SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Una victoria clara empañada por la corrupción

DESPUÉS de su primer Debate del estado de la Nación, Mariano Rajoy abandonó ayer el Congreso con un mensaje optimista: «Sí, hay vida después de la crisis». El presidente del Gobierno, en efecto, salió victorioso del mano a mano frente al líder de la oposición, como adelantó la inmensa mayoría de los analistas y como confirma la encuesta de Sigma Dos que hoy publicamos. Rajoy ganó por una diferencia de 15 puntos: el 36,6% de los encuestados le considera vencedor, frente a un 21,7% que se inclina por el líder socialista. Una distancia poco habitual en los recientes debates del estado de la Nación y superior a la que logró Rajoy desde la oposición en 2011 frente al Zapatero que atravesaba sus horas más bajas. Es verdad que no son situaciones equivalentes, pero no es menos cierto que la comparación debería haber perjudicado a Rajoy, el presidente que en un año de mandato ha caído en picado en los sondeos más que ninguno de sus antecesores en el mismo periodo. Frente al brutal desgaste sufrido por el PP, el líder de la oposición debería haber subido a la tribuna lozano y flamante, dispuesto a reforzarse ante los suyos. Sucedió todo lo contrario y Rubalcaba no convenció siquiera a la mayoría de los votantes socialistas. Sólo el 39,2% se declaran conformes con su papel en el Debate. El presidente del Gobierno salió, pues, confortado ante los suyos y concluyó el Debate subrayando la estabilidad parlamentaria de su mayoría absoluta. Su alivio político, sin embargo, puede no tener demasiado recorrido habida cuenta de que el frente de la corrupción sigue abierto, sin que durante el Debate Rajoy haya sido capaz de cerrarlo dando explicaciones satisfactorias sobre los asuntos que afectan al PP. Las medidas anunciadas contra la corrupción, siendo positivas, quedaron sepultadas por la negativa del presidente a aclarar ante la Cámara algunos aspectos oscuros del caso Bárcenas. Todos y cada uno de los portavoces de la oposición -con singular virulencia los del PNV y Grupo Mixto- reclamaron de Rajoy una condena explícita del comportamiento del ex tesorero y del recientemente despedido Jesús Sepúlveda, imputado en la trama Gürtel. Rajoy se escabulló de las muchas preguntas que se le formularon y parece que se inclina por no demandar judicialmente a Bárcenas, como ha hecho su secretaria general. Es una equivocación que alimenta la sospecha de que el ex tesorero tiene en sus manos la posibilidad de hacerle daño. A eso obedece el hecho de que, como adelantó Crónica y ha confirmado la Udef, Bárcenas manifestó ante notario en noviembre de 2012 que llevaba una contabilidad específica de los donantes y perceptores de fondos del PP. Igualmente extraño resultó el silencio del presidente ante los duros ataques lanzados desde la tribuna de oradores contra la Monarquía por parte del portavoz nacionalista vasco. El PNV ha dejado en el olvido el soberanismo para pedir la reinvención de la Corona. Tampoco hizo Rajoy una reivindicación del papel de la Monarquía ante las descarnadas palabras sobre Urdangarin de Amaiur o el diputado de Compromís, que merecían una severa réplica

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