Quedan sólo quince días para evitar la repetición de elecciones. ¿Está todo perdido? ¿Hay algún margen para negociar un gobierno con suficientes apoyos en el Congreso?
Quedan sólo quince días para evitar la repetición de elecciones. ¿Está todo perdido? ¿Hay algún margen para negociar un gobierno con suficientes apoyos en el Congreso?
Los responsables de los partidos consultados responden con escepticismo. Todo apunta a que los ciudadanos -un poco hartos de lo que ha ocurrido desde el 20 de diciembre- serán llamados a las urnas el próximo 26 de junio. Con lo que España habría cumplido más de un año de continua agitación electoral: municipales y autonómicas, catalanas, generales y otra vez generales. Y luego el postre otoñal: País Vasco y Galicia.
Pero que haya pocas posibilidades de formar gobierno no significa que las próximas dos semanas vayan a ser aburridas desde el punto de vista político.
Lo más relevante es qué hará Mariano Rajoy después de que las bases de Podemos voten por abrumadora mayoría en contra de apoyar un gobierno PSOE-Ciudadanos. Ese es el plazo que se ha marcado el propio presidente en funciones para dar el paso adelante y convocar una reunión con el líder de la oposición, Pedro Sánchez. Eso nos lleva al 18 de abril.
Ahora bien, ¿se conformará el presidente con la foto y la repetición de su genérica oferta de cinco grandes ejes? Según fuentes solventes, Rajoy acudirá al encuentro con Sánchez con una «oferta muy detallada», con puntos concretos que incluirán la modificación del actual sistema de financiación autonómica; y, más importante aún, propuestas de reforma constitucional y de la ley electoral. También se incluirá una agenda de regeneración democrática y algunos cambios en política económica.
Rajoy propondrá a Sánchez la formación de un gobierno de gran coalición (con o sin Ciudadanos) en el que el propio líder socialista ocuparía una vicepresidencia.
Según las mismas fuentes, «aunque al PP le interese la repetición de elecciones, ya que sería el partido más beneficiado, según todas las encuestas, Rajoy quiere dejar claro que tiene voluntad real de evitarlas y de formar un gobierno sobre bases programáticas».
Lo que persigue el presidente es aparecer ante la opinión pública en los días finales de abril como el hombre que lo intentó todo para formar un gobierno con suficiente apoyo parlamentario, rompiendo esa imagen de político pasivo encerrado en su rincón, que tanto han criticado tanto el PSOE como Ciudadanos.
Será un golpe de efecto, sin duda. Y el PSOE tendrá que justificar con algo más que propaganda su negativa a aceptar la negociación si no quiere que una parte de sus votantes vean a Sánchez como al perro del hortelano.
Eso es lo que, en estos momentos se cuece en Moncloa. Pero, ¿qué ocurre en la calle Ferraz?
En primer lugar, el equipo de Sánchez ha montado una operación de control de daños tras el fiasco de la reunión del jueves con Ciudadanos y Podemos. El objetivo es que Pablo Iglesias aparezca como el «culpable» de que no se haya podido conformar un «gobierno de cambio».
Antonio Hernando hizo los deberes y, como prometió, tras leerse los 20 puntos de la propuesta de Podemos, entregó ayer a Podemos y a los medios una contraoferta en la que hay un alto grado de coincidencia en algunas de las iniciativas. Claro que, en los aspectos fundamentales (gobierno y derecho a decidir), no hay consenso. Por su parte, Oscar López se encargó de poner el acento en la responsabilidad de Iglesias en el fracaso de una iniciativa que sólo unos pocos no preveían.Ahora bien, después de esta primera fase de elusión de culpas para atacar al otro, ¿qué hará Ferraz?
En la sede del PSOE son conscientes de lo delicado del momento. Susana Díaz está encantada con la convocatoria de nuevas elecciones porque cree que su partido volverá a tener un mal resultado y, entonces, Sánchez no tendrá más remedio que dimitir y cederle el poder sin combate en un próximo Congreso.
Algunas fuentes no descartan que Sánchez haga un último intento y planteé una oferta de último minuto a Iglesias. Una oferta que el líder de Podemos no pueda rechazar.