Las relaciones entre Cuba y Rusia fueron distantes tras el derrumbe de la Unión Soviética a inicios de los años 90
El jefe del Estado cubano, Raúl Castro, efectuará una visita oficial a Rusia del 28 de enero al 4 de febrero, anunció este lunes el Kremlin en un comunicado.El ministerio ruso de Relaciones Exteriores indicó la semana asada que la visita de Castro es fruto de una invitación realizada por el presidente ruso, Dimitri Medvedev, durante su estadía en Cuba, en noviembre de 2008, al término de la gira que realizó por América Latina.La nota oficial añade que durante la visita de Raúl Castro a Moscú se espera la firma de varios acuerdos de cooperación.Se espera que Raúl Castro, se reúna en Moscú tanto con el jefe de Estado ruso, Medvédev, como con el ex presidente y actual primer ministro Vladímir Putin.Un acuerdo intergubernamental suscrito el pasado viernes contempla que varias empresas rusas ayudarán a la estatal cubana Cubapetróleo en labores de prospección, refinamiento y otros aspectos de la industria petrolera en la isla.El memorándum de entendimiento pide la cooperación en actividades que van «desde el trabajo geológico hasta las perforaciones, refinamiento y ventas» de petróleo, dijo el viceprimer ministro Igor Sechin.Medvédev dijo a medios oficiales de ambos países que para él resultó muy interesante la entrevista que tuvo con el ex presidente Fidel Castro, quien a su vez divulgó el viernes un artículo en el que asegura que Rusia, China y Venezuela son los «pilares» para los negocios de la isla frente al bloqueo estadounidense.»No ha sido un mero viaje de conocimiento, sino fruto de una seria decisión geopolítica: Rusia desarrollará sus relaciones con América Latina y los países del Caribe», subrayó el presidente ruso al cerrar su gira en la Habana.Las relaciones entre Cuba y Rusia fueron distantes tras el derrumbe de la Unión Soviética a inicios de los años 90 y mejoraron con una visita del ex presidente ruso Vladimir Putin a la isla en 2000. Pero un año después la decisión de Putin de cerrar una base de espionaje en Lourdes, al sur de La Habana, dio lugar a un nuevo enfriamiento en las relaciones que duró hasta 2007, cuando Moscú volvió a interesarse por América Latina.