Cómic

Ralf Kí¶nig, homosexualidad y humor para todos los públicos

Ralf Kí¶nig ha publicado recientemente en España su último álbum de relatos cortos, titulado «Poppers». Un excusa perfecta para hacer un repaso a la obra de un autor que hace tiempo que rompió las barreras del reducido mercado dirigido a los gays, y extiende sus cómicas representaciones de las relaciones homosexuales entre todo tipo de públicos, que disfrutan de su obra sin prejuicios.

Lo cierto es que el éxito de König a rincipios de los 90 no dejaba de ser sorprendente, incluso para el propio autor. Sus primeras historietas eran de un elevado contenido sexual, rozaban lo escatológico y no existía ningún tipo de auto-censura. Sin embargo, relatos como El Condón Asesino, Huevos de Toro o El Hombre Deseado, consiguieron un éxito sin precedentes por sus elevadas dosis de humor inteligente y desvergonzado, que divertía a lectores de cualquier orientación sexual. El propio König llegó a confesar en alguna entrevista que el sólo escribía cómics para gays y que en un principio hasta le molestaba que le gustaran a los heteros.Lo que no se le puede negar a König es su calidad, que la tiene y mucha. Domina el humor, pero también la tragedia y la ternura, y muestra el mundo homosexual con una sencillez casi conmovedora. Recogiendo el estilo de los mejores dibujantes humorísticos, cuenta con personajes fijos de aparición periódica, que le sirven para desarrollar historias cotidianas de pareja, como son Conrad y Paul. Aunque también ha hecho meritorias incursiones paródicas en otro tipo de géneros, como el policiaco, el pornográfico, e incluso el histórico.El reconocimiento ha hecho que varias de sus obras hayan sido llevadas al cine, cosechando un gran éxito en su país. Aunque la realmente sorprendente fue la adaptación española de su álbum histórico Lisístrata, película que protagonizaron Maribel Verdú y Juan Luis Galiardo, en la que las mujeres de la antigua Grecia hacen una huelga de sexo para obligar a los hombres a acabar con la guerra de Troya.El secreto de su éxito quizá sea, además de su innegable profesionalidad y dominio de las situaciones humorísticas, la brillante autoparodia de la que hace gala König. Sus gays son en ocasiones ridiculizados o hábilmente tipificados y encasillados, de la misma manera que los heterosexuales, todos partícipes de esa sátira que es extendida al conjunto de la sociedad.

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