El CES exige una reestructuración de los impuestos sobre las rentas más altas y los beneficios empresariales

¡Que devuelvan el dinero!

El Consejo Económico y Social (un organismo consultivo del gobierno, compuesto por patronal, sindicatos y consumidores) ha dado en su memoria anual un contundente tirón de orejas a Zapatero. Tras confirmar la «dudosa eficacia» de las medidas anticrisis presentadas por el gobierno, el CES propone incrementar los impuestos a las rentas más altas y reestructurar la fiscalidad -escandalosamente generosa para bancos y grandes monopolios- sobre los beneficios empresariales. Medidas que caminan en la misma dirección de las que hemos planteado, como salida a la crisis, desde De Verdad digital.

El CES critica frontalmente las reformas fiscales llevadas a cabo or el gobierno de Zapatero. Denunciando, por ejemplo, que la rebaja de 400 euros del IRPF es de una "eficacia dudosa" y no beneficia a las rentas más bajas.De hecho, el CES cree que la mejor forma de enfrentarse a las necesidades de gasto público es luchando contra el fraude fiscal y "si fuera necesario" diseñando nuevos impuestos dirigidos a los colectivos con rentas más altas. Con fines recaudatorios, también pide que se graven las rentas del capital: que se elimine la deducción por cobro de dividendos (actualmente de 1.500 euros), que tributen las operaciones especulativas en bolsa, y que se reestructure la tributación de los beneficios de las empresas.Actualmente, un pequeño comerciante paga un tercio de sus beneficios en impuestos. Las grandes fortunas sólo pagan el 1% de sus multimillonarios beneficios. Un 1,9% de grandes empresas en España, que obtienen casi el 60% de las ganancias empresariales anuales tributan un 20% menos que el millón largo de pequeñas y medianas empresas que deben contentarse con repartirse el 40% de las ganancias restantes.En España más del 75% de los impuestos salen del bolsillo de las clases populares. Y el fraude fiscal asciende a 100.000 millones de euros y se concentra, según la Agencia Tributaria, en los grupos más ricos de la población.España es uno de los países de Europa donde las rentas del trabajo contribuyen en mayor medida a sostener los impuestos.Si sumamos el IRPF, impuesto que procede de las rentas salariales, el IVA, un impuesto al consumo que recae al 80% sobre la población asalariada al ser esta la mayoría de la población, y los Impuestos Especiales (como la gasolina, el alcohol o el tabaco, donde ocurre lo mismo), tenemos que más del 75% de las cargas fiscales salen, directa o indirectamente, del bolsillo de los trabajadores. A pesar de que las rentas salariales participan con un 46% del PIB.Por el contrario, las rentas del capital y las grandes fortunas tienen la capacidad de acogerse a un sinnúmero de beneficios y desgravaciones fiscales. Llegando al extremo que los grandes fondos de inversión o SICAV, al que sólo tienen acceso grandes fortunas, tributan un miserable 1% por los beneficios que obtienen de sus multimillonarias inversiones.Pero por si esto no fuera suficiente, las grandes fortunas todavía disponen de dos medios más para evadir el pago de sus impuestos. Según el Informe sobre la riqueza mundial, preparado por el Banco de Inversiones Merrill Lynch y la consultora Cap Gemini, hay en España 1.500 españoles que ganan más de 24 millones de euros al año. Pero, para la Agencia Tributaria Española sólo 65 ciudadanos en nuestro país disfrutan tal nivel de renta. ¿Dónde están las fortunas de los otros 1.435? ¿Dónde sus impuestos?En segundo lugar, entre 1993 y 2007, según los registros oficiales se contabilizaron oficialmente inversiones por valor de más de 20.000 millones de euros por parte de grandes fortunas y grandes empresas españolas en los paraísos fiscales. Pero cuya cuantía real todos los expertos coinciden en que se debe multiplicar al menos por 7.Y sin embargo, por más que se rastree minuciosamente, no existe en toda la legislación española una sola medida, una sola sanción, ninguna restricción aplicable ni a los individuos ni a las empresas que operan en y desde paraísos fiscales, incluso con empresas filiales registradas en dichos paraísos.Es necesario acabar con esta injusta distribución del esfuerzo fiscal. Hasta el CES, un organismo nada sospechoso de “izquierdismo” o “radicalidad”, plantea una reforma fiscal para que paguen más las fortunas y grandes empresas que más beneficios obtienen.Proponemos un sistema impositivo sobre la renta personal en una escala del 0 al 9. En la que se potencie el ahorro de las rentas más bajas con un 0% de impuestos y se penalice fiscalmente, hasta con un 90% de impuestos, a las grandes fortunas. Proponemos un sistema de imposición fiscal progresivo, dividido en 10 tramos, del 0% de impuestos al 90%, potenciando de esta manera el ahorro de las economías más modestas. Quien más se ha llevado en todos estos años de crecimiento, que ahora devuelva más en forma de pago de impuestos.

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