Pobres y radioactivos

En el World Mobile Congreso que se está celebrando en Barcelona estos dias, Telefónica ha presentado el prototipo de un producto a modo de primicia mundial. La compañí­a tiene previsto comercializar antes de verano un pequeño accesorio que conectado a un terminal móvil 3G de Telefónica, convierte el terminal en un punto de acceso wi-fi a internet. Con tecnologí­a de la empresa estadounidense Novatel, Telefónica va a crear redes personales dentro de edificios que permiten conectar de forma permanente múltiples ordenadores o terminales de datos (con velocidades de hasta 7 Mbps) a Internet via móvil 3G.

El convertir un telefono móvil en unto de acceso permite ahorrarse el cableado de equipos de datos dentro de casa. También permite incluso ahorrarse una conexión de teléfono fijo (típicos adsl) al poder disponer de enlaces de datos mas simples a velocidades de banda ancha. El dispositivo permite crear redes personales en casa incluyendo el control de sensores domóticos en edificios inteligentes, control directo de alarmas, televigilancia personal, etc. Que Telefónica entre a liderar la innovación en tecnología telefonia mundial con esta red de sistemas que anticipan la cuarta generación de comunicaciones móviles de la mano de tecnología de origen militar estadounidense (Novatel) es para aplaudir un buen rato. Sin embargo, mucho nos tememos que vamos a ser conejillos de indias. Me explico, para que un terminal móvil pueda funcionar en el modo descrito requiere de aumentar de forma importante las potencias de emisión de radio, ya que actúa como amplificador y repetidor, además ha de hacerlo de forma continua, tanto si el usuario esta hablando como si no. El dispositivo intercambia de forma incesante mensajes de señalización con su entorno inmediato, y más si estamos en movimiento. En definitiva, el usuario está condenado a una radiación continua de y hacia su entorno a altas frecuencias que sólo puede evitarse si se saca el terminal de encima. Hasta la fecha no se ha determinado claramente que este tipo de radiaciones sean perjudiciales, aunque si que afectan de alguna forma de manera leve. Sin embargo, un incremento súbito de potencia y frecuencia en las emisiones está en el límite de lo perjudicial o poco recomendable en el estado de conocimiento actual de esta clase de fenómenos. Mucho nos tememos que Telefónica quiera ir demasiado rápido en su carrera tecnológica. Además, en nuestra historia reciente en telecomunicaciones, EEUU nunca ha dejado pasar la oportunidad de liderar esta tecnología en modo propio antes que los demás y menos si se trata de tecnología de origen militar.

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