Daños en paí­ses del mundo que ¿a nadie importa? La Shell por petróleo asesina en Nigeria:

Petroleras, el interés del silencio

«La explotación del petróleo ha convertido a la región ogoni en una tierra devastada: los campos, arroyos y riachuelos están continuamente contaminados; se ha envenenado la atmósfera, que se encuentra cargada de vapores de hidrocarburo, metano, monóxido y dióxido de carbono y de hollí­n que emite el gas que se ha estado quemando 24 horas al dí­a durante 33 años en lugares muy próximos a las viviendas humanas. La lluvia ácida, los derrames y las explosiones de petróleo han destruido el territorio Ogoni. Los oleoductos de alta presión que atraviesan las granjas y poblados en todas direcciones constituyen un peligro de entidad.» Palabras del escritor y activista de derechos humanos Ken Saro-Wiwa, pronunciadas ante la Organización de Naciones y Pueblos No Representados, Ginebra, 1992, La ejecución de Ken Saro-Wiwa y otros ocho activistas ogonis -Baribor Bera, Saturday Doobee, Nordu Eawo, Daniel Gbokoo, Barinem Kiobel, John Kpuinen, Paul Levura y Felix Nuate- tuvo lugar el 10 de noviembre de 1995.

Los ueblos marginados del delta siguen adelante enérgicamente con la campaña en defensa de sus derechos. Sin embargo, sus posibilidades de reclamar sus derechos económicos y sociales se ven constantemente obstaculizadas por amenazas a sus libertades civiles y políticas. Se ha hostigado, detenido y con frecuencia golpeado a defensores de derechos humanos y periodistas, entre ellos miembros de equipos de televisión extranjeros, por investigar derrames de petróleo o abusos cometidos por las fuerzas de seguridad. Los habitantes de comunidades sospechosas de estorbar la producción petrolera o de cobijar “criminales” corren peligro de sufrir castigos colectivos a manos de las fuerzas de seguridadLa ultima operación de las Fuerzas de Acción Unitaria (JTF)ha tenido lugar entre el 13 y el 19 del pasado mes de mayo, en Warri Sur dejando un saldo en una semana de unos 500 muertos y 30.000 desplazados. Warri Sur es habitada por la minoría Ijaw, que junto a los Ogoni sufren los impactos directos y brutales de la industria extractiva del petróleo en el Delta del Níger.La operación comenzó primeramente con un bombardeo por tierra y aire (helicópteros, jets) a un presunto campo de “guerrillas” pero que abarcaba a seis comunidades. Este ataque militar provocó la salida en masa de la población sobre todo mujeres y niños que se refugiaron en los pantanales y en el hospital. El hecho de que la biblioteca o el palacio del cabecilla tribal fueran bombardeadas indican lo indiscriminado de la operación. El ataque además coincidió con la coronación de ese cabecilla, celebración en la que participaba todo la población. En un principio cuatro helicópteros abrieron fuego indiscriminado matando a 65 personas. La masacre hay que situarla en la constante represión que sufre el activismo anti-petrolero en la zona del Delta el constante despropósito de una administración al servicio de las petroleras, involucrado en corrupción, enriquecimiento, manipulación electoral e incluso favoreciendo ciertos grupos étnicos sobre otros.

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