Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hechos públicos esta semana, la facturación de la industria cayó un 21,7% en 2009 respecto al año 2008 y las entradas de pedidos en un 22,1%. Esto demuestra que la industria es ya, junto a la construcción, uno de los sectores más afectados por la crisis económica. Y refleja nítidamente que la intensidad de la crisis ha causado un significativo retroceso en la riqueza generada por España a lo largo de un año, es decir, del PIB. Porque caemos desde la posición nominal de «novena potencia económica del mundo», basada en la burbuja inmobiliaria y para riqueza de pocos, en «caída libre» hasta el lugar que corresponda por peso económico, político y militar, y que anuncia pobreza de muchos.
Este es el segundo año consecutivo en el que la facturación y los edidos de la industria disminuyen sensiblemente. Pero las caídas en 2009 han sido muy superiores a las registradas en 2008. Es una demostración más de que el modelo económico del “ladrillo” y el turismo, basado en un gigantesco endeudamiento exterior de los bancos, las cajas y las grandes empresas monopolistas, sólo ha generado verdadera riqueza para ellos pero no ha conllevado una equivalente inversión productiva que creara las condiciones para un desarrollo económico y social en beneficio de la mayoría de los ciudadanos españoles; y permitiera enfrentar la crisis con las mejores garantías. Ahora con una crisis que han descargado sobre nosotros y que ya ha hecho retroceder la riqueza de los españoles a los niveles de 2006 y que lleva camino de llegar a convertirse en una pérdida del 30%, sólo se puede remediar esta cruda realidad y dura perspectiva si se inicia un cambio radical de nuestro modelo económico procediendo a tomar medidas políticas de ahorro drástico y a realizar un esfuerzo financiero de inversión productiva.