Música

Rodrigo y Gabriela: Los mariachis del Olimpo

Reconocidos internacionalmente en Europa, Japón, Iberoamérica y los EEUU, esta pareja de guitarristas mexicanos sigue siendo desconocida en nuestro paí­s. La primera vez que uno escucha a Rodrigo y Gabriela, si no los conoce, puede creer que son varios guitarristas sonando a la vez acompañados de una banda de percusionistas.

Sin embargo, Rodrigo y Gabriela tocan solos exceto en algunos temas como Capitan Casanova (acompañados de violinistas). Les basta sus electroacústicas clásicas, a las que rara vez añaden efectos de ningún tipo, para tocar su música al tiempo que se sirven de la misma caja de sus guitarras para crear ritmos trepidantes que muchas veces son capaces -inexplicablemente- de proferir sin que ello les impida seguir marcando acordes. Originarios de México pero formados en Dublin, Rodrigo y Gabriela tienen una música difícil de definir. Ellos la describen como una fusión con ritmos y armonías latinas imbuidas en una estructura rock. “Sin improvisación, un fan siempre quiere escuchar el mismo sólo” sostiene Rodrigo. Sus influencias incluyen a Lez Zeppelin, Hendrix y por su puesto a Metallica. Sus versiones de Stairway to heaven y temas de Metallica como One u Orion parecen incompatibles con sus temas originales, que a cualquiera recordaría a ritmos andinos y al folklore hispano, sin embargo, las guitarras de Rodrigo y Gabriela pueden conectar varios mundos a la vez. Pero el auténtico poder de Rodrigo y Gabriela se basa en cientos de horas de ensayo en común. Tocar juntos fue algo que decidieron antes de viajar a Irlanda, en busca de un lugar lo más diferente de México posible. Pactaron que nunca aceptarían ningún trabajo: “sólo tocar la guitarra”. Tocando en la calle y en bodas y bautizos llegaron a costearse con “montones de monedas de las antiguas pesetas” la entrada en Barcelona del concierto de Paco de Lucía. La combinación matemática de sus dedos hace que el sonido se multiplique y cobre vida propia. En sus temas rápidos pueden enloquecer al público que jadea pidiéndoles -sin creerse- que puedan darle otra vuelta de tuerca más y volver a acelerar. Tanto en sus temas originales como en sus versiones, cada nota de la guitarra de Rodrigo o de Gabriela ha sido ensayada hasta situarse en el lugar perfecto. La compenetración de sus guitarras genera un sonido cambiante durante cada tema que obliga al oyente a reescuchar incesantemente su música sin llegar nunca a poder memorizarlani a creérsela.

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