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La misma Comisión Europea se ha visto obligada a reconocerlo: Islandia ha crecido en 2011 «y seguirá haciéndolo en 2012 y 2013» el triple de la media europea. En el momento que se anuncia una recesión en toda Europa, resulta que es justamente el único país que se ha negado a rescatar a la banca y aplicar los recortes que imponían el FMI y Bruselas, el que más está creciendo.
Islandia no sólo ha acabado 2011 con un crecimiento de su PIB del 2,1%, sino que según las previsiones de la Comisión Europea triplicará la cifra media de crecimiento previsto para la UE en 2012. Y en 2013 se prevé que el crecimiento alcance el 2,7%, gracias sobre todo a la creación de empleo.Después de nacionalizar y someter a control público a sus bancos, enjuiciar al antiguo primer ministro y a varios banqueros, rechazar en referéndum el rescate de sus bancos (es decir, el pago de su deuda privada con dinero público), de redactar una nueva Constitución que refuerza la participación y el control de sus ciudadanos sobre los cargos públicos y de negarse a recortar su Estado del Bienestar, resulta que Islandia es el país que más crece en Europa y el que mejores perspectivas tiene de seguir haciéndolo en los próximos años. «Mientras Islandia crece, la Europa de la disciplina germánica, de la austeridad y los recortes sin fin se hunde nuevamente en el precipicio de la recesión».Una enseñanza claveDesde que en enero de 2009 empezaron las manifestaciones populares contra los responsables de la crisis y su intención de hacer pagar al pueblo su factura, Islandia nos ha dejado una enseñanza clave y que tiene un valor universal. Si allí han podido cambiar las cosas, si un pequeño país de poco más de 300.000 habitantes ha sido capaz de doblegar a la poderosísima City londinense o sentar a todo un primer ministro en el banquillo por gestionar una crisis en contra de aquellos que lo habían votado –y a favor de una pequeña elite depredadora de banqueros desaprensivos– es porque el pueblo islandés, en lugar de arredrarse antes las presiones, chantajes y amenazas de las grandes potencias –en este caso Inglaterra y EEUU a través del FMI y Berlín por medio de la UE–, ha levantado con decisión y consecuencia la bandera de la defensa de la soberanía nacional y popular. ¿Quiénes son los gobiernos británico u holandés, quien es el FMI, quién es la UE para decirnos a nosotros, los islandeses, qué es lo que tenemos que hacer, para imponernos cómo y en que dirección tenemos que organizar nuestra propia casa?Al exigir, y obtener, un referéndum sobre el saqueo impuesto sobre todas y cada una de las familias islandesas por poderes mundiales ajenos a ellas, hipotecándolas de por vida, Islandia ha ejecutado un hermoso acto de defensa intransigente de la soberanía nacional y popular. Es nuestro país, es nuestro futuro y el de nuestros hijos, es nuestro destino el que está en juego y no admitimos que nada ni nadie venga a decirnos –mucho menos a amenazarnos e imponernos– lo que tenemos que hacer con él. Ese es el mensaje, de un valor incalculable, que el pueblo islandés ha lanzado a los pueblos del resto del mundo.Y las consecuencias las estamos viendo estos días. Mientras ellos crecen, crean empleo y empiezan a salir de la crisis, los demás, sometidos al saqueo de Washington y Berlín, nos enfrentamos a un paro cada vez más desbocado, una recesión aguda, unos recortes sociales salvajes y un empobrecimiento generalizado.