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EEUU está ya polí­ticamente en bancarrota

A medida que el cierre del gobierno de Estados Unidos entra en su segundo día, Washington es el blanco de burlas y de preocupación en el extranjero. Comentaristas alemanes describen la situación como un «problema específicamente estadounidense «, con consecuencias de largo alcance.La ilustración de la portada del diario económico alemán Handelsblatt el miércoles por la mañana resume bastante bien la forma en que el cierre del gobierno federal de EEUU se percibe a través del Atlántico. La Estatua de la Libertad se encuentra encadenada, con la antorcha colgando lánguidamente de la mano a un lado. Al otro lado se lee el siguiente titular: «El Poder Mundial Bloqueado».Muchos alemanes encuentran difícil de entender la incapacidad de los legisladores estadounidenses para resolver sus desacuerdos presupuestarios a tiempo para evitar el cierre de todos los servicios públicos esenciales, que entró en vigor la medianoche del lunes. «Lo que Washington ofrece actualmente es un espectáculo, pero en el que los espectadores sienten más ganas de llorar», escribe el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.»Debido a que los republicanos y los demócratas , la Casa Blanca y el Senado , el Congreso y el presidente no pudieron ponerse de acuerdo en un presupuesto para salir del paso, cientos de miles de empleados federales fueron enviados a su casa involuntariamente y muchas agencias se vieron obligadas a cerrar», continúa el editorial. «Los principales actores de este conflicto, que reúne muchos factores, tanto ideológicos como políticos, corren un riesgo enorme y han creado las condiciones para que todos acusen a la clase política de Washington de estar podrida hasta la médula – conduciendo a la superpotencia mundial a un estado presupuestario de emergencia. El público se queda pensando cómo pueden haber permitido que las cosas lleguen a este punto y por qué hay tanto veneno en el sistema.»En otros lugares, los comentaristas alemanes se preguntan si un cierre del gobierno similar podría suceder en Berlín, donde la canciller Angela Merkel está actualmente envuelta en interminable conversaciones sobre el presupuesto federal de Alemania entre los conservadores y sus probables socios de coalición, los socialdemócratas de centro-izquierda. «La situación en Estados Unidos no es en absoluto comparable con la alemana», asegura el profesor Henrik Enderlein, un experto en economía política con sede en Berlín, a la agencia de noticias DPA el miércoles. El artículo pasa a caracterizar el cierre como un «problema específicamente estadounidense», un sentimiento repetido por otros medios de comunicación.Sin embargo, está claro para muchos que sus efectos serán de gran alcance. «Todo el mundo pagará por el cierre de los Estados Unidos», dice un titular del diario de tendencia derechista Die Welt en un artículo acerca de las consecuencias para la economía alemana. En el artículo, varios economistas alemanes prominentes manifiestan su desaprobación. «Si los estadounidenses se pegan un tiro en el pie en este momento, es muy peligroso para toda la economía mundial, y por supuesto para la economía exportadora alemana», advirtió Anton Boner, presidente de la Asociación Federal Alemana de Mayoristas y Comercio Exterior.El abrumador consenso entre la prensa alemana es que los republicanos son los más culpables de la paralización. En un comentario el martes a Spiegel, Gregor Peter Schmitz los bautizó como el «partido kamikaze». Atribuyendo el estancamiento a la cultura política mercenaria de Estados Unidos –donde los legisladores son elegidos directamente cada dos años y las campañas son financiadas privadamente–, así como a la falta de infraestructura de los partidos frente al modelo parlamentario de Alemania con sus campañas con fondos públicos .»Son circunstancias como éstas», escribe Schmitz «las que explican por qué una brigada de los republicanos se comportan como un grupo de Berlusconi – como enemigos del Estado desde dentro que quieren paralizar el país, porque esa es la voluntad de sus votantes conservadores en casa.»El Süddeutsche Zeitung de Múnich, ofrece una visión un poco más deprimente, culpando a todos los lados. «Lo que ya es evidente en Estados Unidos desde hace algunos años es la auto-destrucción de una de las democracias más antiguas del mundo. Y la gran tragedia es que este trabajo de destrucción no está siendo forjado por los enemigos de la democracia, o codiciosos o siniestros grupos de presión, sino que está siendo roto por la misma gente que se supone que debía conservarla: los votantes, los partidos y los políticos» (…)»Por el momento, Washington está luchando sobre el presupuesto y no se sabe si el país seguirá siendo solvente en tres semanas», concluye el documento. «Lo que está claro, sin embargo, es que Estados Unidos ya está políticamente en bancarrota.»

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