Desde algunos políticos y medios conservadores se nos presenta la falsa imagen de unas élites independentistas que “han colocado al gobierno central de rodillas” y le han arrancado “cesión tras cesión”.
La realidad es exactamente la contraria. Las élites independentistas encadenan retroceso tras retroceso. Ejemplificado en un gobierno de Torra que no ha tomado ni una sola decisión que vulnera la Constitución, y que se ha visto obligado a entablar un diálogo con el gobierno central limitado a “temas autonómicos”, como inversiones o competencias.
Ha quedado demostrado en la primera jornada del juicio contra los políticos independentistas. Hace meses se anunciaba que Cataluña se incendiaría en ese momento. La realidad ha quedado reducida a algunas modestas movilizaciones.
Ni a Puigdemont ni a Torra le ha interesado nunca un gobierno progresista en Madrid. La “caverna de Waterloo” presionó para intentar que no prosperara la moción de censura presentada por Pedro Sánchez. Y ahora se ha unido a la ofensiva contra su gobierno.
Con Quim Torra presentando un documento de 21 puntos, con la autodeterminación como condición excluyente, difundiendo la falsa idea de que el gobierno de Pedro Sánchez lo aceptó como base para una negociación. O presionando para imponer el voto negativo a los presupuestos, sabedores de que ello dinamitaría la legislatura.
A Puigdemont y Torra el avance de la mayoría progresista, en el conjunto de España y en Cataluña, les produce urticaria. Porque esa mayoría defiende la unidad y se enfrenta a los recortes que ellos han ejecutado.
NARU dice:
El progresismo verdadero es el cristianismo real; ayudar a los que menos tienen es puro Evangelio de Jesús, todos sabemos a quien ayuda la Iglesia española, nunca ha estado al lado de los débiles, de los oprimidos y de los que no llegan a fin de mes. Pero bueno, que estoy dispuesto a perdonarla si cambia un poco y apoya el progreso real; que no es llenar los hospitales de España de curas, si no liberar a la gente de la pobreza, de las supersticiones falsamente religiosas y de las mentiras y la corrupción endémica del PP y de gran parte de la derecha española. No digo que en los otros partidos no haya corrupción, pero hombre es que en el PP aún no salen de un lío ya están metidos en otro; y en cuanto al independentismo, y a los nacionalismos periféricos, no creo en ellos, este tipo de cosas solo traen desgracias, división, rencor, odio y sufrimiento. España es una gran nación, me refiero ala gente, no solo a los territorios, trocearla solo se le puede ocurrir a personas ignorantes e interesadas que solo buscan su propio beneficio; o lo que es peor a gente malvada.