General Motors irrita al gobierno alemán

Polí­ticos alemanes reaccionaron el miércoles con una mezcla de molestia e incredulidad tras la decisión de General Motors de cancelar la venta de su división europea. El fracaso de la operación, que estaba casi cerrada, le propina a la canciller alemana Angela Merkel su mayor revés polí­tico desde que ganó la reelección en septiembre.

El fracaso de la venta de Oel es una derrota personal para Merkel y su equipo más cercano, quienes trabajaron "cientos de horas" en el caso de Opel durante los últimos 12 meses, según un alto funcionario alemán. El anuncio, realizado en la tarde del martes, se produjo en un momento embarazoso. Merkel se encontraba en Washington, donde acababa de reunirse con el presidente estadounidense Barack Obama y pronunciaba un discurso que tuvo una cálida recepción ante una sesión conjunta del Congreso. Durante sus reuniones, Merkel no recibió ninguna indicación de que GM, que es controlada por el gobierno de EEUU, estaba a punto de dar marcha atrás en el acuerdo. DEUTSCHE WELLE.- La decisión anunciada en Detroit fue un trago amargo y una afrenta para la canciller alemana Angela Merkel, que volaba de regreso a Berlín después de haber pronunciado un histórico discurso ante el Congreso estadounidense y haberse reunido con el presidente Barack Obama. El jefe del grupo parlamentario del partido de Los Verdes, Jürgen Trittin, acusó a Merkel de haberse dejado extorsionar por el grupo estadounidense, al otorgar un financiamiento puente sin exigir nada a cambio. EEUU. The Wall Street Journal La decisión de General Motors irrita al gobierno alemán Marcus Walker, Vanessa Fuhrmans y John Stoll Políticos alemanes reaccionaron el miércoles con una mezcla de molestia e incredulidad tras la decisión de General Motors de cancelar la venta de su división europea. El fracaso de la operación, que estaba casi cerrada, le propina a la canciller alemana Angela Merkel su mayor revés político desde que ganó la reelección en septiembre. Merkel batalló durante meses para orquestar la venta de Opel al proveedor de autopartes canadiense-austríaco Magna International y su socio ruso Sberbank, y había ofrecido miles de millones de euros en financiación estatal a cambio de promesas de proteger a las fábricas alemanas. La decisión de GM de quedarse con Opel y emprender una reestructuración que podría implicar mayores pérdidas y cierres de plantas en Alemania, tomó por total sorpresa a Merkel, según fuentes al tanto. El vocero de la canciller alemana calificó la medida de GM de sorprendente y decepcionante. Su ministro de Economía, Rainer Brüderle, la tildó de "completamente inaceptable". El fracaso de la venta de Opel es una derrota personal para Merkel y su equipo más cercano, quienes trabajaron "cientos de horas" en el caso de Opel durante los últimos 12 meses, según un alto funcionario alemán. El anuncio, realizado en la tarde del martes, se produjo en un momento embarazoso. Merkel se encontraba en Washington, donde acababa de reunirse con el presidente estadounidense Barack Obama y pronunciaba un discurso que tuvo una cálida recepción ante una sesión conjunta del Congreso. Durante sus reuniones, Merkel no recibió ninguna indicación de que GM, que es controlada por el gobierno de EEUU, estaba a punto de dar marcha atrás en el acuerdo. Fritz Henderson, presidente ejecutivo de GM, le informó a la delegación de la canciller que el pacto con Magna había sido cancelado poco antes de que Merkel se subiera al avión para regresar a Alemania. A Merkel no le gustó la noticia, según uno de sus allegados. La Casa Blanca, por su parte, tomó distancia al decir que no había estado involucrada en la decisión de forma directa. "Las decisiones de negocios de GM son realizadas por la cúpula ejecutiva de la empresa y no por la Casa Blanca", les dijo a los periodistas el vocero Robert Gibbs. La solicitud de asistencia financiera que se prevé que GM presentará ante el gobierno alemán es un dolor de cabeza para la canciller, afirman observadores políticos. O Alemania financia los controvertidos planes de reestructuración de GM, o se niega a otorgar la ayuda y se arriesga a ver cómo Opel cae en la insolvencia, lo que potencialmente podría costar más empleos y votos. El dilema es especialmente agudo en Renania del Norte/Westfalia, el más poblado de los 16 estados de Alemania, donde los planes de GM podrían conducir al cierre de una planta en la ciudad de Bochum. El tema es delicado para el aliado conservador de Merkel, el premier del estado, Jürgen Rüttgers, quien necesita los votos de los sectores sindicales para obtener la reelección en mayo de 2010. La pérdida del estado le quitaría a la alianza de centro-derecha encabezada por Merkel su mayoría en la cámara alta del Parlamento alemán, lo que pondría en riesgo la capacidad del gobierno para aprobar leyes económicas clave, como su política característica de recortes al impuesto a las ganancias. Si bien numerosos políticos alemanes rechazaron la decisión de GM el miércoles, Rüttgers fue especialmente mordaz, al decir que el giro de 180 grados que dio la automotriz estadounidense "demuestra la cara negativa del turbo-capitalismo", y promete dar la pelea por la planta de Bochum. Voceros afirmaron que no sabían si el gobierno alemán accedería a la petición de ayuda financiera por parte de GM y agregaron que Alemania tendría que estudiar las propuestas de GM. Se prevé que la automotriz estadounidense les pida a los gobiernos europeos de países en los que hay plantas de Opel o de Vauxhall unos 3.000 millones de euros para reestructurar las operaciones. Alrededor de 2.000 millones de euros de esa suma provendrían de Alemania, esperan ejecutivos de GM. Merkel, no obstante, es sumamente escéptica ante la posibilidad de entregarle dinero de los contribuyentes a Opel sin un nuevo dueño, según una persona al tanto. La canciller rechazó los primeros pedidos de ayuda de Opel hace un año porque no encontró la forma para asegurarse de que, en la práctica, el dinero de los alemanes no terminara por subsidiar a GM en EEUU, afirmó esta fuente. Los ejecutivos de GM confían que aún pueden conseguir el respaldo financiero de Alemania. John Smith, el principal ejecutivo a cargo de la reorganización de Opel, indicó en una conferencia telefónica el martes que la automotriz contempla revisar un plan "muy pronto" para luego presentarlo a los sindicatos y los gobiernos europeos. "Si les gustaba el plan de Magna, también les va a gustar el de GM", dijo Smith. "Son planes muy parecidos". Una similitud con la propuesta de Magna es que GM contempla unos 10.000 despidos en Europa, equivalente a cerca de 20% de la fuerza laboral. GM evalúa mantener una versión más reducida de la planta de Bochum, aunque cerraría las de Amberes, en Bélgica, y suspendería las operaciones de la de Eisenach, en Alemania. En otra señal de que GM está deseosa de hacer las paces con Alemania, Smith manifestó el miércoles que Opel ya había pagado cerca de una tercera parte del préstamo puente de 1.500 millones de euros que Alemania le concedió a comienzos de año. "Podemos pagar el crédito puente y lo haremos", dijo. THE WALL STREET JOURNAL. 5-11-2009 Alemania. Deutsche Welle Sorpresa y enojo tras la decisión de GM de no vender Opel a Magna El nuevo ministro alemán de Economía, el liberal Rainer Brüderle, calificó como “completamente inaceptable” la decisión del fabricante estadounidense General Motors (GM) de no vender su subsidiaria alemana Opel al fabricante de componentes austro canadiense Magna y al banco ruso Sberbank, como estaba previsto. Ambos adquirían el 55 por ciento de las acciones de Opel, y GM conservaría el 35 por ciento. El diez por ciento restante sería destinado a los trabajadores del grupo automotor NewOpel. El Gobierno alemán otorgó un crédito de 1.500 millones de euros para evitar la quiebra de las plantas alemanas de Opel que de declarar la insolvencia ponían en peligro a unos 50.000 puestos de trabajo. De esa línea de crédito fueron ocupados 1.100 millones de los cuales han sido devueltos 200 millones. Opel debe todavía 900 millones de euros al Gobierno federal y los estados federados en donde se encuentran las fábricas del grupo. Opel también tiene plantas en el Reino Unido, España, Polonia y Bélgica. Los planes iniciales de venta habían sido rechazados por las plantas de Opel en España y el Reino Unido, que no estaban conformes con la propuesta del fabricante austrocanadiense y hacían lo posible por retrasar la operación. Consecuencias en las relaciones trasatlánticas La decisión anunciada en Detroit fue un trago amargo y una afrenta para la canciller alemana Angela Merkel, que volaba de regreso a Berlín después de haber pronunciado un histórico discurso ante el Congreso estadounidense y haberse reunido con el presidente Barack Obama. El jefe del grupo parlamentario del partido de Los Verdes, Jürgen Trittin, acusó a Merkel de haberse dejado extorsionar por el grupo estadounidense, al otorgar un financiamiento puente sin exigir nada a cambio. Desde mayo el gobierno alemán tomó parte en intensas negociaciones para lograr la venta de Opel y salvarla de la quiebra junto con la matriz estadounidense. “Con esta decisión se quebró un proceso de inversión que durante un período de más de seis meses fue conducido por todos los involucrados, incluyendo a GM”, declaró el portavoz gubernamental Ulrich Wilhelm. El jefe del Estado de Hesse, Roland Koch, no ocultó su enojo. “Ante las experiencias negativas de los últimos años con la política empresarial de GM me preocupa mucho el futuro de la empresa y sus puestos de trabajo”, declaró en un comunicado. Vuelco inesperado Sorpresivamente el consejo de administración de General Motors confirmó desde su sede en Detroit que no venderá la subsidiaria alemana Opel ni sus demás subsidiarias europeas como estaba previsto. El grupo estadounidense dijo que saneará la producción automotriz europea y presentará un plan al gobierno alemán. El presidente de GM Fritz Henderson estimó los costos de una reestructuración en unos 3.000 millones de euros. Henderson destacó que la salud financiera y la estabilidad de GM ha mejorado sustancialmente en los últimos meses. El gigante automotriz salió en un tiempo récord de un proceso de insolvencia con la promesa de recibir ayudas por 50.000 millones de dólares del Gobierno estadounidense, que asumió un 60 por ciento de la empresa reestructurada. El vuelco inesperado en la estrategia de GM es interpretado como la única alternativa para asegurar la competitividad del grupo a nivel global. Berlín había asegurado ayudas por 4.500 millones de euros que tenían que ser autorizadas por la Comisión Europea. Varios países de la UE con plantas de producción de Opel, entre ellos España temían que las ayudas del gobierno alemán favorecerían únicamente a las plantas alemanas. Huelgas en toda Europa Analistas auguran que la decisión tendrá profundas consecuencias en las relaciones entre Europa y Estados Unidos, provocando una gran irritación en Berlín e incertidumbre en todos los países en donde hay plantas de Opel. Los comités de empresa de las plantas alemanas de la automotriz Opel y los sindicatos del ramo llamaron a huelgas de protesta. Unos 55.000 empleados en las cuatro fábricas alemanas de Opel fueron convocados a huelgas de advertencia que se extendrán a toda Europa. Los trabajadores temen el cierre de plantas y despidos masivos. “Es un día negro para Opel”, dujo Klaus Franz, presidente del comité de empresa europeo de Opel. Los trabajadores darán marcha atrás a la decisión de asumir amplios recortes salariales para contribuir al saneamiento de la empresa a cambio de una participación en NewOpel. DEUTSCHE WELLE. 4-11-2009

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