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Presupuestos, pensiones y Bárcenas desatan el miedo electoral en el PP

La primera cita electoral del mandato Rajoy está a la vuelta de la esquina y las tensiones se instalan dentro del Gobierno y en el PP. Los Presupuestos que siguen sin proporcionar alivio, la reforma a la baja del sistema de pensiones, la merma de salarios como consecuencia de la reforma laboral y los nubarrones del caso Bárcenas, no ayudan a recuperar la bolsa de votantes. Los datos con los que trabaja el sociólogo de Rajoy, Pedro Arriola, no difieren de los que han arrojado las últimas encuestas: el PP ha perdido 12 puntos en intención de voto y nada indica que la caída empiece a revertir. Y eso con un agravante: los próximos comicios europeos, aunque no sean trascendentes en términos efectivos para el Gobierno, sí son los más apropiados para amplificar el voto de castigo por las promesas incumplidas, los problemas económicos y las sombras de corrupción.El riesgo de que se instale la desmoralización en las autonomías y en las bases del partido es evidente. Muchos aprecian ya brotes de nerviosismo entre Moncloa y Génova aderezados por la confusión que provoca la lista europea que se cerrará en enero y que en el PP dan por hecho que disparará la primera crisis de Gobierno.El proyecto de Presupuestos, en el que las autonomías salen trasquiladas con un recorte inversor de más de 4.700 millones y los ciudadanos siguen soportando impuestos sin precedentes sobre salarios devaluados, no ayuda a generar optimismo en las filas del PP.Tampoco suma el plan de revisión del sistema de pensiones que, incluso antes de ser aprobado por el Parlamento, hace sentir su rebaja en el poder adquisitivo de más de 9 millones de jubilados.El Gobierno también en este caso pretende luchar para cambiar las previsiones. Para lograrlo, ha estrenado una campaña que gira en torno al lema salimos de la crisis. El problema, para las fuentes consultadas, es que se basa en la mejoría de «indicadores y conceptos poco asequibles para el votante». Aún no se puede hablar ni de más empleo, ni de mejores salarios, ni de más poder adquisitivo, ni de recuperación de bienestar. Así que sus réditos electorales, de aquí a los comicios europeos de mayo, se vaticinan magros.«Los datos no siembran ninguna duda de lo alcanzado: la determinación y éxito con la que el Gobierno está llevando a cabo el ejercicio de consolidación presupuestaria». Con frases como esta, incluidas en los resúmenes preparados ad hoc para que los altos cargos populares vendan la gestión económica del Ejecutivo, se pretende que los españoles, y sobre todo los votantes del PP, recuperen el ánimo. Los barones primero, y de ahí hacia abajo en la escala del partido, a medida que la cercanía con la calle es mayor, más difícil se ve la empresa. Un alcalde valenciano afirma: «La gente me pregunta ¿salida de la crisis? ¿para quién? Y yo no puedo decir nada concreto. ¿Qué esperan de mí? ¿que hable de la competitividad por la reducción de costes laborales? Eso se traduce como rebaja salarial y en mi municipio, con más de un 30% de paro y la mayor parte del empleo precario o estacional ese tipo de mensajes son una afrenta».En el Congreso muchos diputados saben de qué habla; palpan la incomprensión de la gente en sus circunscripciones. También lo saben los barones que, tras las europeas, serán los primeros en enfrentarse a las urnas: Bauzá, Fabra, González… han empalidecido a la vista de los Presupuestos y han alzado la voz. Alguno de ellos, además, está en el punto de mira de Génova porque los sondeos en su territorio son desastrosos y nada indica que puedan mejorar a la vista de que las cuentas del Estado le dan la espalda.La teoría de la vicepresidenta de que los Presupuestos hay que mirarlos desde una «óptica global» y «no territorial» porque de lo que se trata es de hacer «proyecto de país», les tiene sulfurados.Desde la dirección popular se ha pedido a diputados y senadores despliegue y pedagogía. Hay que repetir el argumentario: «No hay más subidas de impuestos», «en el segundo semestre, creación neta de empleo», «dejamos atrás los ajustes e iniciamos la consolidación», «las pensiones nunca bajarán» o «empiezan las rebajas fiscales selectivas».Los portavoces de las áreas económicas amplifican el mensaje. La de Hacienda, Ana Madrazo, recalca que las previsiones de ingresos son «rigurosas, serias y responsables» e insiste en que «Rajoy ha conseguido cambiar la economía». La portavoz en la comisión del Pacto de Toledo, Carolina España, repite que las cuentas del Estado son «eminentemente sociales», y su homólogo en el área de Presupuestos, Antonio Gallego, incide en que «España ha pasado del rescate al respeto internacional».Gallego se hace eco de las palabras de Montoro, dirigidas a puerta cerrada al grupo parlamentario: «¿Que qué habría sucedido con un rescate? ¡Buff! mejor no saberlo».En Hacienda, los técnicos analizan las cuentas sin adornos políticos y admiten que son «duras» y que las pocas alegrías que incluyen son «muy leves», pero apuntan que «hay que ponerlas en valor porque marcan un cambio de tendencia» y «reparten lo poco que hay». Reconocen, no obstante, que al ciudadano «le sabrá a poco». Este es el problema del PP: anunciar una buena nueva tan etérea que nadie ve y en la que pocos, tras tantos incumplimientos, están dispuestos a creer.

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