«La Unión Europea, bajo la presión de Alemania, está impulsando una política económica suicida. Retornar al Pacto de Estabilidad y forzar duros planes de ajuste, cuando la economía está lejos de reactivarse, lo único que va a conseguir es prolongar e incluso agravar la crisis, y con ello retardar la consecución del equilibrio presupuestario. La recesión económica es la principal y, en muchos casos, única causa de los déficits públicos.»
El modelo alemán ropicia la deflación interior y basa su crecimiento en las exportaciones. Resulta a todas luces hipócrita que Merkel fustigue a otros países miembros por sus déficits cuando son precisamente estos déficits los que están permitiendo su superávit y, por ende, su crecimiento. Gran parte de la deuda de Grecia se encuentra en manos de los banqueros alemanes, por lo que el problema de ese país, de existir, es también problema alemán (PÚBLICO) EL ECONOMISTA.- Dada la importancia de la relación bilateral China-Estados Unidos para el comercio mundial, el crecimiento y la seguridad, lo normal es pensar que los dos países evitarán una confrontación total, ya que, en caso contrario, se podría limitar el crecimiento mundial. En el fondo,lo que subyace es la búsqueda de un nuevo equilibrio de poder, especialmente tras la actual crisis económica y financiera, donde los países emergentes, mucho más saneados, van a jugar un papel más relevante, y dentro de ellos, especialmente China ABC.- Se diría que de todos delitos de corrupción que puede cometer un gobernante, Matas no ha logrado evitar ninguno. Aunque el cruel despecho de Rajoy obedezca a la repugnancia de quien se siente engañado, resulta necesario interrogarse también sobre la perezosa ceguera del Partido Popular ante las manifiestas evidencias de enriquecimiento que rodeaban a uno de sus más destacados dirigentes regionales. Cómo mínimo, falló la responsabilidad «in vigilando». Durante varios años, la dirección nacional soslayó las sospechas clamorosas de comportamientos deshonestos y abusos de poder en las islas. Había contratas confusas y sobreprecios clamorosos; el presidente se mudaba a un inmueble de superlujo y su mujer pagaba en metálico en las joyerías de la calle Jaume I. Opinión. Público Política suicida en la eurozona Juan Francisco Martín Seco La Unión Europea, bajo la presión de Alemania, está impulsando una política económica suicida. Retornar al Pacto de Estabilidad y forzar duros planes de ajuste, cuando la economía está lejos de reactivarse, lo único que va a conseguir es prolongar e incluso agravar la crisis, y con ello retardar la consecución del equilibrio presupuestario. La recesión económica es la principal y, en muchos casos, única causa de los déficits públicos. Resulta inexplicable que los países europeos que componen la Unión Monetaria estén cediendo al chantaje de los mercados cuando, como conjunto, pueden resistir perfectamente cualquier movimiento especulativo. Por otra parte, no les vendría mal a las economías de estos países la depreciación del euro. Merkel, revestida de un enorme fariseísmo, se ha erigido en juez del resto de miembros, amenazando con la expulsión del euro o con la imposición de una dura disciplina presupuestaria. Habría que recordar a la canciller que fue Alemania la que inventó la contabilidad creativa y la primera que incumplió el Pacto de Estabilidad sin sufrir por ello sanción alguna. Pero es que, además, el problema no radica en los déficits públicos, sino en los desequilibrios de las balanzas de pagos, cuya responsabilidad, como en cualquier discusión, recae siempre en las dos partes: el exceso de consumo de algunos países no podría producirse sin el exceso de ahorro en otros. El modelo alemán propicia la deflación interior y basa su crecimiento en las exportaciones. Resulta a todas luces hipócrita que Merkel fustigue a otros países miembros por sus déficits cuando son precisamente estos déficits los que están permitiendo su superávit y, por ende, su crecimiento. Gran parte de la deuda de Grecia se encuentra en manos de los banqueros alemanes, por lo que el problema de ese país, de existir, es también problema alemán. De ahí que sea difícil de entender la postura cicatera de Alemania arrastrando al Eurogrupo a un acuerdo tan raquítico como el tomado la pasada semana en el Consejo Europeo. El ridículo de la Eurozona es notable, al permitir que uno de sus miembros se vea obligado a pedir ayuda al FMI, lo que no ocurría desde hace muchos lustros, y que los apoyos internos queden a voluntad de cada uno de los estados, sin que los países acreedores se hayan comprometido a nada. Tan sólo la quijotesca España que, como deudora, está, más que para prestar, para que le presten. PUBLICO. 31-3-2010 Opinión. El Economista China no revaluará el yuan, el problema es el dólar Juan Laborda Las relaciones entre Estados Unidos y China se han tensionado las últimas semanas, con la retórica habitual de intercambio de reproches sobre el comercio, la dependencia excesiva de la financiación de la deuda pública y privada de Estados Unidos del dinero chino, el tratamiento de las empresas extranjeras en China , las cuestiones estratégicas, tales como el apoyo de Estados Unidos a Taiwán y al Dalai Lama del Tíbet, las respuestas a las ambiciones nucleares de Irán y, sobre todo, el problema en torno al tipo de cambio. Dada la importancia de la relación bilateral China-Estados Unidos para el comercio mundial, el crecimiento y la seguridad, lo normal es pensar que los dos países evitarán una confrontación total, ya que, en caso contrario, se podría limitar el crecimiento mundial. En el fondo, lo que subyace es la búsqueda de un nuevo equilibrio de poder, especialmente tras la actual crisis económica y financiera, donde los países emergentes, mucho más saneados, van a jugar un papel más relevante, y dentro de ellos, especialmente China. Vamos a centrarnos en los aspectos meramente económicos, y concretamente en el papel del tipo de cambio, por un lado, del yuan, y por otro, del dólar. China, vía manipulación de su divisa, ha registrado una acumulación brutal de reservas, contribuyendo a desequilibrios globales en las balanzas por cuenta corriente, a un crecimiento en exceso de la liquidez global, al no esterilizar gran parte de esta acumulación, y por lo tanto a la generación de burbujas de activos. Consecuencias de la revaluación del yuan Bajo este razonamiento desde occidente se pide a China que acelere la revaluación del yuan. Sin embargo, desde el lado chino se considera que no están tan claros los efectos de una fuerte revaluación del yuan. Jian Zhang y Hung-Gay Fung, en un artículo publicado en 2006 bajo el título Winners and Losers: Assessing the Impact of Chinese Yuan Appreciation, obtenían los siguientes resultados: -Una revaluación del yuan produciría un descenso generalizado en la riqueza mundial, incluidos Estados Unidos y Japón, pero China sería el gran perdedor (vía fuertes caídas en inversión y déficit fiscales). La única área que experimentaría una ligera ganancia sería la Unión Europea. -Una revaluación del yuan no ayudará a mejorar el déficit comercial de Estados Unidos u otras áreas. Son consecuencia de tasas de ahorro negativas. -Se produciría un impacto negativo en los tipos de interés similar a la trampa de la liquidez que experimentó Japón en los 90: primero, presiones de inflación y descensos en los tipos de interés nominales y reales, y después, inefectividad de la política monetaria. ¡Su auténtico miedo! -Sus resultados indican una relación negativa entre tipo de cambio real y producción, contrario al efecto Balassa. Ello lo achacan a la gran cantidad de trabajadores que migran del campo a la ciudad, que mitigaría cualquier presión de incrementos salariales. Bajo estos resultados, recomendaban al Gobierno chino no ceder a las fuertes presiones occidentales de revaluar de manera importante el yuan , y sólo implementar pequeños ajustes cuando las presiones fueran fuertes: sus recomendaciones se están aplicando a rajatabla por parte de las autoridades chinas. ¿Qué ocurre con el dólar? El origen de la actual crisis económica se encuentra en el elevado sobreendeudamiento del sector privado de los países occidentales, que hasta ahora apenas se ha reducido, y además se le está añadiendo el endeudamiento público, necesario, por otro lado, para evitar una depresión económica. En este contexto, la política monetaria es ineficiente, y el efecto de las políticas fiscales es limitado. Los argumentos los podemos encontrar en el último Irving Fisher, que tras arruinarse en bolsa en la Gran Depresión, dejó de ser monetarista y ofreció la mejor explicación que hasta ahora se ha dado sobre en qué consiste y cuáles son las consecuencias de la deflación por deuda, en su artículo magistral de 1933 The Debt Deflation Theory of Great Depressions. Bajo este análisis, y como corolario, para compensar el desapalancamiento del sector privado, es preferible que los estímulos para la demanda doméstica procedan de las exportaciones, es decir, buscar una mayor contribución externa para la recuperación de la demanda. Para ello se necesita un mayor gasto agregado de las economías emergentes que puedan crecer más vía componentes autónomos, básicamente las economías BRIC. Pero aquí surge un problema: los países BRIC reclaman una nueva moneda reserva supranacional que supere al dólar, con el fin de balancear el mundo. Por el contrario, Estados Unidos no quiere abandonar el papel del dólar como moneda reserva, ya que tendría problemas de refinanciación de su deuda, y podría entrar en un proceso similar al de Argentina en 2001. Nos encontramos, dentro del desapalancamiento que está viviendo la economía global, ante un riesgo más de naturaleza endógena (su distribución de probabilidad no es conocida), de consecuencias imprevisibles, y que apenas es considerado por el stablishment económico y político dominante: una renegociación de la deuda de los Estados Unidos y una crisis del dólar. ¿Cómo se podría activar este riesgo binario? A través de China , que ya empieza a reducir sus reservas en dólares, buscando alternativas, y que ya ha avisado en los foros pertinentes sobre la necesidad de una nueva reserva, de manera que se encuentra con las manos libres para reducir, e incluso no renovar, las compras de letras y bonos del Tesoro estadounidense. EL ECONOMISTA. 31-3-2010 Opinión. ABC No puede Ignacio Camacho SI Jaume Matas hubiese reunido en 2007 los escasos miles de votos que le separaron de la mayoría absoluta en Baleares, o si la también procesada Antonia Munar no hubiese encontrado mejores socios a los que alquilar su apoyo mercenario, la reputación del PP estaría hoy triturada bajo un escándalo capaz de invalidarlo como alternativa. La presunción de inocencia del ex presidente balear había quedado pulverizada el lunes con el gélido «si puede» de Rajoy, pero el combativo -y quizá poco objetivo- auto del juez instructor ha acabado reduciéndola a escombros con la contundencia de un martillo de demoliciones. Es tal la cascada de acusaciones y reproches que se diría que de todos delitos de corrupción que puede cometer un gobernante, Matas no ha logrado evitar ninguno. Su arrogancia defensiva sólo ha servido para ponerle cara de presidiario: si evita la cárcel pagando la fianza-trampa de tres millones, habrá confesado la posesión encubierta de un patrimonio ilícito. Ése es quizá el punto moralmente más débil de todo su andamiaje de excusas; ha encontrado alambicadas justificaciones teóricas para los extraños indicios de operaciones irregulares, pero su suntuoso tren de vida plantea preguntas incontestables para quien sólo vivía de un cargo público. En ese sentido, aunque el cruel despecho de Rajoy obedezca a la repugnancia de quien se siente engañado, resulta necesario interrogarse también sobre la perezosa ceguera del Partido Popular ante las manifiestas evidencias de enriquecimiento que rodeaban a uno de sus más destacados dirigentes regionales. Cómo mínimo, falló la responsabilidad «in vigilando». Durante varios años, la dirección nacional soslayó las sospechas clamorosas de comportamientos deshonestos y abusos de poder en las islas. Había contratas confusas y sobreprecios clamorosos; el presidente se mudaba a un inmueble de superlujo y su mujer pagaba en metálico en las joyerías de la calle Jaume I. Llovía sobre mojado; en los años noventa, Aznar tuvo que cortar la cabeza de Gabriel Cañellas para evitar que su carrera hacia la Presidencia del Gobierno embarrancase en la oscuridad del túnel de Sóller. Lo fulminó en una sobremesa sin dejar caer la ceniza del puro. El liderazgo marianista, en cambio, era tras la derrota de 2004 una confusa amalgama de virreinatos regionales, sin fuerza para imponer soluciones expeditivas. Incluso con Matas fuera de la política, el partido se ha resistido a convencerse de lo que en Mallorca era un secreto a voces, zanjado ahora por Rajoy con la glacial distancia de un desengaño. Los americanos dicen que si algo anda como un pato, grazna como un pato y tiene pico y plumas, conviene fiarse de las apariencias: lo más probable es que se trate de un pato. El PP ha desperdiciado un tiempo sustancial en agarrarse a la posibilidad de que Matas acabase resultando un cisne. Pero en la vida real los cuentos casi nunca acaban como nos merecemos. ABC. 31-3-2010