Recesión en curso

«No solo es el más grave, sino también el más desmoralizador y, sobre todo, el mal para el que no se conocen soluciones razonables a medio plazo. El paro registrado en septiembre ha mostrado su peor cara: durante el mes pasado aumentó en casi 96.000 personas, el peor septiembre de la historia laboral, mientras que las cotizaciones a la Seguridad Social sufrieron una caí­da casi catastrófica de casi 65.000 cotizantes. La pretensión del Gobierno de crear 100.000 empleos este año ha fracasado.»

Con este nivel de desemleo es inevitable calcular que el crecimiento económico va a pasar en breve plazo, desde la fase de casi estancamiento vivida en los dos últimos trimestres, a otra en que puede asomar un riesgo cierto de nueva recesión. El empleo es fundamental para recuperar expectativas de demanda interna y, por tanto, de crecimiento. Si no se produce en los próximos meses algún atisbo de repunte de la inversión y el consumo, la recesión pasará a convertirse en una desagradable realidad, con los efectos probables de pauperización que acarreará una nueva contracción de la economía sobre una sociedad que se aproxima ya a los cinco millones de parados. (EL PAÍS) CINCO DÍAS.- La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, aseguró ayer que tras las elecciones se deberá estudiar si los desempleados deben mantener el actual nivel de cobertura. Cospedal se refirió tanto al importe de la prestación como al tiempo en el que los desempleados tienen derecho a cobrar el paro. “Hay trabajadores que tienen una cobertura absoluta y otros que no tienen nada”. Bajo esa premisa, la secretaria general del PP sugirió que su partido, en caso de ganar las elecciones, modificará el importe y la extensión de las prestaciones por desempleo. PÚBLICO.- Los tres máximos directivos de Novacaixagalicia se llevan 23 millones de euros de indemnización como premio por hundir la caja. Salen de sus despachos tan campantes, esquivando un agujero que ya nos ha costado 2.465 millones de euros: mil millones más de lo que se ahorró al congelar las pensiones. ¿A qué espera la Fiscalía para actuar en el caso? ¿Dónde estaba mirando mientras tanto el gobernador del Banco de España, siempre tan preocupado por la moderación salarial y por abaratar el coste del despido? LA VANGUARDIA.- La crisis de liquidez bancaria de los últimos meses, la otra cara de la crisis de la deuda, se ha cobrado la primera víctima sistémica: Dexia. Los gobiernos de Francia y Bélgica, sus accionistas, han tenido que acudir en ayuda del banco asegurando créditos y depósitos. Como en el caso irlandés, el riesgo se ha transferido a los Estados, a los ciudadanos, pero no ha desaparecido. El caso de Dexia es el aviso más serio, entre muchos otros importantes, sobre la gravedad de la crisis en la eurozona y sus potenciales efectos devastadores sobre la banca. Su caída ratifica a quienes creen que el sector está infracapitalizado y que las pruebas de solvencia de julio eran sólo un escaparate. Asumido que Grecia está en bancarrota, lo más práctico es asumir las consecuencias cuanto antes mejor. Editorial. El País Recesión en curso Después de tres años de crisis financiera y una recesión mal curada, el desempleo se ha convertido en un problema alarmante para la sociedad española. No solo es el más grave, sino también el más desmoralizador y, sobre todo, el mal para el que no se conocen soluciones razonables a medio plazo. El paro registrado en septiembre ha mostrado su peor cara: durante el mes pasado aumentó en casi 96.000 personas, el peor septiembre de la historia laboral, mientras que las cotizaciones a la Seguridad Social sufrieron una caída casi catastrófica de casi 65.000 cotizantes. Es evidente que las explicaciones oficiales de esta explosión del paro (recortes de inversión y empleo público en las comunidades autónomas) o las que hacen hincapié en la creación excepcional de contratación temporal en julio en el sector servicios durante el verano, no suponen un consuelo para la ciudadanía; antes bien, adelantan que la situación laboral irá a peor durante los próximos meses. La pretensión del Gobierno de crear 100.000 empleos este año ha fracasado. Con este nivel de desempleo es inevitable calcular que el crecimiento económico va a pasar en breve plazo, desde la fase de casi estancamiento vivida en los dos últimos trimestres, a otra en que puede asomar un riesgo cierto de nueva recesión. El empleo es fundamental para recuperar expectativas de demanda interna y, por tanto, de crecimiento. No es posible sostener la esperanza de recuperación solamente en la aportación de la demanda externa; por tanto, si no se produce en los próximos meses algún atisbo de repunte de la inversión y el consumo, la recesión pasará a convertirse en una desagradable realidad, con los efectos probables de pauperización que acarreará una nueva contracción de la economía sobre una sociedad que se aproxima ya a los cinco millones de parados. La vertiente del coste del desempleo es otro factor que comprime las opciones de crecimiento. Equivale al 3% del PIB y, como derecho reconocido según las leyes vigentes, su pago no se puede ni se debe evitar. Cualquier recorte de las prestaciones se entendería como una demostración de injusticia social punible en las urnas. Y si alguien la sugiere (como acaba de hacer la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal), debería también explicar cuál es el coste de los recortes en cuanto al mantenimiento de la cohesión social y de la demanda interna. No hay fórmulas rápidas para crear empleo; cualquier promesa política que presuma de disponer de una es un fraude. Pero sí son posibles las acciones de estímulo, aunque sus efectos no se aprecien a corto plazo. En primera instancia, con los incentivos al aumento del consumo y la inversión que se puedan financiar; también con premios fiscales selectivos a la contratación y con una reforma laboral algo más profunda que la patrocinada por el Gobierno actual para que favorezca la creación de empleo desde el primer atisbo de recuperación. EL PAÍS. 5-10-2011 Paro. Cinco Días El PP abre la puerta a una reforma de la cobertura por desempleo J. Viñas La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, aseguró ayer que tras las elecciones se deberá estudiar si los desempleados deben mantener el actual nivel de cobertura. Cospedal se refirió tanto al importe de la prestación como al tiempo en el que los desempleados tienen derecho a cobrar el paro. “Hay trabajadores que tienen una cobertura absoluta y otros que no tienen nada”. Bajo esa premisa, la secretaria general del PP sugirió que su partido, en caso de ganar las elecciones, modificará el importe y la extensión de las prestaciones por desempleo. "Habrá que ver hasta qué punto los desempleados tienen que mantener la cobertura actual o solo una parte", señaló en una entrevista en Antena 3. Actualmente, los parados pueden recibir la prestación por desempleo durante, como máximo, dos años siempre y cuando hayan cotizado como mínimo seis años. La cuantía de la cobertura se determina en función de los pagos a la Seguridad Social. En cualquier caso, las palabras de Cospedal suponen una novedad entre las medidas planteadas por el PP. El principal grupo de la oposición nunca hasta ayer había propuesto rebajar la cobertura por desempleo. Aunque, eso sí, ha defendido con ahínco la necesidad de abordar una nueva reforma del mercado de trabajo. "No podemos tener el sistema laboral más rígido de Europa", señaló Cospedal, que abogó por incrementar la flexibilidad. La campaña de Mariano Rajoy gira en torno al empleo, el problema que más preocupa a los españoles. Génova propugna un giro legislativo que incentive el trabajo indefinido frente al temporal. Para el PP, la clave es promover la iniciativa privada y ayudar a las empresas que son, como apunta el portavoz económico, Cristóbal Montoro, "quienes sacarán a España de la crisis". En este sentido, el PP propone aplicar una rebaja en las cotizaciones sociales de los nuevos contratos indefinidos. En la misma línea, Rajoy prometió el pasado fin de semana una ayuda de 3.000 euros a los autónomos que contraten por primera vez. Salarios e inflación En el debate de la reforma de la negociación colectiva, el PP se ha alineado con las posturas de la patronal CEOE, que reclama que los salarios no se liguen a la inflación. Durante la legislatura que agoniza, el partido de Mariano Rajoy ya sugirió desvincular salarios y precios. En este sentido, el diputado Álvaro Nadal señaló que las revisiones salariales deberían tener en cuenta el número de desempleados. Cristóbal Montoro -que ayer fue propuesto por el comité electoral del PP de Sevilla como cabeza de lista para esa provincia- asegura que si, finalmente, Rajoy se convierte en el nuevo inquilino de La Moncloa, el Gobierno promoverá un reforma de la negociación colectiva para priorizar los convenios de empresa frente a los territoriales y sectoriales". Por otro lado, Génova defiende que todas las medidas fiscales que propone tienen como objetivo la creación de empleo. En este sentido, Rajoy promete rebajar del 25% al 20% el impuestos sobre sociedades para pymes. En palabras de Cospedal, "la pequeña y mediana empresa española paga demasiados impuestos, lo que deteriora su competitividad". Entre los recortes y las reformas Los dirigentes del Partido Popular rechazan el término recortes para explicar los ajustes en sanidad y educación que se han aprobado en comunidades como Madrid o Castilla-La Mancha. "No hay que hacer recortes, pero sí reformar, lo hicimos en el 96 y lo podemos volver a repetir", señaló el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, Esteban González Pons. En la misma línea, María Dolores de Cospedal asegura que su partido no va a traspasar la "la línea roja que garantiza una sanidad pública, universal y gratuita". Sin embargo, tanto el PSOE como los sindicatos acusan al PP de promover el deterioro de los servicios públicos básicos. Acerca de los ajustes en sanidad y educación, la secretaria general del PP argumenta que son necesarios cambios en la gestión y administración de los servicios para hacer viable el Estado de bienestar. Además, señaló que el PP ni propone ni incluirá en su programa electoral el copago sanitario. "La sanidad la pagamos todos los españoles con nuestros impuestos", indicó. CINCO DÍAS. 5-10-2011 Opinión. Público Millonarios con la caja de todos J. I. Escolar Los tres máximos directivos de Novacaixagalicia se llevan 23 millones de euros de indemnización como premio por hundir la caja. Salen de sus despachos tan campantes, esquivando un agujero que ya nos ha costado 2.465 millones de euros: mil millones más de lo que se ahorró al congelar las pensiones. Comparado con el estropicio, su parte se queda en nada: es apenas el 1% del destrozo que nos dejan. ¿A qué espera la Fiscalía para actuar en el caso? ¿Dónde estaba mirando mientras tanto el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, siempre tan preocupado por la moderación salarial y por abaratar el coste del despido? Sin embargo, el escándalo no está sólo en la irresponsabilidad de unos directivos que siempre ganan, incluso cuando su gestión quiebra la caja. También en estos indecentes salarios en unos bancos semipúblicos, con presidentes nombrados a dedo por los gobiernos autonómicos, y cuyas pérdidas estamos ahora pagando entre todos. El ex director general de Novacaixagalicia se lleva 10,8 millones de indemnización: una persona con el sueldo medio en España (21.500 euros al año) tendría que trabajar cinco siglos para cobrar ese dinero; con el sueldo del presidente del Gobierno (78.185 euros) harían falta 138 años de trabajo. Sin embargo, esta indemnización es de lo más normal cuando se compara con las retribuciones del resto de los directivos de las cajas. Entre los tres máximos responsables de Bankia, incluido Rodrigo Rato, se pueden llevar en un año 10,15 millones entre fijo y variable, a pesar de que Bankia también se ha acogido a las ayudas públicas del FROB. ¿Es ético que el mismo Estado que recorta los servicios sociales más básicos financie estos sueldos exorbitantes? PÚBLICO. 5-10-2011 Opinión. La Vanguardia Todos contaminados Manel Pérez El guión se desarrolla según lo previsto. La radiación de la crisis griega ha alcanzado ya a la economía real y a las finanzas de la eurozona. En España, el paro registrado divulgado ayer, malísimo, corrobora el negro presagio de que la economía está detenida. Y con eso sabemos que el desempleo será más alto, ¡aún más!, de lo previsto por el Gobierno. Tampoco se cumplirán ni las previsiones de crecimiento ni el objetivo de déficit. Y, por lo tanto, ya nos podemos preparar para los próximos ataques contra la deuda española cuando se oficialice esta triste realidad; antes, si los mercados buscan nuevos objetivos. El consuelo, si tal cosa es posible, reside en que en esa dinámica están también, en mayor o menor medida, Italia, Francia, Alemania…, el conjunto de la eurozona. Las orejas de lobo de una segunda recesión asoman, amenazadoras, por la esquina. ¿Es la torna de la indiscriminada política de austeridad dictada en toda la eurozona por el Gobierno germano y rigurosamente ejecutada por el Banco Central Europeo (BCE)? Si es así, los sufridos miembros de la moneda común pueden acabar atrapados en la dinámica griega, menos crecimiento y más deuda. Aplastados en una espiral de culpabilidad, para purgar los excesos del pasado, deflacionista. En el ámbito financiero, la dinámica es parecida. La crisis de liquidez bancaria de los últimos meses, la otra cara de la crisis de la deuda, se ha cobrado la primera víctima sistémica: Dexia. Los gobiernos de Francia y Bélgica, sus accionistas, han tenido que acudir en ayuda del banco asegurando créditos y depósitos. Como en el caso irlandés, el riesgo se ha transferido a los Estados, a los ciudadanos, pero no ha desaparecido. Es como la energía, ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. El caso de Dexia es el aviso más serio, entre muchos otros importantes, sobre la gravedad de la crisis en la eurozona y sus potenciales efectos devastadores sobre la banca. Su caída ratifica a quienes creen que el sector está infracapitalizado y que las pruebas de solvencia de julio eran sólo un escaparate. Asumido que Grecia está en bancarrota, lo más práctico es asumir las consecuencias cuanto antes mejor. LA VANGUARDIA. 5-10-2011

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