Es domingo. Javier Fesser espera en un aeropuerto a que salga su avión. Yo acabo de llegar de la Feria del Libro, de hablar con varios de los firmantes de PararLaGuerra.es a pocas horas de las concentraciones del 14 de junio, que ya se habrán celebrado cuando se lean estas páginas.
Nos llamamos y hablamos de lo que está pasando.
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Lancémonos directamente, Javier. Hablemos de lo que está pasando para que más hablen también…
Esto es un genocidio con todas las letras, rodeado de unas circunstancias que superan a otros, en crueldad, en inmoralidad, en cinismo y en indecencia. No entiendo que alguien pueda tener un argumento para defender esto.
De hecho, no sé cómo adjetivar los argumentos que ya se utilizan por parte de los dirigentes israelitas que están a favor de esta salvajada. Hablan de que no quede ni uno vivo. Actúan para que no quede ni uno vivo.

La naturaleza genocida y de apartheid es evidente en cada cosa que dicen. Por eso soy totalmente contrario a matizar nada.
Lo que ocurrió el 7 de octubre es un ataque terrorista con todas las letras, pero es muy injusto y absolutamente fuera de la verdad analizarlo todo desde ese día, como si este conflicto hubiera nacido ahí.
Por medio también se ha cruzado aquello que dijo Netanyahu de que ellos habían financiado el nacimiento de Hamás para debilitar a la Autoridad Palestina. A día de hoy y visto lo visto, lo más lógico es pensar que conocía previamente los ataques del 7 de octubre, porque a Netanyahu le ha venido perfecto lo que ha ocurrido. Y es posible que haya ayudado a provocarlo, porque llevan años financiando grupos violentos y terroristas para dividir al pueblo palestino.
Es de un nivel de cinismo máximo decir que te estás autodefendiendo, que los bebés son terroristas y que hay que eliminar a todos porque acabarán yendo contra ellos. Esto que está ocurriendo, si hace tres años lo escribes en un guion, no te lo compra nadie, porque te dicen que no les escribas una historia tan burda: “Cúrrate un poquito mejor los conflictos, porque esto no se lo cree nadie”.
También quería preguntarte por cómo lo percibes tú en el ámbito de la cultura.

Parece que hay que andar con pies de plomo porque la contrapropaganda del Estado de Israel, número uno del mundo en generar información falsa y confusa, te acusa enseguida de antisemita. Hay cosas que además se dicen como si fueran una verdad incuestionable: ser antisemita es el demonio, pero cargarme a 20.000 niños no. Es muy nauseabundo tener que utilizar una terminología ambigua o no muy clara para llamar a las cosas por su nombre.
Ante la pregunta que se plantea la mitad de la humanidad de qué podemos hacer… Podemos no callarnos, y en el no callarnos yo apuesto por llamar a las cosas por su nombre. ¿Qué hay que tener en cuenta? Nada.
“La naturaleza genocida y de apartheid es evidente en cada cosa que dicen”
La empatía significa ponerte en la piel del otro. Es imposible llegar a entender el sufrimiento y la tortura extrema a la que están siendo sometidos esos seres humanos. No lo podemos ni imaginar. Pero aunque sea con un pequeño porcentaje de ese sufrimiento, ya no pueden caber ambigüedades. Ponte en la piel de un subsahariano que viene en la patera a buscar una vida, que huye del hambre, la muerte, la persecución o de la pobreza y se juega todo en un barco habiendo dejado todos los ahorros de su vida, de su familia, para pagar ese viaje maldito. Y ahora ponte con otros, que desde el chalet estamos diciendo no, sin papeles, sin menas… Poniéndome en la piel del otro es como intento trabajar.
Una de las cosas que ha ido cambiando también, aunque muy lentamente y con todas las dificultades, son los movimientos dentro de Israel y de la comunidad judía. Porque ahora hay más manifestaciones donde es complicado hacerlas.

Es difícil de entender cómo el gobierno de Israel ha promovido una locura colectiva. No hay nada más terrible que quien te gobierna fomente el odio. Es terrible ver a militares en un tanque desguazando vidas, casas y sueños. Y lo es también ver a 15 chavales, adolescentes, envalentonados, armados o con palos como en el salvaje oeste, yendo a violentar, a quemar, a matar, a golpear a otros seres humanos que no saben ni por qué.
Ni siquiera saben por qué lo hacen. Igual si yo hubiera nacido en Gaza y hubiera estado sometido a esa injusticia tan brutal, no puedo asegurar que no hubiera acabado empuñando las armas. También soy consciente que, si hubiera nacido en Israel y me hubieran inculcado esa basura desde que soy pequeño en mi entorno, ese odio y esa ignorancia profunda hacia mis vecinos, sería un gilipollas más que estarían empuñando ahí un arma y violentando a otros seres humanos.
“Es imposible llegar a entender el sufrimiento y la tortura extrema”
Por eso es una gran responsabilidad de quien educa y quien alimenta estas ideas. Es horrible que un gobierno alimente el odio, la división, el uso de la fuerza y la violencia y la deshumanización tan brutal. Y es todavía más difícil entender que esto ocurra ante manifestaciones tan evidentes y flagrantes de barbarie.
Al principio disimulaban. La primera vez que bombardearon un hospital le echaban la culpa a Hamás, ¿cómo van a bombardear ellos un hospital? Pero empezaron a perder la vergüenza y ahora se vanaglorian. Cuando Netanyahu ha declarado que él permitió la financiación de Hamas durante décadas, lo dice orgulloso. En poco tiempo dirá orgulloso que conocía perfectamente los atentados del 7 de octubre, que llevaban preparándose durante muchísimo tiempo, que eran su gran deseo y que están siguiendo el guion exacto que habían escrito hace mucho tiempo.
¿Tú crees que para poner en pie un movimiento por la paz contra el genocidio contundente, debe estar todo el mundo?
Yo creo que sí. Por lógica, ¿a quién podemos excluir de una lucha contra la aniquilación de otros seres humanos? No se me ocurre. Ni qué partido, ni qué estamento, ni qué equipo de fútbol, ni qué empresa.
Hay quien no solo calla, sino que niega y apoya. Pero utilizando la lógica y la humanidad, que todos tendremos una dosis de eso, ¿quién puede no estar deseando unirse a un movimiento que lucha por la paz y el final del dolor de otros? Es incomprensible.

Esta es una de esas ideas que hay que difundir para que sea un movimiento amplio, porque tenemos que estar todos. Que no falte nadie. Esa sería la gran triunfada, ver a quienes representan ideas muy diferentes, apartándolas para unirse en una defensa común de la humanidad. Por desgracia es complicado. Porque aparecen los peros. Condenamos pero…, hay que tener en cuenta… Hay que inventar algo para hacer ver que un pero no vale.
Cuando alguien de verdad está muriendo de hambre, primero hay que alimentarle. Después de alimentado se puede analizar por qué ha pasado hambre, cómo ha llegado, cómo dejar de pasar hambre… pero en el momento que está pasando hambre o a alguna persona la están haciendo sufrir, lo primero es unirse contra el sufrimiento. Ya estudiaremos cómo podemos conseguir que en el futuro no vuelva a ocurrir, pero lo que está ocurriendo ahora mismo es urgente.
La semana pasada ocurrió esta cosa tan surrealista, tan cruel, los puntos de distribución de ayuda humanitaria cerraron a partir del miércoles por temas de mantenimiento. Cuando yo leí esa noticia pensé que era del Mundo Today, que se deja de repartir ayuda humanitaria a gente que está muriendo, de sed y de desesperación. Llevan tres días cerrados los únicos puntos de distribución de ayuda humanitaria por mantenimiento y temas técnicos. Y la semana siguiente harán puente porque será el patrón de la madre que les parió. Siendo algo tan urgente… Cada día están muriendo tantas personas, tantos niños, tantos inocentes…
“¿A quién podemos excluir de una lucha contra la aniquilación?”
Cuando hablamos de las muertes en Gaza, escribimos todos que de ellos 17.000 son niños. Pero ¿qué pasa con los 45.000 hombres que han muerto? Si son todos inocentes, son panaderos, ingenieros, padres, taxistas, o madres médicas, enfermeras, periodistas. Parece como que matar niños es horrible, pero ¿y el resto? No son soldados que están en la trinchera peleando, son las familias, los padres, las madres, los hermanos, las cuñadas, las tías, las abuelas. Parece que tenemos 6.000 niños como diciendo que los demás habrá que ver quién es cada uno y si se ha merecido morir.
No hay nada comparable con el protocolo con el que se está llevando a cabo esta barbaridad, sin ningún tipo de decencia, de normas, de reglas… y sin ninguna justificación, porque a veces, cuando hay un tema ideológico puedes llegar a entender por qué ha estallado algo. Aquí no se entiende nada, pero sí se entiende.
Hay personas que han decidido que otras no lo son, esa es la primera estrategia. Yo soy una persona, pero estos no lo son, me molestan, pues vamos a quitarlos ya de en medio. Parecen decir, “dejemos de hacer el tonto, como llevamos una década haciéndolo, yendo poquito a poco y montemos allí la fiesta de una vez”.
Claro, y se entiende cuando se escucha a Trump hablar del resort. Es evidente que hay un proyecto político.
Terrible que tengan a Trump apoyando todo esto. En el mundo, si alguien puede detener esto de una forma clara, es Estados Unidos. Pero lejos de detenerlo, ha alimentado ese nivel de matonismo tan burdo, terrible y obsceno. Es difícil encontrar adjetivos porque sobrepasa lo que hemos imaginado.
¿Cuál crees que es el papel que puede jugar, o si crees que puede ser decisivo, la cultura y la gente de la cultura, en una encrucijada como esta?

Cualquiera que tengamos el privilegio de tener un mínimo altavoz en la sociedad, tenemos la obligación de utilizarlo.
En el mundo de la cultura, siempre hay una línea delicada cuando abordas un tema político o ideológico. Los que hacemos cine y contamos historias, difícilmente nos abrazamos a estos temas, pero nos abrazamos a las personas que emocionan, nos abrazamos a la verdad. Es la suerte de un trabajo que te hace viajar y conocer personas distintas y entender que todos estamos aquí compartiendo un planeta y con las mismas ganas de pasarlo bien. No es fácil significarte políticamente, ni siquiera es una cosa que me apetezca hacer, pero es que aquí estamos hablando de otra cosa.
“Cuando tu trabajo te ha hecho despertar la sensibilidad no puedes no pronunciarte”
¿Qué tiene que ver esto con la política y con la ideología? Nada. Esto tiene que ver con la locura, con la ambición, con la codicia desmedida y con la sinrazón. La empatía es el alimento fundamental de las películas, de la cultura, de las historias, de la emoción, de la humanidad, que es sobre lo que el arte trabaja. Desde el mundo de la cultura, cuando tu trabajo te ha hecho despertar la sensibilidad y la empatía con el prójimo, no puedes no pronunciarte, porque va incluido de serie.