Golpe de estado en Honduras

Ruido de sables en Honduras

Más de dos millones de hondureños están llamados hoy a las urnas para decidir si están de acuerdo con un referéndum para modificar la constitución, la situación por novelesca, no es menos dramática. En escuelas, plazas y parques el gobierno instaló 15 mil urnas, que estarán rodeadas de actividades culturales, recitales y ferias de comidas y artesaní­as. El presidente Manuel Zelaya a querido que la consulta sea una fiesta popular, por que fue el pueblo quien con Zelaya a la cabeza asalto los cuarteles para recuperar el material electoral, el estado mayor del ejercito amparándose en una orden judicial, que confiscaba el material para que la consulta no se celebrase, habí­a secuestrado. El presidente, al grito de «No dejen que los grupos de poder tomen el control del paí­s», rompieron las puertas del cuartel y recuperaron el material y la esperanza de votar hoy.

Aquí­ acuden todos los actores, como si de un deyavu, de otras situaciones, o una novela de cualquier escritor que ha contado la realidad de Latinoamérica, donde confluye todo el entramado construido a sangre y fuego en las reublicas al sur del Rí­o Grande desde su independencia. Los oligarcas y caciques regionales, Las cámaras empresariales, las universidades burguesas, los polí­ticos corruptos y «feudalones», la prensa y medios de comunicación en manos de la oligarquí­a, los funcionaros de turno, jueces, fiscales, policias, que le deben favores a todos los demás y por supuesto los pulpitos de la iglesia y sus sermones aleccionadores .y el colofón a la situación el ejercito y la ley de un estado construido por y para los oligarcas que alquilan el paí­s por un módico precio a la embajada «yanqui». Esto suena a tópico pero es un patrón en todos los estados Latinoamericanos, con sus diferencias y particularidades, en el momento que un movimiento antihegemonista, popular y patriótico intenta transformar la sociedad. Los entramados impuestos por el imperialismo en doscientos años de independencia se rebelan a perder sus privilegios, ganados tras años de fiel sumisión al imperio.Ayer los partidos de la oposición, la Iglesia Católica y los principales medios de comunicación pronosticaban casi una explosión social. Uno de los diarios más leí­dos, La Prensa, recomendaba a sus lectores quedarse en sus casas, con el auto con el deposito lleno, la frigorí­fico abastecido y dinero en la billetera. «Mañana (por hoy) se desconoce si habrá turbas, por lo que su seguridad puede peligrar», aseguró el matutino. Afuera, en las calles de Tegucigalpa, la tranquilidad reinaba y los hondureños disfrutaban un fin de semana soleado.El mismo diario «El Pais», que se ha encargado en los últimos años de posicionarse contra todos los movimientos del frente antihegemonista en Latinoamérica, convirtiéndose en una» hedionda cloaca de veneno prohegemonista», tergiversando la realidad, defendiendo los derechos de oligarquí­as asesinas, posicionándose a favor de la oposición golpista en Venezuela y Bolivia. Nos hace una descripción que sin darse cuenta intentando describirlo con desprecio e ironí­a, nos muestra el inmenso apoyo popular que tiene el presidente Zelaya y el espí­ritu y la esperanza de un pueblo involucrado en un proceso de cambio: «Más que un palacio presidencial, la residencia oficial de Manuel Zelaya parece un patio de vecinos. Hay tipos con sombrero tocando el guitarrón, madres que dan de mamar a sus hijos sentadas en las escaleras, parejas que se buscan y se encuentran entre los pliegues de las cortinas. La madrugada del viernes 26 de junio, el presidente de Honduras llegó a temer que los militares golpistas entraran para matarlo, y como no se podí­a fiar de la policí­a ni de los jueces ni tampoco de los polí­ticos, llamó a los ciudadanos. Ellos serí­an su guardia de corps».Después de la noche de cuchillos largos que vivió el paí­s el jueves a la noche, lleno de confabulaciones rumores e intrigas, donde los diputados del Congreso de la Nación, se encerraron en sesión extraordinaria con la decisión tomada de destituir al presidente Zelaya. En un intento de legitimar el golpe de estado en ciernes patrocinado por la rebelión de la cúpula militar que llevo a los soldados a las calles. El mismo Partido Liberal de Zelaya voto en su contra, solo el único partido de izquierda del congreso Unificación Democrática, que tiene 5 de los 128 escaños del congreso voto a su favor. Según declaraciones de diputados de este partido, el congreso desistió y aún no entienden bien qué sucedió. «Estaban decididos a declarar inhabilitado al presidente, pero recibieron llamadas de no sé quién y desistieron» afirmaron.El mismo zalaya entrevistado por «El Pais» afirmo: «El Congreso intentó declararme incompetente para gobernar. Me declaró trastornado, que estaba fuera de mi juicio. Eso lo hicieron para poder pedir después a las Fuerzas Armadas que dieran un golpe». Sobre el papel que jugó EE UU , afirmo » Pues mire, hay que ser justos. Aquí­ estaba todo listo para dar un golpe y si la Embajada de EE UU lo hubiera aprobado, hubieran dado el golpe. Pero la Embajada de EE UU no aprobó el golpe. Y fí­jese lo que le voy a decir: si ahora mismo estoy aquí­ sentado, en la Casa Presidencial, hablando con usted, es gracias a Estados Unidos»(…) » Esta madrugada pasada [del viernes], a la una o las dos, el Congreso estaba pasando un decreto para inhabilitarme y las Fuerzas Armadas estaban reunidas. Pero hubo llamadas -no le puedo referir exactamente de qué personas, de dónde a dónde-, y esas llamadas desarticularon el golpe».A horas de la consulta popular, el frente opositor lanzó toda la artillerí­a que le quedaba para evitar un triunfo del gobierno. La Iglesia Católica, que vení­a predicando en los sermones contra el «autoritarismo de las autoridades», dejó a un lado las sutilezas y se lanzó de lleno a la campaña electoral. «El cristiano no apoya nada ilegal», aleccionó monseñor Darwin Andino, el obispo auxiliar de Tegucigalpa.Además de la presunta ilegalidad, el miembro del clero hondureño también está muy preocupado por la otra amenaza que se cierne sobre la pequeña nación. «El paí­s no se puede entregar al chavismo ni a nadie», aseguró Andino. La consulta que impulsa el presidente Zelaya busca ganar legitimidad para reformar la Constitución. Con la actual legislación sólo el Congreso nacional puede convocar a un referéndum con ese fin y ni siquiera su propio partido apoya la idea. Alejado de sus tradicionales aliados y boicoteados por su propio partido, el mandatario hondureño lanzó una idea alternativa: Apoyarse en el pueblo, llamar a una consulta que demuestre la voluntad popular de reformar la Constitución y presionar al Congreso.Esa fue la campaña de la oposición: una dictadura a la venezolana o una democracia libre a la hondureña. No se discutió sobre las reformas al sistema de partidos -que sólo reconoce legalmente a los partidos tradicionales–, ni a la ley electoral -que beneficia a esas mismas fuerzas tradicionales-, ni a la nacionalización de toda la industria relacionada a los recursos naturales. Nada de esto entró en la campaña. Para la oposición, el único interés que tiene Zelaya para reformar la Constitución es incluir la reelección paraa convertirse en un «dictaador». Hoy se verá cuál es la realidad de Honduras y quién la representa.Lo curioso es que como el mismo Zelaya afirma todo se lo debe a Washington tanto la instigación del golpe, como su descomposición. ¿Quién lo paro? El único organismo con capacidad de dirección sobre la oposición y el ejercito. La embajada de EE UU.Este mismo viernes a última hora una resolución de la OEA, con el apoyo expreso de EE UU aprobó por unanimidad una resolución mediante la cual respaldó la petición del Ejecutivo de Tegucigalpa para defender la institucionalidad y la democracia en el paí­s centroamericano. Asunto curioso tras obvia injerencia e intervención de EE UU y su embajador en Honduras quién alertado de antemano de los hechos abandonó el paí­s, y llamó a los directivos del BM, el FMI y otras instituciones cercanas al gobierno norteamericano, a abandonar el paí­s, con lo que demostraba su contubernio con las fuerzas golpistas. Curioso es también que tras el apoyo expreso de Washington a la resolución de la OEA, empiezan las llamadas telefónicas y de una forma organizada el congreso el ejército y toda la oposición desmantela el golpe de estado en ciernes. El presidente Zelaya permanece en, en el palacio residencial escoltado por el pueblo Hondureño, pero todaví­a el ruido de sables no se a cerrado, la oligarquí­a y los militares no van a permitir que se cambie nada veremos como se desarrollan los acontecimientos.

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