Derechos y Libertades

Piquito de Oro

En el balance de la gestión de la SGAE, el presidente del Consejo de Dirección Eduardo Bautista, aparte de la propuesta, a la que ya aludí­amos en otro artí­culo, de que sean las compañí­as las que cobren un canon a los usuarios por las descargas de Internet, tuvo tiempo para lamentar la mala imagen que se ha labrado la entidad, sin dejar de señalar que «no estamos para ser simpáticos, estamos para ser eficientes», extrañándose de que la clase polí­tica haya «sucumbido al clamor» de la democracia digital. Teddy «piquito de oro».

El antiguo cantante de los canarios, convertido en una de las ersonas más influyentes del panorama musical internacional, entró en la dirección de la SGAE en el 96. A partir de entonces la escalada de beneficios de la entidad fue en aumento. Es un gestor voraz al servicio de un nuevo grupo de poder que asienta sus beneficios en la propiedad intelectual y en la ganancia rentista. Un eje de desarrollo inevitablemente parasitario y, lógicamente impopular.Pero además se ha destacado por ser una persona muy abierta, tanto que cada declaración o entrevista que concede es un libro abierto de la naturaleza de su dirección:"El Canon es agua pasada, se paga y ya está, a quién no le guste que se aguante. Yo también pago muchas cosas que no me gustan""Antes no había asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está construyendo la nueva democracia digital""El Dinero que obtengo, perdón, obtenemos de la protección de derechos de autor es necesario para todos, incluso para los niños del tercer mundo""Bajar música es como robar un jersey en unos grandes almacenes"."Ganan más vendiendo un kilo de discos que uno de hachís. El disco no tiene riesgo, si viene la policía, como mucho hay que recoger y esperar 10 minutos. Los inmigrantes ya saben que España es un chollo. Pueden vender en la calle y no les pasará nada. Cada vez vienen más."Lo que sorprende es que él se sorprenda de la mala imagen de la SGAE y del rechazo que genera su gestión al frente en amplísimos sectores sociales, populares y del propio sector de autores y editores. Su política se ha caracterizado por primar la recaudación de los derechos sobre la propiedad intelectual, poniendo todos los mecanismos legales y de persecución tipo Stasi que han sido necesarios. Yendo contra fiestas populares, agrupaciones de barrio, pequeños negocios, asociaciones… y especialmente con la llegada al Gobierno del Partido Socialista.Todavía no se conoce ni un solo paso o declaración para defender a los artistas de los abusos de las majors: el enemigo es la gente, las grandes compañías son, en todo caso, buenos recaudadores.Bien harían autores y editores en exigir un cambio radical en la entidad y apostar por una línea de creación y representación, cogiendo el trabajo vivo como principal fuente de ingresos – conciertos, actos, representaciones… -, haciendo frente a los abusos monopolistas que ya claman al cielo.

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