SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

¿Por qué pagamos la energí­a más cara de Europa?

En 1975 los españoles teníamos el gas, la electricidad y los productos petrolíferos antes de impuestos más baratos de Europa. A día de hoy, y sumando los déficits de tarifa, son los más caros no solo del continente, sino de toda la OCDE. La razón de esta monstruosidad tiene su origen, como todas las demás, en la infausta Transición y en la connivencia entre las oligarquías política, financiera y empresarial para repartirse España como si fuera un solar, y que en la energía se concretaría en la entrega a la oligarquía empresarial de los activos públicos petroleros y gasistas a un precio irrisorio y en la sustitución de los monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con precios libres. Esta posición de monopolio, con la que nos han expoliado decenas de miles de millones, les ha permitido expandirse en el exterior con nuestro dinero mucho más agresivamente que el resto de empresas mundiales y hacerlo de una forma, por decirlo suavemente, manifiestamente mejorable. El efecto sobre España ha sido absolutamente devastador: desindustrialización masiva –la industria representaba en 1975 el 36% del PIB y hoy es menos del 15 %–, pérdida brutal de competitividad –después del trabajo, la energía es el principal factor de competitividad de una nación–, reducción de la renta disponible de las familias –al pagar por su energía hasta un 50 % más que la media de Europa– y, en consecuencia, reducción del consumo, del crecimiento y del empleo. Después del modelo de Estado y del desastre del sistema financiero, los precios de la energía son la tercera causa en importancia de la ruina de España.¿Cómo empezó todo?El tema lo he vivido en primera persona, como consejero delegado de Enagas y luego de Campsa, como responsable designado por Enrique Fuentes Quintana del primer Plan Energético después de la muerte de Franco y, al abandonar Campsa, como presidente de Saroil, una empresa creada por mí y por Saras S.p.A., que llegaría a ser la mayor en ventas de productos petrolíferos después de las tres monopolistas, Repsol, Cepsa y BP. ¿Cómo de tener la energía más barata de Europa hemos pasado en menos de tres décadas a tener la más cara?En 1984, y ante la entrada de España en la UE, los activos del Monopolio de Petróleos propiedad del Estado no fueron subastados entre las grandes petroleras mundiales –lo que habría garantizado un precio justo mas una elevada competencia y, en consecuencia, disfrutar de los precios más bajos posibles–. Miguel Boyer decidió hacer otra cosa. Con la soberbia y prepotencia que le caracterizaban, se negaría a escuchar las razones que le planteamos algunos y los entregaría a dedo a las refinerías españolas en proporción a su participación en los suministros al monopolio por una cifra irrisoria: 100.000 millones de pesetas, menos de una veinteava parte de su valor real. Fue un expolio histórico a los españoles (…)

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