El Paí­s contra Evo Morales

«Pus»

En un extenso artí­culo titulado «Mil dí­as de pesadilla informativa» (El Paí­s 23/01/2009) afirma que «Los primeros mil dí­as de gestión del presidente de Bolivia, Evo Morales, se han convertido en una pesadilla para los informadores y los medios de comunicación… por culpa de la intolerancia y la ausencia de garantí­as para la libertad de expresión y el derecho a la comunicación.»

Un artículo que está lagado de afirmaciones tendenciosas, verdades a medias y escandalosas tergiversaciones. Más que un análisis parece “pus”, una inocultable supuración de rabia, a la que casi es mejor no dar respuesta. Lo realmente interesante es preguntarnos ¿a qué se debe la furia con la que este, y otros artículos en la misma línea, El País solivianta los ánimos contra Morales? La respuesta está en los fuertes intereses económicos y políticos del grupo Prisa en la región. Actualmente, los medios de comunicación de Bolivia se encuentran principalmente en manos de las familias terratenientes y grupos oligárquicos vinculados a la derecha autonomista de la región de Santa Cruz: Ernesto Asbún y Raúl Garafulic, junto a las familias Monasterios y Kuljis. Por otra parte, están los grandes monopolios de la información. Entre ellos, el principal es el Grupo PRISA (dueño de los diarios La Razón, Extra, El Nuevo Día, y parte de la cadena ABC, además de numerosos medios en América Latina). Entre estos dos sectores, que se complementan y apoyan, controlan más del 80% de la información: prensa escrita, Internet, radio y TV. ¿A esto se le puede llamar “libertad de expresión”? como dice El País en su artículo. Según la Federación de Trabajadores de la Prensa de La Paz (FTPLP), las licencias otorgadas años anteriores propiciaron “el monopolio de la información para un grupo de empresarios vinculados a intereses transnacionales, de la agroindustria y de la banca, así como a viejos partidos tradicionales.” En el citado artículo, El País, nos alerta del “peligro” de que el gobierno “ayer inauguró un periódico oficial con el que completará su aparato de difusión, integrado por un canal de televisión y la radio estatal, ambas con repetidoras en todo el país, y 40 emisoras de radio comunitarias” ¡Qué escándalo! El gobierno de Bolivia pretende arrebatar parte del omnívoro poder mediático que ostenta el Grupo Prisa y la oligarquía. Uno de los puntos de la Constituyente que se vota este domingo es, justamente, contra el poder mediático. La actual Constitución de Bolivia no hace mención alguna sobre el monopolio, por lo que propone crear un observatorio de medios. Para evaluar los procesos periodísticos teniendo en cuenta la propiedad de los diarios, radios y canales de televisión, así como la información que esos medios producen y reproducen. El Observatorio de Medios de APM, el CEDIB y otros organismos, a los que no se les puede acusar de apoyar completamente al gobierno, han denunciado cómo desde el inicio de la presidencia de Morales existe una campaña mediática para incidir en sus errores, acrecentándolos, y ocultar sus aciertos, obviándolos. Se pueden consultar trabajos como “La gestión de Evo Morales en la prensa boliviana”, disponible en Internet, para seguir la cobertura tendenciosa de la Asamblea Constituyente, la Reforma Agraria o las negociaciones con las petroleras en el marco de la nueva Ley de Hidrocarburos. La frecuente utilización de términos como “totalitario” y “autoritario” asociados a Morales, son también parte de la “receta”. Los medios de comunicación masivos, en su mayoría, se han convertido en la punta de lanza de la oligarquía para defenestrar a Morales. El poder de los monopolios mediáticos es un tema recurrente en toda Iberomérica. Allí multinacionales norteamericanas y europeas (principalmente el Grupo Prisa) son propietarios dominan la información y la opinión. Ellos son la verdadera “pesadilla informativa” del Continente. Se espera que la discusión al interior de la Asamblea Constituyente de Bolivia, se extienda al resto de los países de la región.

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