«Hasta esta semana, el general Stanley McChrystal tenía fama de feroz autodisciplina. Eso hace que sus comentarios sumamente indisciplinados en la revista Rolling Stone -incluyendo citas burlonas de sus colaboradores sobre el vicepresidente Joseph Biden y otros altos funcionarios- sean tanto más desconcertantes e inquietantes.»
Todo esto es una enorme distracción en un momento en que ninguno de los involucrados en la guerra de Afganistán uede darse el lujo de distraerse. En lugar de contestar preguntas acerca de su estrategia mediática, el general McChrystal debería explicar qué salió mal en su primera gran ofensiva en Marja y cómo planea hacerlo mejor en Kandahar. Sea lo que sea lo que el presidente Obama decida hacer sobre el general McChrystal, lo que necesita es enderezar su política para Afganistán en este momento. (THE NEW YORK TIMES) THE WASHINGTON POST.- Los comentarios inflamatorios en el artículo de la revista Rolling Stone son sintomáticos de una disfunción más profunda de la que el general McChrystal no es el principal responsable. Como señalamos en estas páginas la semana pasada, el desempeño del gobierno en Afganistán resultó afectado el año pasado por las persistentes diferencias entre los funcionarios civiles y los jefes militares en el debate sobre la estrategia a seguir. El Sr. Obama ha tolerado esta contienda, con consecuencias que incluyen la mala coordinación de las operaciones militares y civiles y las deterioradas relaciones con el Sr. Karzai. La destitución del general McChrystal sería una victoria para aquellos de su administración que se han resistido a las operaciones de contrainsurgencia. EEUU. The New York Times El presidente y su general Hasta esta semana, el general Stanley McChrystal tenía fama de feroz autodisciplina. Eso hace que sus comentarios sumamente indisciplinados en la revista Rolling Stone –incluyendo citas burlonas de sus colaboradores sobre el vicepresidente Joseph Biden y otros altos funcionarios– sean tanto más desconcertantes e inquietantes. Después de leer el artículo, la primera pregunta que viene a la mente es: ¿qué podía haber estado pensando? Seguido a continuación de: ¿puede o debe confiar el presidente Obama en él después de esto? Las noticias procedentes de Afganistán son malas y están empeorando. De regreso a Washington, el equipo de Obama todavía está luchando –meses después que el presidente comprometiera otros 30.000 soldados– sobre cómo invertir mucho más en la guerra. Obama, quien ha convocado al General McChrystal a la Casa Blanca el miércoles, debe en cualquier caso despedir a su máximo comandante o enviarlo inmediatamente de regreso al campo de batalla con un claro mandato para hacer su trabajo. Se debe ordenar a sus principales asesores que interrumpan sus golpes y maniobras y lleguen a un plan coherente política y militarmente para hacer retroceder a los talibanes y crear un gobierno afgano mínimamente eficaz. El artículo de Rolling Stone no sugiere ningún desacuerdo político serio entre el presidente y el General McChrystal. Pero las citas del general acerca de los demás son a la vez arrogantes e indiscretas. Se le representa gimiendo tras recibir "¡no! otro e-mail" de Richard Holbrooke, el principal asesor civil de la Casa Blanca en Afganistán. Deja claro su desprecio por el embajador estadounidense en Kabul, Karl Eikenberry, acusando al teniente general retirado de cubrir "su flanco para los libros de historia" con una nota filtrada cuestionando la estrategia contrainsurgente favorecida por el General McChrystal. La mayoría de las citas incendiarias, las que han levantado la furia de la Casa Blanca, como era previsible no tienen nombres unidos a ellos. "Un asesor", describe a James Jones, general retirado y asesor del presidente de seguridad nacional, como "un payaso" que permanece "estancado en 1985". Un asesor "mayor" es aún más insultante con el vicepresidente Biden, que se opuso a enviar más tropas a Afganistán. Un "asesor" anónimo dice que "el jefe" estaba "decepcionado" con su primera reunión cara a cara con el presidente Obama, que "no parecía muy comprometido." El general McChrystal no ha tratado de negar sus citas o las de sus colaboradores. En un comunicado, se disculpó por el perfil que dijo que refleja "falta de criterio y nunca debería haber sucedido." Eso es cierto. Todo esto es una enorme distracción en un momento en que ninguno de los involucrados en la guerra de Afganistán puede darse el lujo de distraerse. En lugar de contestar preguntas acerca de su estrategia mediática, el general McChrystal debería explicar qué salió mal en su primera gran ofensiva en Marja y cómo planea hacerlo mejor en Kandahar. En lugar del general McChrystal tener que pedir disculpas al señor Holbrooke y el Sr. Eikenberry, todos ellos deberían estar trabajando mucho más duramente para llegar a un plan de gestión de las relaciones con el profundamente defectuoso presidente de Afganistán, Hamid Karzai. Sea lo que sea lo que el presidente Obama decida hacer sobre el general McChrystal, lo que necesita es enderezar su política para Afganistán en este momento. THE NEW YORK TIMES. 23-6-2010 EEUU. The Washington Post Por qué Obama debe mantener al general McCrhystal Como ha reconocido, el comandante en jefe en Afganistán, el general Stanley A. McChrystal cometió errores de juicio en la realización de comentarios despectivos acerca de varios funcionarios de la administración Obama a un reportero de la revista Rolling Stone y en permitir a los miembros de su personal hacer aún más. No está claro que el general sea culpable de insubordinación; los comentarios negativos sobre el presidente y el vicepresidente en el artículo son atribuidas a miembros no identificados de su personal. Pero pocos en Washington culparán a presidente Obama si despide al general McChrystal o acepta su dimisión. La cuestión es si el señor Obama haría bien en hacerlo. Creemos que no lo sería, por tres razones. En primer lugar, el general McChrystal es el arquitecto de la crucial campaña contrainsurgente en marcha en el sur de Afganistán – una estrategia que Obama aprobó después de meses de deliberaciones el año pasado. La ofensiva ha producido resultados mixtos hasta ahora, aunque altos funcionarios del Pentágono testificaron ante el Congreso la semana pasada que su trayectoria general es positiva. Quitar a su comandante en jefe en este momento sería correr el riesgo de retrasarla o de hacerla descarrilar. Obama no puede permitírselo aunque sea, en parte, debido a la fecha límite de julio de 2011 que ha establecido para el comienzo de la retirada de las tropas de EEUU. En segundo lugar, cualquiera que sea su reputación en Washington, el general McChrystal ha construido fuertes vínculos con los funcionarios afganos y pakistaníes cuya cooperación es vital para la lucha contra al-Qaeda y los talibanes. El presidente afgano, Hamid Karzai, cuya relación con la administración Obama ha sido inestable, emitió el martes una declaración de apoyo al general McChrystal, llamándolo "el mejor comandante" de la guerra. Un funcionario del gobierno paquistaní, dijo al Post que la remoción del general McChrystal profundizaría en Islamabad el escepticismo sobre las posibilidades de una victoria de EEUU. Lo más importante, los comentarios inflamatorios en el artículo de la revista Rolling Stone son sintomáticos de una disfunción más profunda de la que el general McChrystal no es el principal responsable. Como señalamos en estas páginas la semana pasada, el desempeño del gobierno en Afganistán resultó afectado el año pasado por las persistentes diferencias entre los funcionarios civiles y los jefes militares en el debate sobre la estrategia a seguir. Uno de los dos funcionarios civiles citado de forma denigrante por el general McChrystal, Karl W. Eikenberry, el embajador de EEUU en Afganistán, se opuso al plan de contrainsurgencia y en varias ocasiones se enfrentó con el general McChrystal sobre sus tácticas. Una nota del Sr. Eikenberry criticando a Karzai se filtró a la prensa. El vicepresidente Biden, otro opositor del plan del general McChrystal, concedió una entrevista a periodista del Newsweek Jonathan Alter en el que predijo que "en julio de 2011, usted va a ver lotes enteros [de soldados] salir fuera." El secretario de Defensa Robert M. Gates respondió en una entrevista televisiva el domingo, que “absolutamente no hay nada decidido”. El Sr. Obama ha tolerado esta contienda, con consecuencias que incluyen la mala coordinación de las operaciones militares y civiles y las deterioradas relaciones con el Sr. Karzai. La destitución del general McChrystal sería una victoria para aquellos de su administración que se han resistido a las operaciones de contrainsurgencia. El presidente debe aclarar si sigue comprometido con la estrategia que anunció en diciembre. Si lo está, debe insistir en que su administración apoye su decisión – y debe formar un equipo cívico-militar en Afganistán cuyos miembros sean capaces de trabajar eficazmente entre sí y con el gobierno local. THE WASHINGTON POST. 23-6-2010