Ciencia

Tornados y volcanes

El testimonio del capitán de un barco mercante hace 200 años y la reciente erupción del Chaitén en 2008 explican la relación de los tornados con las erupciones volcánicas.

Uno de los mayores misterios de la vulcanología, la relación entre los enachos volcánicos y los tornados y trombas de agua, ha sido esclarecido gracias a los avances tecnológicos y a un artículo escrito hace 200 años que pasó totalmente desapercibido en su época. Pinaki Chakraborti, de la Universidad de Illinois, junto con Gustavo Gioia y Susan Kieffer, han estado acumulando información sobre tornados asociados a erupciones volcánicas, llegando hasta 1811, donde un capitán de barco narra la evolución de la columna de humo de una erupción volcánica en las islas Azores. Se trataba de un penacho horizontal, que giraba como una rueda, y estaba acompañado de relámpagos y trombas marinas. Esta situación también se refleja en otras erupciones, como la del Pinatubo, en 1991 en Filipinas, en la cual la imagen tomada por el satélite demuestra que el penacho volcánico giraba en horizontal. Básicamente, ocurre lo mismo que en un tornado: se forma un mesociclón, con una magnitud entre 1 y 5 km de diámetro, que funciona igual, con una serie de corrientes ascendentes de aire caliente, que en su parte superior el viento corta y hace girar en círculos, formando el penacho volcánico. El penacho cuenta además con una alta concentración de cargas eléctricas, que son las ocasionantes de los relámpagos alrededor de la erupción. En resumen, son las mismas condiciones que en un tornado, aunque en una erupción volcánica.

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