Un convento de Antequera acoge el triple de refugiados que todo el Gobierno

Por sus obras los conocereis

La posición de la sociedad española ante los refugiados es admirable y solidaria. La posición del gobierno es indigna, miserable, mezquina.

“Obras son amores, y no buenas razones”. Con este refrán cervantino, dos religiosas de la Orden Mínima de Antequera se pusieron manos a la obra, poniendo en evidencia la ignominiosa, criminal y farisea inacción del Gobierno español, y en particular la de su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, conocido supenumerario del Opus Dei.

Una reunión de trabajo de dos religiosas junto a dos miembros del CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y un representante de Cáritas Diocesana de Málaga, ha sido todo lo necesario para poner en marcha una comisión de seguimiento y ofertar 40 plazas de acogida en el convento de Santa Eufemia de Antequera.

Doce es el vergonzoso número de refugiados que el Gobierno español ha acogido desde que se comprometiera -en septiembre del año pasado, hace 6 meses- a acoger 17.680 refugiados, anunciando la cifra más alta de la Unión Europea (UE), detrás de Alemania (31.443 refugiados) y Francia (24.031). Palabras, promesas, polvo, nada. Una mísera docena, mientras cientos de miles de refugiados pasan ateridos de frío al raso por media Europa.

Un convento de monjas de Antequera triplicando lo que hace todo un Gobierno, dotado de potentes ministerios, miles de hombres y millones de recursos. Dos monjas en sólo una semana se movilizan y se ofrecen para acoger a 40 hombres, mujeres y niños. Los hombres de los despachos, llevan seis meses regateando una miserable docena de solicitudes de asilo concedidas.

No es un problema de proporción. No. Es un problema de principios, de la naturaleza despiadada de un gobierno que -como el resto de los gobiernos europeos- trata a cientos de miles de seres humanos como mercancía, como miserables números, como una incómoda cuota que asumir o mano de obra a la que superexplotar. Ya dijo Mateo (7:16) que ‘por sus obras los conocereis’.

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