SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rubalcaba, Navarro, Chacón

El debate está siendo interesante. Es un buen debate. Hay que hacer un esfuerzo para escribirlo, porque la moda es hablar mal sistemáticamente de la política.

Sagasta ha subido al estrado y ha recogido el guante del pacto que por la mañana le había lanzado Cánovas. En uno de los momentos más difíciles de la política española desde la muerte del general Franco, los dos grandes partidos se necesitan y ambos, a su vez, necesitan propagar el mensaje del pacto de Estado para apuntalar la legitimidad de un cuadro político -el régimen de 1977-78-, que está perdiendo base social, sin que exista un ‘contrarrégimen’ o una alternativa radical en el horizonte. En España, hoy por hoy, lo que impera es la desazón.

Por la mañana, Mariano Rajoy ha ofrecido un pacto para afrontar la corrupción por la vía reglamentaria. Leyes, reglamentos y nuevos controles. Por la tarde, Alfredo Pérez Rubalcaba ha ofrecido un pacto de Estado para la reorientación económica y social de España. Es decir, un nuevo Pacto de la Moncloa. Esta es, desde hace meses, la estrategia de fondo del PSOE, con el apoyo activo de UGT. Un pacto global, no pactos parciales. Un pacto general que transmitiría a la sociedad un mensaje político potente: la mayoría absoluta del PP ya no es suficiente para afrontar la gravedad de los problemas de España y el PSOE sigue siendo la fuerza de gobierno que inevitablemente ha de entrar en escena cuando las cosas van muy mal.

Un pacto de esas características anularía políticamente a Rajoy, cosa que, sin duda, podría ser del interés de algunos dirigentes y sectores del PP. Dicho en pocas palabras, los dos partidos necesitan hablar de pactos, puesto que el lenguaje del consenso sigue teniendo prestigio en la sociedad española, pero los dos partidos hablan de cosas distintas. El PP quiere que el PSOE le ayude a salir del atolladero del caso Bárcenas. El PSOE pretende que Rajoy baje la cerviz y reconozca que la derecha española no se basta por sí sola para sacar el país del atolladero.

Este ha sido el núcleo duro de la intervención de Rubalcaba, con aceradas críticas a la política económica y social del Gobierno, con muchas frases de 140 caracteres (Twitter está reformateando la oratoria política) y algunos giros sentimentales, sobre la pobreza y la precariedad, seguramente inevitables, pero un poco chirriantes en un hombre que ha atravesado todos los tiempos de la política española. Rubalcaba ha de proteger su flanco izquierdo. El flanco izquierdo del Partido Socialista es hoy el campo más abierto de la política española. Existen las “condiciones objetivas” para un Frente Amplio a la izquierda del PSOE con posibilidades de alcanzar el 20% de los votos. Este es el problema más serio de Sagasta: debe ofrecerse como estabilizador del cuadro vigente y a la vez debe aproximarse a la sentimentalidad de izquierda sociológica que ha dejado de creer en el actual sistema de partidos.

A Rubalcaba hay que reconocerle valentía en la cuestión catalana. “El problema es muy serio y debemos abrir la Constitución”. Crítica a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y propuesta federalista. Con la que está cayendo, no es poco. Sagasta podía haber pasado de largo de la incómoda estación catalana. Especialmente después de haber encajado la noticia del día, pocos minutos antes de subir a la tribuna.

La noticia del día: la declaración de Pere Navarro, primer secretario del PSC, pidiendo la abdicación del Rey Juan Carlos, para dar paso al príncipe Felipe. El banco socialista ha quedado perplejo. De piedra. Irritado. Este punto no figura en el programa de Sagasta. Curiosa y enigmática estrategia del PSC. ¿Frikismo o maquiavelismo? Singular momento el de Catalunya.

Carme Chacón, principal figura parlamentaria del PSC en Madrid, ha evitado aplaudir a Rubalcaba. Ha reaparecido al cabo de unos minutos en el hemiciclo con un vaso de agua. Una pregunta es del todo inevitable: ¿Conocía Chacón las declaraciones que iba a efectuar Navarro, su jefe de filas, el día en que Rubalcaba se jugaba la credibilidad en el Parlamento?

(A las 20:15, un portavoz del PSC me llama y declara que Chacón no conocía previamente las declaraciones de Navarro.)

España es hoy un lugar agitado y detrás de los cortinajes empieza a haber mucho movimiento.

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