Los indultos a los nueve dirigentes independentistas condenados tras el 1-O y la DUI monopolizan el debate político. Pero al valorarlos la mayoría de medios y analistas se fijan únicamente en la posición de los actores políticos: la arriesgada jugada del gobierno de Pedro Sánchez, la feroz oposición del PP, las diferencias entre la ERC de Junqueras y Junts, cuya principal referencia es Puigdemont…
Cuando se abordan de esta manera los indultos desaparecen dos cuestiones esenciales.
En primer lugar, el procés ha afectado a la estabilidad de España, la cuarta economía de la zona euro, y un país clave en la arquitectura de la UE, especialmente tras el Brexit, o en el despliegue militar norteamericano.
En segundo lugar, lo que suceda en la Cataluña ya “post procés”, desde los indultos, la “mesa de diálogo” entre el gobierno central y la Generalitat, no puede entenderse únicamente desde las disputas entre los gestores políticos. La clave está en la posición de quienes de verdad mandan, de las clases que ejercen su dominio en Cataluña.
¿Qué posición han manifestado ante los indultos los principales centros de poder presentes en Cataluña?
El oculto papel del capital extranjero en Cataluña
Cuando se habla de la geometría del poder en Cataluña pocas veces se menciona al capital extranjero. Sin embargo, su peso en la economía catalana es enorme. Cataluña compite con Madrid por encabezar los ránkings de recepción de la inversión extranjera en España. Ocupa un papel clave en la industria catalana, especialmente en el sector del automóvil. Grandes fondos norteamericanos han entrado en el accionariado de emblemas como La Caixa o Banco Sabadell, o son los principales socios de gigantes como Grifols. Y el capital extranjero sostiene la hipertrofiada deuda de la Generalitat, de casi 80.000 millones de euros, que se ha duplicado desde 2010.
Está significativamente concentrada: solo tres grandes potencias -EEUU, Alemania y Francia- concentran el 47% de la inversión foránea en Cataluña.
¿Qué tiene esto que ver con los indultos? Mucho. Muchísimo.
El principal interés del gran capital extranjero con intereses en Cataluña es maximizar el gigantesco negocio que se abre con el reparto de los 140.000 millones de fondos europeos, utilizándolos también para ejecutar el “programa de reformas”, es decir recortes, que se impone como condición para recibirlos.
Cataluña ocupa un papel importante en el despliegue de estos fondos europeos. Allí se ha desarrollado el primer PERTE, el consorcio público-privado para impulsar la fabricación de baterías eléctricas, con participación de Iberdrola, La Caixa y Volkswagen.
Sacudidas como las provocadas por el procés en 2017 no son ahora bien recibidas por el gran capital extranjero.
En una Europa convulsionada, la estabilidad española es un valor para grandes potencias como Alemania. Lo mismo sucede con EEUU, interesado en multiplicar el encuadramiento, especialmente en el terreno militar, de una España que albergará el próximo año la asamblea general de la OTAN.
Los representantes del capital extranjero, la oligarquía y la alta burguesía catalana apoyan “desinflamar” el conflicto catalán y concentrarse en explotar el botín de los fondos europeos
Estas son las razones de que los altavoces de los grandes centros de poder internacionales hayan respaldado la decisión de indultar a los presos del procés. El Financial Times, biblia del gran capital anglonorteamericano, llevó su apoyo a portada. Y los principales medios europeos se han pronunciado en el mismo sentido.
El plácet de la oligarquía y la gran burguesía catalana a los indultos
El Cercle d´Economia ha escenificado, en su reunión anual, un apoyo público a los indultos. Se trata de uno de los más selectos nódulos de la gran burguesía catalana. Creado en 1958 por destacados empresarios como Ferrer Salat, que presidirá la CEOE, y con un activa participación de los economistas catalanes, como Fabià Estapé o Sardà Dexeus, que diseñaron el Plan de Estabilidad, que abrió las puertas a la entrada del capital extranjero.
Pocas horas después, el presidente de Foment del Treball Nacional, la histórica patronal catalana, que desde finales del siglo XIX es uno de los grandes nódulos colectivos de la gran burguesía catalana, se pronunciaba también a favor de los indultos.
Lo mismo hacía Jordi Gual, ex presidente de Caixabank y actualmente vicepresidente del Cercle. La Caixa se ha convertido, tras absorber Bankia, en el primer banco en territorio español, con unos activos de 660.000 millones. Si le sumamos los que controla el Banco de Sabadell, los dos grandes bancos catalanes, incrustados en la oligarquía española, controlan activos por valor de casi un billón de euros.
Los más poderosos grupos de la alta burguesía catalana han conseguido ganar poder en España. No disponen de la proyección internacional que sí disfrutan Santander o Iberdrola, y obtienen la mayor parte de sus ganancias en el mercado español. No les interesa una “desconexión con España” y se han enfrentado al aventurerismo de las élites del procés.
Ahora, apuestan cerradamente y con la mayor notoriedad pública, por los indultos y por una negociación política que “desinflame el conflicto catalán”, que sobre todo es buena para sus negocios.
Pero también ha tomado posición la oligarquía española. Algunas de sus principales cabezas, como Ana Patricia Botín, del Santander, o el presidente de Telefónica, intervinieron en las jornadas del Cercle el día después de que su presidente apoyara sonora y públicamente los indultos. Y algunos centros, que teóricamente deberían seguir el acoso al gobierno de coalición de izquierdas, como la CEOE o la Conferencia Episcopal, han sorprendido dando su apoyo a los indultos.
Detrás de esos sorprendentes posicionamientos existen importantes intereses. La oligarquía española, y los principales nódulos de la alta burguesía catalana, están interesados en participar de “la recuperación post pandemia” y del botín que supone la gestión de los fondos europeos. “Desinflamar” el conflicto en Cataluña es ahora bueno para sus negocios.
De la Generalitat a Waterloo
Las élites más reaccionarias del procés, representadas por la “caverna de Waterloo” que encarna Carles Puigdemont, se han revuelto ferozmente contra los indultos.
Las élites del procés no son los partidos independentistas, ERC o Junts. Es una clase, organizada como tal. No representa a la tradicional burguesía catalana, que obtiene casi la mitad de sus ganancias de ocupar el mercado español. Son una nueva burguesía burocrática, gestada al calor del aparato administrativo de la Generalitat. Que vive de parasitar el enorme presupuesto autonómico, saqueando a la sociedad catalana, y cuya aspiración es blindar su poder convirtiéndose en virreyes de una Cataluña independiente con la ayuda de una u otra potencia.
Es el rechazo a la ruptura de la mayoría de la sociedad catalana lo que ha hecho retroceder a las élites del procés y ahora hace posible los indultos
Para llevar adelante sus proyectos necesitan el enfrentamiento permanente con España, maniatar a la mayoría social catalana contraria a la fragmentación e “internacionalizar el procés”.
De aquí su virulento enfrentamiento a los indultos y al diálogo con el gobierno central. Mayor en los nódulos históricos de esta burguesía burocrática, los más aventureros y reaccionarios, que proceden de la ex Convergencia.
Van a intentar colocar “palos en la rueda”, pero están en retroceso, más débiles, y las actuales condiciones nacionales e internacionales van en su contra.
El protagonista silenciado
Existe en Cataluña otro gran centro de poder cuya influencia es decisiva, pero que no aparece en ningún debate sobre los indultos. Se trata de la mayoría social que, persistentemente, rechaza la fragmentación. Se hizo visible en las pasadas elecciones del 14 de febrero, y ha sido el factor principal que ha hecho retroceder a las élites del procés, arrebatado a Puigdemont el control de la presidencia de la Generalitat y forzado a ERC a adoptar una vía más pragmática. Es su actuación lo que ha generado las condiciones políticas y sociales donde los indultos sean posibles.
Es la misma mayoría social que en Cataluña reclama, especialmente tras la irrupción de la pandemia, que se coloquen en primer plano las cuestiones que afectan a las condiciones de vida, y no las identitarias.
La mayoría de la sociedad catalana rechaza la fragmentación, se enfrenta a “repetir el 1-O”, quiere cerrar el procés, y al mismo tiempo -en un porcentaje del 70%, que incluye a independentistas y no independentistas- respalda los indultos como vía para abrir una oportunidad para dejar atrás la división y el enfrentamiento.
Estos son los actores, las fuerzas en presencia, los que “cuentan” en Cataluña. Solo teniéndolos en cuenta, valorando sus intereses y su posicionamiento, podremos entender los indultos.