¿Quién es y qué quiere Javier Milei?

Nos pasó con Trump y nos pasó con Bolsonaro. Lo reaccionario, lo estridente y lo estrafalario del personaje acapara nuestra atención y eclipsa su verdadera naturaleza, los intereses de clase a los que sirve. Vayamos más allá de los aspavientos y provocaciones, de los discursos incendiarios y de las declaraciones delirantes. ¿Quién es y qué quiere Javier Milei?

Se define a sí mismo como un «paleolibertario», un mesías del «libertarismo», incluso de eso que se llama «anarco-capitalismo». Pero eso es un concepto vacío, sin calorías. Humo, nada. Si Bakunin levantara la cabeza…

Lo que vende Milei no es nada nuevo: no es muy diferente de lo que defiende Trump, Bolsonaro o Abascal en España. Es la defensa a ultranza, intransigente, de los intereses del gran capital, sobre todo el de Wall Street. Y es el ataque despiadado a los derechos y libertades del pueblo trabajador. Es la ultraderecha con tintes fascistas de toda la vida, pero con melena.

Dejemos que su programa hable por él. Milei -como Vox- defiende la privatización de prácticamente todo: privatizar las empresas estatales, la educación, las pensiones, la salud y la obra pública, y hasta las calles y las avenidas; eliminar el banco central, reducir el Gobierno a ocho ministerios y recortar los funcionarios a la mitad. Fuera las ayudas o subsidios a los sectores vulnerables, a ese 39,2% de argentinos que vive bajo el umbral de la pobreza.

Las «paguitas» y los recursos del Estado deben ser para otros: para los grandes monopolios, y sobre todo para los capitales foráneos, especialmente los gringos. Porque su otra gran propuesta es dolarizar la economía. Es más o menos la política económica entregista de Macri, pero radicalizada.

La defensa de la libertad de Milei consiste en la libertad de compraventa, por ejemplo diciendo no tener inconvenientes para el comercio de bebés o de órganos humanos, o que dado que los niños son propiedad de sus padres, si un progenitor quiere matar de hambre a sus hijos ¿quién es nadie para interponerse?. Pero cuando hablamos de libertad sexual y reproductiva, el «libertarismo» se esconde, y sale la ultraderecha de siempre: atacando con negacionismo el aborto y la lucha contra la violencia machista, los derechos LGTB, o la lucha contra el cambio climático.

El terreno favorito de Milei es la provocación, porque como Bolsonaro la ha aprendido de su admirado Donald Trump. Lanza una declaración incendaria, se viraliza, y provoca que los rivales se posicionen, haciéndola más visible y «normalizando» una propuesta intolerable en el debate político.

Y cómo no, es un defensor del más reaccionario revisionismo histórico. ¿La Dictadura Militar argentina, que de 1976 a 1983 secuestró, torturó o asesinó a 30.000 personas? Pues todo eso no existió, dice Milei, son fábulas de la izquierda. O si existió, fue producto de una “guerra” del Estado contra la insurgencia -en este caso el Estado es el bueno- y las torturas y desapariciones son «excesos».

Cojan el programa económico neoliberal, entreguista y proyanqui de Macri y exagérenlo un poco. Tomen las formas provocadoras e histriónicas de Trump, el autoritarismo de Bolsonaro y los tics fascistas y nostálgicos del golpe de la ultraderecha de toda la vida.

Ahí tienen a Milei, una figura al servicio de los intereses de la oligarquía financiera argentina y de los centros de poder hegemonistas. Nada nuevo.