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«Santo Job sólo hay uno en la historia». Con esta puesta en escena el presidente del PP, Mariano Rajoy, parece haber tomado por fin la manguera de bombero para apagar los dos incendios -el caso Gürtel» y la batalla por Caja Madrid- que en los últimos meses han puesto contra las cuerdas al PP en dos de sus buques insignia, las comunidades de Madrid y Valencia.
En Madrid se imone el candidato “oficial” de Génova, Rodrigo Rato, a la presidencia de Caja Madrid. Esperanza Aguirre se retira, al menos provisionalmente. Pero el caso ha mostrado que la disputa por el cuarto banco de España (tras el Santander, BBVA y La Caixa) no sólo es una disputa entre diferentes sectores de la burguesía burocrática regional, Aguirre-Gallardón- sino que, al evidenciar la división y la lucha por el poder en el seno del PP, se convierte en un foco de inestabilidad, y por lo tanto de debilidad, para un partido que aspira a ser alternativa de Zapatero.En Valencia, donde el incendio por la corrupción del “caso Gürtel” ha chamuscado hasta el mismísimo presidente de la Generalitat, Francisco Camps, la destitución del ex secretario general del PP, Ricardo Costa, desde la sede central de Génova y las medidas de Capms, nombrando un nuevo secretario general y colocando al conseller Rafael Blasco como hombre fuerte y nuevo portavoz parlamentario, pero manteniendo en su gobierno a varios tocados por “Gürtel”, se parece más a un caso abierto que a un incendio apagado.Los incendios controlados pero no definitivamente apagados, son de una poderosa atracción para quienes tienen la permanente tentación de utilizar todos los medios para avivarlos, sobre todo cuando las encuestas ya dan al PP como ganador de unas posibles elecciones –la encuesta del CIS dice que por primera vez el PP adelanta al PSOE en intención directa de voto- y sólo hundir a la oposición puede salvar a un Zapatero en declive.