Acto en el Ateneo Valencia XXI

Primero fue la acción

La presentación del libro ‘La generación sin muerte’ en el Ateneo21 de Valencia se convirtió en una lección de teatro y anécdotas para comprender la técnica y el ensayo

‘La generación sin muerte’ es un libro de reflexión y enseñanzas sobre la creación teatral, el papel de los actores y actrices y del director, su relación con el público y con la sociedad… porque ha hecho, hace y hará teatro. Es teoría pensada desde y para la acción.

Es un libro sobre teoría y práctica del teatro que, de alguna manera, se presenta como una obra teatral. No arroja una teoría cerrada, sino que en cada punto se abren preguntas, que plantean dilemas, que generan un conflicto ante el que no podemos permanecer pasivos, debemos tomar partido, elegir.

Todo está planteado desde un compromiso ético y moral con desarrollar un teatro en libertad, desde la honradez insobornable consigo mismo y con los demás, y que por ello es un teatro que necesariamente, de forma casi natural, va a enfrentarse a un poder que nos constriñe y oprime.

En este libro está la rebelión ante que el teatro, y el arte, se convierta en una mercancía de consumo rápido, y de olvido más rápido, que se rija solo o principalmente por la rentabilidad inmediata, en dinero o en público.

Y se abordan cuestiones que normalmente se consideran antagónicas, como la técnica. Nos han acostumbrado a concebir la técnica solo como un método para producir algo de la forma más rentable posible. Una técnica que se nos impone y deshumaniza. En Eines la técnica teatral es exactamente lo contrario. Nace de la ética y va con ella. No nos limita sino que nos da libertad, es el medio imprescindible para que el actor y la actriz puedan expresarse.

¿Y qué nos enseña ‘La generación sin muerte’ sobre qué es el teatro? Es lo nuevo, lo que antes no existía.

Jorge Eines señala al ‘naturalismo posibilista’, a concebir lo que sucede en escena como una copia de la vida. Es ‘posibilista’ porque reproduce algo que ya existe, tal y como existe y tal como lo concebimos normalmente.

Lorca, íntimamente vinculado al teatro, planteaba que el arte debe ‘rechazar toda la dulce geometría aprendida’. Y repetía que ‘el duende no se repite’.

Siempre emerge una confianza ilimitada en el poder del teatro

El teatro no se repite, es siempre diferente, cada obra, cada representación. Y no copia lo que existe, mejor dicho, la forma en que nos han acostumbrado a ver la realidad, sino que ‘rechaza esa dulce geometría aprendida’, nos obliga a ver cosas que no habíamos visto o desde una mirada que nunca habíamos adoptado.

El teatro no busca la Verdad, con mayúsculas, ni una verdad ya establecida. Persigue crear una verdad nueva. Y el territorio donde se crea es en el ensayo. El teatro existe porque se ensaya o porque se estrena. Son dos posiciones. En el ensayo es donde surge la creación teatral, a través de la técnica, desde aventura colectiva y de riesgo. Ahí es donde surge lo nuevo, lo que antes no existía o nunca se había planteado así.

Un teatro que parte de la palabra, pero no es solo ni principalmente la palabra. Un mismo texto teatral da lugar a dos obras de teatro totalmente diferentes. Y que se expresa a través del cuerpo de actores y actrices, ese cuerpo cuya expresión ha sido tantas veces reprimido.

En Jorge Eines siempre emerge una confianza ilimitada en el poder del teatro para transformarnos y para salvarnos, para ser lo más efímero y lo más eterno, esa ‘generación sin muerte’, para conectar con un público que demanda mucho más que un producto de consumo.

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