Religión

El Congreso convertido en Sanedrí­n

Iniciativa per Cataluña e Izquierda Unida – IU-ICV – han propuesto que el Congreso de los diputados, en nombre del pueblo español, rechacen las declaraciones del Papa cuando en visita en Camerún – paí­s en el que el 5% de la población tiene Sida – dijo que el condón no aporta nada a la lucha contra el Sida, al contrario, lo agrava. Las Naciones Unidad, el Parlamento de Bélgica y la Organización Mundial de la Salud comparten este criterio de repulsa. La Iglesia española ha manifestado sentirse atacada e IU-ICV insiste en que sólo se habla de salud, ciencia y cooperación al desarrollo. ¿A quién le interesan estos enfrentamientos?

Desde luego las afirmaciones del Paa no solo son una irresponsabilidad por la capacidad que tiene su figura de influir en cientos de miles, en millones de personas en todo el mundo y especialmente teniendo en cuenta el daño que pueden hacer en países con un alto porcentaje de enfermos de Sida y serios problemas para extender la cultura de la prevención. Tanto es así que varias organizaciones africanas iniciaron hace pocas semanas una campaña para promover la monogamia en un intento por eliminar prácticas de riesgo, no frente al preservativo, sino además. Al mismo tiempo estas declaraciones tienen un tinte reaccionario con la propia Iglesia y sus bases. El preservativo, aún sentando doctrina, no pertenece al sistema de dogmas de la Iglesia, ni mucho menos es unánimemente aceptado por las comunidades de bases y el conjunto de los fieles católicos.Pero, ¿qué sentido tiene discutir esto en el Congreso?, ¿qué objetivo busca? Si esto fuera Camerún… puede ser comprensible e incluso reclamable que se deba tomar posición sobre el tema, pero políticamente y por separado. ¿Seguro que el principal problema del Sida en África son las declaraciones del Papa? Que sepamos todavía nadie ha propuesto que el Congreso que la multinacional Pfizer sea expulsada del país y cancelados los contratos millonarios que el Estado tiene con la multinacional responsable de la muerte de once niños y más de cien afectados en Nigeria. ¿Demagogia?, no, el problema es a quién se señala y que se juega uno al hacerlo.Enfrentar al Estado con la Iglesia y hacerlo así también con una parte de la población que aún condenando las palabras del Papa “cierran filas” con él por católicos – cosa totalmente comprensible -, no tiene otro sentido que el de crear tensiones donde no las hay, o no son intensas ni principales, para despistar de donde están los verdaderos problemas.“Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.”Ahora les ha dado por convertir al Congreso en un Gran Sanedrín.

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