Un estudio publicado en la revista Nature Communications, la mayor investigación para detectar los efectos del cambio climático sobre la mortalidad, avisa de la amenaza que supone el calentamiento global para la esperanza de vida, especialmente, y en Europa, para España y Portugal. Como cualquier estudio científico viene determinado por los presupuestos de partida.
Según este equio de investigadores españoles, franceses y suizos, el aumento de la temperatura del planeta se traducirá en el incremento de la mortalidad en 15 mil muertes al año en Europa para finales de siglo. En sus conclusiones la Península aparece como el punto más débil por la combinación de situación geográfica, características climáticas y mejoras socioeconómicas. Éste último factor es, según los científicos, el único que puede cambiar las previsiones a mejor. Por último, el envejecimiento de la población se presenta como el peor escenario posible. Se puede imaginar por qué. El efecto en el norte de Europa será el inverso, teniendo en cuenta que se prevé que Gran Bretaña llegue a disfrutar de las mismas condiciones climáticas que tenemos ahora en España. Los efectos serán desastrosos igualmente en cualquier punto para la biodiversidad, por lo acelerado del cambio y la imposibilidad para adaptarse. La investigación ha combinado ocho modelos climáticos regionales para simular el clima europeo hasta el año 2100 en función de los escenarios de emisiones de gases que causan el efecto invernadero fijados por el panel sobre cambio climático de las Naciones Unidas(IPCC, en sus siglas en inglés) en función de varios parámetros como humedad, mortalidad y el efecto de las patologías estacionales. El problema, como decíamos al principio, son los presupuestos de partida a la hora de manejar el factor humano o el natural en torno al cálculo de las consecuencias del cambio climático. A parte del escándalo destapado justo antes de la Conferencia de Copenhague, en el que se pudieron conocer la falsificación de documentos sobre el cambio climático y la financiación del IPCC por parte de grupos tan poderosos como los que giran en torno a la familia Rockefeller, la polémica sobre este organismo de la ONU realmente ha sido sembrada por uno de sus exmiembros. El climatólogo neozelandés Vincent Gray afirma: “He sido un Experto Evaluador del IPCC desde su primer gran informe en 1990. El IPCC se ha distinguido por proporcionar pruebas de que el clima de la Tierra ha sido dañado por los cambios que han originado las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero”.Sin embargo, esta afirmación es “falsa”. La realidad y evidencias científicas han sido “distorsionadas e hiladas para apoyar una campaña mundial”, con el objetivo de limitar las emisiones de ciertos gases de efecto invernadero que carece de base científica”Gray denuncia que este grupo de expertos carece de independencia y que el IPCC está formado por funcionarios y burócratas, así como por científicos que son seleccionados por los propios gobiernos en función de su posicionamiento favorable a la tesis del calentamiento global. Nadie puede negar que el desarrollo de las fuerzas productivas modernas al margen del efecto que éste produzca en el medioambiente es una máxima del crecimiento capitalista, el máximo beneficio es lo único que importa. Pero también es innegable que las restricciones que hoy en día actúan en este sentido son aplicadas y utilizadas como tapón al desarrollo de las potencias emergentes, y de los países que han pasado a ser nuevos centros de creación de riqueza en choque con las viejas potencias. Como a nadie se le escapa la política de “aterrorizar” con visiones apocalípticas que recorre la propaganda, en estos temas, de muy dudosas intenciones. A parte del también dudoso valor moral de la máxima de “prevenir aterrorizando”.