en vigor desde 1999, y cuya vigencia caduca el 5 de diciembre del presente año.Ambos gobiernos están obligados a hacerlo, pues si no se aprueba un tratado de reemplazo, se verán ante la extraña situación de quedar sin mecanismos jurí­dicos para controlar el número de ojivas nucleares en poder de cada una de las partes. Más o menos, está claro cuál será el nivel mí­nimo de reducción del arsenal nuclear estratégicos de Rusia y EEUU. Según los términos establecidos por el START-1 su nivel es de 6.000 ojivas y 1.600 portadores para cada una de las partes.Ahora, las partes están de acuerdo en reducir sus ojivas nucleares hasta 1.500 unidades cada uno, ya que es muy poco probable que se logre cumplir la propuesta hecha por Obama en Praga el pasado mes de abril, cuando dijo que las potencias deberí­an reducir sus arsenales atómicos hasta 1.000 ojivas para cada uno.Simplemente frente a una reducción tan radical, EEUU deberá renunciar a uno de los componentes de su «trí­ada nuclear», los misiles balí­sticos de emplazamiento en tierra, los misiles emplazados en submarinos o los miles trasportados por aviones estratégicos de la Fuerza Aérea. Para cada una de trí­ada nuclear estadounidense, será muy problemático el mantenimiento de una cantidad reducida de ojivas nucleares y la liquidación de una de ellas por «baja rentabilidad», enfrentará a Obama contra el Pentágono, la Armada o la Fuerza Aérea, sectores influyentes del complejo industrial militar e incluso el Congreso.A diferencia de la Administración Bush que nunca abordó este tema, los estadounidenses ahora están dispuestos a negociar también reducciones en la cantidad de los portadores nucleares. Según informó la jefa de la delegación estadounidense, la asesora de la Secretaria de Estado para asuntos de comprobación y control de acuerdos sobre armamento Rose Gottemoeller, en las negociaciones de Moscú se habló de reducciones de misiles balí­sticos intercontinentales de emplazamiento en silos, misiles en submarinos nucleares y misiles nucleares instalados en bombarderos estratégicosPor el momento, los negociadores estadounidenses no están dispuestos a incluir en el sistema de registro y control las ojivas nucleares que se encuentran guardadas en arsenales, y sólo aceptan que las ojivas instaladas en los correspondientes portadores se tengan en cuenta en los procesos de control y verificación.Para Moscú esto supone un serio obstáculo, sin embargo aún es posible lograr un compromiso.Para la parte rusa otro obstáculo importante son los planes de los estadounidenses de emplazar cargas convencionales en misiles balí­sticos estratégicos, porque en este caso, se complica el proceso de identificación, verificación y control de este tipo de cohetes (cómo distinguir el que lleva carga nuclear y cual no), pero incluso en este asunto, también es posible encontrar una solución adecuada para las partes.La propuesta de Obama sobre el desarme nuclear demuestra el importante cambio del concepto sobre la seguridad estratégica de EEUU, es decir, la visión del mundo libre de las armas nucleares y el deseo de llevar la delantera al respecto. EEUU tiende a creer que un mundo con menos armas nucleares será más seguro. El concepto de Obama tiene cierto significado positivo, pero muy limitado. No mencionó la amenaza de las avanzadas armas convencionales ni la explotación del espacio exterior con propósito militar. Estos factores afectarán el proceso del desarme nuclear multilateral.

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