Zapatero insinuó con absoluta imprecisión, durante el anuncio de los precisos recortes que va a aplicar el gobierno, la posibilidad de que las rentas más altas pagasen más impuestos. A la imprecisión del presidente se ha añadido la contradicción entre dos de sus vicepresidentes, Salgado y Chaves, al respecto. Es definitivamente inadmisible y terriblemente escandaloso que se intente aplicar unos recortes salvajes en los ingresos de pensionistas, asalariados públicos y demás sectores sociales no privilegiados cuando las grandes fortunas financieras y empresariales pagan un impuesto del 1% por sus beneficios.
Elena Salgado, la viceresidenta segunda, por una parte, ha declarado que de momento “no está sobre la mesa” la revisión de la fiscalidad de las rentas más altas y que sería meramente algo para estudiar “en el futuro”. Por la otra parte, Manuel Chaves, el vicepresidente tercero, ha señalado que ya se estarían estudiando medidas para aplicar a “aquellos que más tienen” para su adopción “a corto plazo” ya que la reducción de la deuda pública requiere del “esfuerzo de todos”. Pero no es inevitable que paguemos la crisis los que no somos responsables. Zapatero, siguiendo su tradición de servicio al poder financiero español y extranjero, intenta descargar el pago del déficit público sobre los trabajadores y otros sectores ciudadanos. Primero con medidas tan reaccionarias como aumentar los impuestos indirectos, después con el cálculo de las pensiones futuras para rebajarlas y alargando la edad de jubilación, ahora con la congelación de las pensiones actuales, una cruel rebaja en realidad, y con la reducción de las nóminas de los funcionarios… después seguirá intentando robarnos más con nuevas medidas. La crisis pueden pagarla los que se beneficiaron de la bonanza. Lo que hay que reducir son los inmensos beneficios de las grandes fortunas que pagan ridículos impuestos, 1%, a través del disfraz legalizado de las SICAV (Sociedades de Inversión de Capital Variable), de los grandes patrimonios, mediante el impuesto adecuado, de la banca y de las grandes empresas asociadas, que en plena crisis siguen consiguiendo enormes ganancias, mientras reciben fondos públicos de “rescate”. Cuando en los años de bonanza ya se produjo un drástico trasvase de las rentas salariales a las rentas empresariales, de las rentas empresariales a las rentas financieras, y de las rentas financieras españolas a las rentas financieras extranjeras, principalmente alemanas, francesas y estadounidenses; ahora, en plena crisis provocada por la voracidad y rapiña de tales poderes financieros, los que deben pagar son los que han obtenido ingentes beneficios y no los que hemos sido endeudados. Son los responsables de esta situación crítica de España los que deben pagar. Responsables que ha caracterizado con gran precisión, Carlos Martínez Gorriarán, Responsable de Acción Política y Programa de Unión Progreso y Democracia (UPyD), en su artículo ‘El hundimiento (a cámara lenta) de la Transición’: “A estos responsables [el gobierno PSOE, la oposición PP y los nacionalistas, es decir, la partitocracia dominante] hay que añadir las asociaciones patronales y los sindicatos, los grandes grupos de comunicación, las cajas de ahorros y las empresas constructoras y bancos que han financiado todos estos años este sistema condenado al fracaso. Así que el sistema político-financiero creado en la Transición ha naufragado de modo irremisible”.