Recortes en ciencia y salud

¿Qué se espera de la investigación para salir de la crisis?

Los recortes en ciencia retrotraen a España siete años y profundiza por siete el «que inventen ellos». Eso sí­, a costa nuestra.

Antes del “hachazo” del 25% en los presupuestos, cuando, después de que la financiación en I+D+i se viera recortada en un 4,2% en el 2010 y un 7,38% en el 2011, se barajaba una reducción de un 8,65% en el 2012, el científico Manuel Aguilar advirtió que si se producía un nuevo recorte, España pasaría a ser un país de segunda división. Se quedó corto. Los científicos españoles se extrañan de que una sociedad que anuncia su intención de cambio de modelo productivo (una vez agotado el del ladrillo) reduzca las partidas destinadas a I+D y se preguntan qué se espera de la investigación para salir de la crisis. La respuesta es contundente: no te preguntes que puedes hacer para cambiar el modelo productivo sino qué puedes hacer para reducir el déficit público, tal como marcan los que “nos prestan el dinero”. Los que, por cierto, se van a quedar nuestros mejores centros y se están llevando a nuestros profesionales mejor preparados.La gran paradoja

Descontando la inflación, retrocedemos a lo que se invertía en 2004. Este dato resume el análisis de la Confederación de Sociedades Científicas Españolas, que agrupa a 30.000 científicos. En su informe sobre los Presupuestos Generales del Estado señala la paradoja de que la parte no ejecutada de los presupuestos para ciencia se han triplicado desde los 1.730 millones de euros en 2009 a los 3.016 millones de 2011 (42,8% del presupuesto total), siendo esta última cifra 830 millones superior a los recortes anunciados.

Esto no es más que una estrategia planificada. Al mismo tiempo que se recortan los presupuestos públicos y no se ejecutan los créditos a la investigación, los centros españoles con mayor tasa de excelencia son los que se están vinculando directamente a los grandes capitales financieros de su sector. Vinculando a ellos su desarrollo.

El número uno es el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), del que recientemente fue cesado Mariano Barbacid cuando trataba de activar la producción iindependiente de fármacos a partir de las patentes del centro.

Un papel reservado (“palabra de Dios”) a las farmacéuticas. Su sucesora, la prestigiosa Dra Ana María Blasco, sí ha formado una empresa biotecnológica para comercializar la vanguardista tecnología en medición de telómeros desarrollada por ella misma; sus patronos son la fundación Botín y la banca de inversión norteamericana (Matlin Associates).

El segundo es el Instituto Catalán de Investigación Química (ICIQ) vinculado al clúster de la química en las comarcas del sur de Cataluña, junto con la Universitat Rovira i Virgili y las empresas Basf, Bayer, Dow y Repsol. El próximo julio celebrarán un Nobel Campus de tres días con 200.000 euros en subvenciones del Ministerio de Educación.

En tercer lugar, el Centro de Regulación Genómica (CRG) que acaba de firmar un convenio con el gigante farmacéutico franco-alemán Sanofi por el que se unirá la investigación vanguardista y la comercialización de los productos derivados.

Y el cuarto en el ranking, el Instituto Catalán de Oncología (ICO) que ha firmado con la Generalitat y la farmacéutica inglesa Astra-Zeneca un acuerdo para estudiar como restringir el uso de tratamientos caros (en este caso contra el cáncer de pulmón) a aquellos pacientes que van a tener un nivel de respuesta alta.«Bancos y multinacionales se están adueñando de la investigación «

Este es el camino para la ciencia en España. Los centros que no lo sigan, sencillamente serán “podados” del árbol. Se agudizará su carácter subsidiario respecto a los grandes capitales financieros y centros de investigación de los páises acreedores, alejándose de ser una ciencia para resolver las necesidades del país y de la mayoría de la población.

¿Las necesidades del país?

La vacuna contra la malaria, el descubrimiento de que los seres humanos se dividen en tres grupos según su flora intestinal y una nueva molécula para la química verde, tres hallazgos realizados en centros españoles, se sitúan entres los diez mejores de 2011, según la revista Science. Sin embargo, ¿cuáles de ellos revertirán en producción y empleo para el país? Si la sanidad aporta el 20% de la esperanza de vida y se está recortando en sanidad y en investigación ¿cuáles revertirán en la mayoría? En los terrenos donde España puede despuntar, como en biotecnología, aparece un nivel muy alto en investigación, pero muy bajo en transferencia a un tejido productivo que lo transforme en bienes de uso y consumo generales. ¿Quién innova en España? Las filiales de los grandes grupos multinacionales y bancarios. Sólo un 18,7 de las empresas españolas innovan (en Alemania es un 43,3%, incluso en Irlanda es un 30%). Por tanto el atraso en innovación reside en el atraso económico impuesto al país. Nuestro único papel ahora es pagar la gran deuda externa. Con una estructura dominada en un 94% de PyMES, el peso de los sectores más vinculados con la tecnología y el valor añadido están en manos de grandes capitales, un a buen a parte extranjeros y suponen entre un 1 y un 4% del PIB (farmacia, electrónica, negocio aeroespacial, química, automoción, maquinaria…). La química verde y la independencia energéticaCon otra política orientada a redistribuir la riqueza que acaparan bancos y multinacionales claro que se podría, en campos como las energías renovables, biomasa por ejemplo, crear investigación, riqueza y empleo. Porque la barrera en un campo como es el energético al margen del petróleo, es la financiación. En manos de los grandes capitales financieros, la única alternativa que les queda es conseguir un fondo de capital riesgo. Antes no daban créditos porque invertían en el ladrillo, ahora no están por la labor de que España crezca económicamente.

Las zeolitas son unos minerales porosos de los que se producen, en su versión sintética, cerca de tres millones de toneladas al año para aplicarlos en la fabricación de detergentes y jabones, en agricultura y sobre todo en la industria petroquímica como catalizador y tamiz molecular. El profesor Avelino Corma del Instituto de Tecnología Química (Universidad Politécnica de Valencia-CSIC) ha desarrollado un tipo vanguardista de zeolita que podría emplearse, entre otras aplicaciones, en la transformación de crudo en gasolina y diesel, eliminando más compuestos sulfurosos y nitrogenados, produciendo así combustibles más limpios. Este hallazgo ha sido incluido en el top ten de 2011 de la revista “Science” como muestra de que en campos como “la química verde” hay posibilidades de un liderazgo internacional. La llamada química verde es el telón de fondo de muchas de las investigaciones más novedosas en los laboratorios españoles, que buscan nuevos materiales capaces de, por ejemplo, absorber mejor el CO2 atmosférico, aprovechar este gas excesivamente abundante para producir fármacos o mejorar el rendimiento de los combustibles. Ahora bien, siempre se abren los dos caminos. Con la pregunta de qué se espera de la investigación para salir de la crisis empezábamos este artículo, para poner de manifiesto que los recortes en ciencia encierran un proyecto de una ciencia cada vez menos independiente en un país degradado. La ciencia, en este caso ligada a la química verde, puede jugar un papel clave en desarrollar un polo energético español independiente que contribuya a su crecimiento. Ese es el reto.

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