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Rajoy debe enfrentarse a la banca

El columnista del Wall Street Journal, Simon Nixon, considera en su último artículo de opinión que, en los círculos financieros internacionales, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, «tiene gran parte de la responsabilidad» de la posición peligrosa en la que se encuentra en estos momentos España. Al fin y al cabo, indica Nixon, antes de haber sido elegido con una abrumadora mayoría, Rajoy y su equipo han contado con mucho tiempo en la oposición para trabajar en su agenda económica, que en sus primeros seis meses ha sido considerada por algunos como «chapucera», señala.

Sus soluciones a la crisis «han sido muy tímidas», lo que ha socavado la credibilidad de su gobierno. Su estrategia política también parece falta de juicio tras retrasar su presupuesto hasta después de las elecciones regionales, «que su partido perdió», indica el WSJ.

Además el rotativo pone de manifiesto la frustración de Berlín y Bruselas tras la decisión unilateral del Gobierno de romper las normas de la zona euro sobre los objetivos de déficit y posicionarse del lado de Francia e Italia contra Alemania sobre las medidas de lucha contra la crisis.

Tras la petición de ayuda para recapitalizar a la banca, Moncloa opera bajo un completo programa impuesto por la zona euro, aunque éste tiene como objetivo garantizar que España conserve su acceso a los mercados de bonos, en lugar de ser forzados a aceptar un rescate completo.

Esta es una distinción importante – y no sólo «por razones del orgullo español» sino porque un rescate completo degradaría la calificación de España de crédito hasta la categoría de basura. Esto tendría importantes efectos en cadena: los bancos españoles permanecerían excluidos de los mercados, independientemente de cualquier plan de recapitalización, el gran mercado de bonos corporativos español sufriría rebajas, lo que elevaría los costes de endeudamiento para las empresas españolas.

Simon Nixon se pregunta si las últimas reformas y ajustes del Gobierno van lo suficientemente lejos y se lamenta de que la respuesta es negativa. «Es cierto que las medidas fiscales parecen creíbles», reconoce pero plantean «nuevas preocupaciones sobre el crecimiento a corto plazo», apunta. Aún así, desde su punto de vista «el gran problema de España siguen siendo sus bancos».

Según Nixon, la omisión más importante del préstamo a la banca española y sus condiciones es imponer un objetivo que reduzca la relación entre los préstamos y los depósitos, «una característica importante de los acuerdos de rescate de Irlanda y Portugal».

Madrid argumenta que esto obligaría a los bancos a desapalancarse aún más rápido, algo que tendría un mayor impacto sobre la economía, aún así, para el WSJ esta idea «no es necesariamente cierta» ya que el plan de rescate a la banca española ya contiene la idea de crear un «banco malo»: una nueva propiedad del gobierno para gestionar los activos inmobiliarios de los bancos que no puedan cumplir con los nuevos requisitos de capital.

Fundamentalmente, el banco malo será capaz de emitir bonos que pueden ser utilizados como garantía para acceder a las ayudas del Banco Central Europeo, una forma implícita de financiación al soberano. Según Nixon, «Madrid debería ampliar el mandato de este banco malo para que también pueda compra activos buenos de los bancos que no puedan cumplir los objetivos del ratio préstamo-depósito algo que reduciría rápidamente «la brecha de financiación del sistema bancario».

Pero «¿por qué ha resistido a Madrid este enfoque?», se pregunta el columnista. Una teoría es que Rajoy se ha sometido a las presiones de los bancos cotizados españoles, que durante mucho tiempo han justificado que el problema se debe únicamente a la falta de capital por parte de las cajas de ahorros.

Sin embargo, el WSJ cita al BBVA como ejemplo de banco que tiene una relación préstamo-depósito desorbitada, al alcanzar el 204 por ciento, con exclusión de los acuerdos de recompra y los depósitos del sector público.

«Irónicamente, algunos de los más duros críticos de Rajoy se encuentran entre la élite financiera de España», asegura Nixon pero, sin embargo, «la voluntad Rajoy de querer proteger a estas instituciones de las reformas ha socavado en gran parte su credibilidad». Es por ello que determina que «si Rajoy quiere salvar su orgullo y salvar a España de un rescate completo, tiene que hacer frente a estos bancos».

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