El acuerdo hallado por Albert Rivera y Pedro Sánchez para investir al líder del PSOE presidente del Gobierno el próximo día 5 de marzo, es de todo punto inviable porque entre ambos sólo suman 130 escaños y les faltan 46. Así se lo han recordado Mariano Rajoy y Pablo Iglesias que a su vez anuncian que votarán en contra de ese pacto.
Entonces ¿a dónde va Pedro Sánchez con tan liviano equipaje? No se sabe, y puede que no lo sepa ni él mismo, ante el estupor de su partido donde se guarda un llamativo silencio por esa travesía sin rumbo fijo a la que los lleva Sánchez, después de haber dicho al rey Felipe VI que él estaba en condiciones de sacar adelante la investidura. Y por ello fue encargado por el monarca de negociar un pacto de gobierno para luego someterse a la votación.Sánchez sabe que al día de hoy su investidura es imposible y se agarra a Ciudadanos como mal menor para decir que lo ha intentado y sobre todo para, en su discurso de investidura -para el que se ha reservado en exclusiva la tarde televisiva del 1 de marzo- decirle a Rajoy que si el PP fue el partido más votado (7.200.000 votos) y con más escaños (123) en los comicios del 20-D, en la investidura PSOE y Ciudadanos representan a 9.000.000 de votantes y cuentan con 130 escaños, y por ello piden al PP y Podemos que le dejen gobernar, al menos ofreciendo su abstención.
Un pobre argumento el de Sánchez si va con esos mimbres escasos a la investidura, porque Rajoy le dirá que ha perdido las elecciones y que ha fracasado en la investidura, lo que cierto será, y se tiene que marchar.De la misma manera que Pablo Iglesias acusará a Sánchez de no haber querido un pacto de izquierdas con Podemos y aliados (IU, Compromís y puede que PNV), que en ese caso sumaría 167 escaños y que también son insuficientes. Salvo que ERC y DiL les concedan la abstención, lo que implica que el PSOE acepte el referéndum de autodeterminación de Cataluña y esa es una línea roja infranqueable del Comité Federal del PSOE.
Lo llamativo de la fuga hacia la investidura imposible de Pedro Sánchez es que todo esto se sabía antes de ofrecerse al Rey como candidato a formar un Gobierno para el que no tenía los apoyos suficientes. Ni antes ni ahora, ni con Ciudadanos, ni con Podemos, que además son incompatibles entre sí. Entonces ¿por qué se lanzó Sánchez de tan temeraria manera a esa piscina sin agua desde el trampolín olímpico de los 10 metros? No se sabe, pero puede que para intentar reforzar su liderazgo en el PSOE de cara a unas elecciones anticipadas con fecha de 26 de junio y poco más.
Y de paso para decirle a Rajoy que él ha logrado 130 escaños -puede que 131 con Coalición Canaria- pero que él y el PP no pasarán de 123, y por lo tanto el Presidente de los populares no estará en condiciones de presentar su candidatura a la investidura para quedar en una posición peor que la de Sánchez.
¿Qué puede ocurrir si se estrella Sánchez? Pues puede ocurrir que en su partido le pidan que dé un paso hacia atrás, después del fracaso en las elecciones y en la investidura. Y que, una vez retirado, en el PP le pidan a Rajoy que haga lo mismo -una vez que vio pasar el cadáver político de Sánchez, como vio el de Artur Mas- y decida dar otro paso atrás. Y en ese momento podría articularse un pacto de gobierno PP, PSOE, C’s, sin Sánchez ni Rajoy. Antes incluso de que se convoquen otras elecciones el 3 de mayo.
En ese caso el acuerdo del PSOE con Ciudadanos podría servir de base para una posterior negociación de ambos con el PP. Pero de momento será flor de solo unos días. ‘Un teatro’ que no sirve para nada como ha dicho Iglesias o una pantomima con la que Sánchez engañó a Rivera como dice Rajoy.