teorí­a

¿Qué es Redistribuir la riqueza?

Toda persona progresista acepta sin dudar que la redistribución de la riqueza es una medida justa y nece saria para salir de la crisis. Pero el problema surge a la hora de defínir en qué consiste dicha redistribución. Pues ahí­ en la izquierda se da una importante división de graves consecuencias.

Redistribuir no es repartir.

Para una parte mayoritaria de la izquierda, se considera redistribuir la riqueza como lograr un reparto más equitativo de la misma. Se tomará como ejemplo ayudar a los más necesitados, dar incentivos sociales, subsidios, subvenciones… En otras palabras, que toda la sociedad ponga un poco de su parte para aliviar la carga de los más necesitados. En algunos casos, si se viera necesario, incluso es posible endeudar (todavía más) el Estado para garantizar que dicha ayuda llega a quienes la necesitan. También se dirá en ocasiones que es conveniente que los trabajadores hagan menos horas de trabajo con el fín de que pueda haber más gente que pueda acceder a tener puestos de trabajo. En defínitiva, lo que se propone como redistribución de la riqueza desde esta posición es simplemente repartir la miseria entre toda la población.

Obviamente, no se está para nada en contra de ayudar a las clases más castigadas por la crisis, pero reducir la redistribución de la riqueza en ese punto, que es lo que hacen muchos progresistas de izquierda en nuestro país, tiene dos consecuencias de gran importancia. La primera consecuencia es que se palian los síntomas, pero no se ataca a la enfermedad que los causa. Si uno no trata de ver cuál es la causa del aumento de la pobreza y se limita a combatir sus casos más extremos, no está haciendo nada por evitar que más casos sigan apareciendo en el futuro, y de gravedad aun mayor. Pero la segunda consecuencia es peor, y es que se oculta a quienes se están apropiando indebidamente de la riqueza que estamos generando entre todos, y que cada vez lo hacen a una escala mayor.

«La redistribución de la riqueza no puede reducirse solamente a paliar los casos más extremos de pobreza en nuestro país»

Intermon Oxfam sacó un informe en enero de este año según el cual las 62 personas más ricas poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de todo el planeta. En el mismo informe se señala que aquí en España, el 1% más rico tiene la misma cantidad de riqueza que el 80% más pobre. Un abismo social entre una pequeña clase (la oligarquñia fínanciera) y el resto de la población no ya gigantesco, sino que además, en continuo aumento y expansión ¿Cómo ha sido posible semejante abismo? Sencillo, mientras a la gran mayoría de los españoles se nos exprimía en estos años a recortes, rebaja de salarios, reformas laborales, subidas de impuestos, etc. a la oligarquía se le entrega los frutos de tan salvaje saqueo. Mientras que a los trabajadores se les baja los sueldos, bancos y monopolios se quedan con las ganancias. Mientras que a las PYMES y autónomos se las asfíxia a impuestos, la oligarquía no paga apenas nada, y cuenta con sufícientes mecanismos de elusión y evasión físcal para pagar aun menos, lo que le permite a la larga, acabar comiéndose a esas pequeñas o medianas empresas. Y son las multinacionales extranjeras las que también se están llevando la riqueza que se está produciendo en nuestro país, estando en sus manos el 40% de todo el capital que existe en España. No es posible hablar de una verdadera redistribución de la riqueza si no se habla al mismo tiempo de que la oligarquía, tanto nacional como extranjera, devuelva toda la riqueza que hemos generado y que tan impunemente se han estado apropiando todos estos años.

Expropiar a los expropiadores.

Y es que no es posible hacerlo de otra manera. No es posible redistribuir la riqueza si no es arrancándosela de las manos de aquellos que se la han apropiado indebidamente a costa del sacrifício de los trabajadores y las masas populares. Toda medida que no vaya dirigida a cuestionar el saqueo que estamos sufriendo los españoles a manos de esta clase (que recordemos, son un escaso 1%) es simplemente paliar los síntomas de la enfermedad, y permite que la oligarquía se siga enriqueciendo gracias a nuestro sudor con total impunidad. Redistribuir la riqueza es, en definitiva, poner los ingentes recursos económicos de nuestro país al servicio de la gente, pero para ello, hay que primero avanzar en ir arrancando esos recursos de quien los está disfrutando ahora mismo, la oligarquía y el imperialismo.

Por eso mismo, Recortes Cero es un programa que realmente persigue la redistribución de la riqueza, tal y como aquí se considera. En primer lugar, por su medida estrella de poner un salario mínimo de 1.000 euros y un salario máximo de 10.000. Atacando el abismo social que se da cuando descubrimos (nuevamente gracias al informe de Intermon Oxfam) que un presidente del IBEX35 cobra 158 veces más el sueldo de un trabajador medio o casos tan extremos como un delegado consejero de Jazztel que cobra 8.000 euros… a la hora. Pero luego, todo su programa está recorrido por medidas de enriquecimiento de la población sobre la misma base de recuperar todo aquello que bancos y monopolios se han apropiado todo este tiempo ¿Blindar las pensiones para que no bajen por debajo de los 1.000 euros? Reforma Fiscal Progresiva para aumentar la recaudación de Hacienda al hacer pagar a los monopolios un 50% de sus benefícios y una subida del IRPF a las grandes fortunas del 75% ¿Revertir recortes en sanidad, educación y cultura? Moratoria en el pago de una deuda que no hemos contraído el pueblo español hasta que la economía crezca por encima del 3% y el paro descienda hasta el 10% ¿Acabar con el paro creando puestos de trabajo productivos, de calidad y de utilidad social? Creación de una banca pública con todos los bancos y cajas rescatados que sirva como motor para la reindustrialización del país. Todo un programa perfectamente viable, pero porque parte de una premisa esencia: no es posible redistribuir la riqueza al punto de mejorar las condiciones de vida del pueblo trabajador sin primero expropiar a los expropiadores.

«No es posible redistribuir la riqueza sin arrebatársela a la minoría de oligarcas nacionales y extranjeros que se la han apropiado primero»

He aquí la diferencia entre los que hablan de una redistribución de la riqueza que sólo consigue estacionar la pobreza y aliviar sus efectos más desgarradores, logrando al mismo tiempo ocultar a los saqueadores, y una redistribución de la riqueza que no sólo devuelve la riqueza a aquellos que la han generado en primer lugar sobre el hecho de quitársela a quien se la ha arrebatado primero, sino que además, genera más riqueza. Y es que al redistribuir así la riqueza, se consigue elevar el nivel de vida de amplias capas de la población. Lo que lleva a aumentar el consumo interno de un país, lo que en los hechos y en la experiencia de muchos países como Brasil, es el motor perfecto para incentivar la economía y crear más empleo. Esta es la redistribución de la riqueza que de verdad necesitamos.

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