Teatro, pensionistas y pandemia

Pensionistes

Mara Ortí es la directora de esta obra en valenciano de Gabriel Esparza, que se estrena en febrero en el Flumen de Valencia

Tres actrices amateurs y casi sin experiencia previa componen el elenco de una obra que tiene a tres mujeres pensionistas que han perdido a sus maridos en la pandemia. A través de ellas, la obra cuenta la historias de mujeres que sacan adelante a sus familias y que son el sostén de tantas historias.

Un proyecto valiente por distintos motivos que tiene como protagonistas a quienes lo llevan siendo de la actualidad los últimos años, y que sin embargo no han ocupado un papel destacado en las producciones artísticas.

Antonia, ‘la alegría de la huerta’, es interpretada por Tere Sancho. Carmen, a quien se la conoce por su carácter gruñón y quejica, es representada por Carmina Hurriaga. Y Rosa, la beata, interpretada por la actriz Inés Moscardó.

‘Son de un pueblo de la Comunitat Valenciana y han vivido dedicadas a criar a sus hijos. La complicación de llegar a final de mes, sumada a la soledad que las rodea por la pérdida de sus familiares, provoca que se aferren al humor para afrontar los nuevos retos de la vida y tomar una importante y arriesgada decisión: vivir las tres juntas’.

¿De dónde sale la decisión de lanzar ‘Pensionistes’?

El texto es de Gabriel Esparza y lo escribe desde la necesidad de contar lo que ve a su alrededor, mujeres sufriendo durante la pandemia en situaciones muy difíciles que no se cuentan. Y es brillante decidir hacerlo. Es algo que todo el mundo tiene en su entorno y pensó que era el momento de escribir sobre ello.

Durante la crisis, sobre todo fueron mujeres, fueron las que sacaron a sus familias adelante, y esto se repite en muchos momentos de nuestras vidas. Cuando compartió conmigo la historia pensé que todo el mundo podemos sentirnos identificados con estos personajes o identificar a alguien de nuestras familias.

¿Por qué hacerlo con actrices amateurs?

Nos hemos hecho muchas veces esa pregunta. Hay dos que son amateurs, que han actuado en la falla o en las fiestas del pueblo, pero una de ellas nunca se había subido a un escenario. Pero las tres tenían esa inquietud, y en esta obra cuentan sus historias de alguna manera. Tienen algo que les identifica con el personaje.

«Durante la crisis, sobre todo fueron mujeres, fueron las que sacaron a sus familias adelante«

Ha sido increíble ver el progreso y el trabajo que han hecho. Nos pareció más interesante ver qué podían aportar. Ha sido una aventura y un aprendizaje.

Siempre habían querido ser actrices pero no habían podido por distintas razones. Ahora verlas es emocionante, su capacidad de trabajo, con sus preocupaciones… y han tirado adelante la obra.

¿Qué aporta el hecho de que no sean profesionales?

Hemos descubierto cosas que no esperábamos. Gabriel cuando escribe el texto y yo cuando imagino la dirección, e imagino la obra en el escenario, es una cosa, y luego ellas han hecho lo que han querido. Eso es grandioso. Aunque nos los propongamos, no podemos llevarlo donde nosotros queramos, sino que ha ido donde el proceso nos ha llevado. Tiene todo a favor en este proyecto el hecho de que no sean profesionales.

Ha sido muy difícil, porque es un texto de 80 minutos… desde el hecho de memorizar el texto hasta situarse en el espacio.

¿Cuál es la perspectiva que tenéis para la obra?

Todo lo que podamos. Estrenaremos en febrero en el Flumen y lo que el público decida. Esto es bastante experimental.

Estrenamos ayer (16 de enero) en la casa de la cultura de la Pobla de Vallbona. Y fue muy emocionante porque fue el primer contacto real con el publico. El feedback fue extraordinario. Uno de los comentarios que se me quedó es que “son tremendas”. Juntas en el escenario, resolviendo la historia… es muy potente.

¿Les has dado clases de interpretación? Supongo que ha sido una proceso de formación acelerado.

Han sido cinco meses de trabajo. Empezamos haciéndoles entender que debían conectar con el personaje, que buscaran lo que les unía con sus papeles, que aprendieran técnicas de interpretación, que entendieran el texto, porque no podían dejar de darle significado a cada cosa que dicen.

«Hemos ido donde el proceso con ella nos ha llevado«

Algunas, que habían recibido alguna clase de interpretación, se han encontrado con cosas que no habían hecho nunca. Lo difícil era, en estas condiciones, buscar la verdad interpretativa. Aunque ahora ya no puedo ser objetiva en esto. Lo mejor es ir a ver la obra.

Además en un momento tan difícil….

Cuando conoces sus vidas comprendes que este es el momento, porque sus vidas están llenas de momentos complicados. Hay un buen guion, una historia que contar y ellas tienen ganas de contarla. No pensamos si era buen o mal momento, por distintas razones. Hemos creído en el proyecto, ha aparecido la oportunidad, las vemos a ellas y pensamos que hay que hacerlo.

Nadie ha escrito sobre los pensionistas en un escenario en los últimos tiempos, cuando han sido protagonistas de la actualidad desde hace años.

La verdad es que esto tiene un público muy amplio. Es una historia que conecta con cualquier persona. No solo se habla de temas que tienen que ver con los pensionistas, sino que se habla de todo. Hay crítica social desde distintos aspectos y está contado en forma de comedia rápida que tiene mucho fondo. Y hablamos de tantas cosas que puede conectar con todo el mundo.

«Hay que seguir trabajando y demostrar que la cultura es necesaria«

O sea que no es una historia sobre pensionistas sino que son un vehículo para contar una historia.

Sí, claro. Ellas cuentan la historia de lo que está pasando. Hay mujeres que han trabajado toda la vida y no tienen pensión porque antes no se cotizaba, cuando han sacado adelante a toda su familia. Una de las actrices tienen una situación así, en este sentido. Cuando la crisis toda su familia se quedó sin trabajo y ella sacó adelante a su gente con un trabajo en el que no cotizaba, y ahora se las ve y se las desea para jubilarse.

Es importante que se sepa que esta es la vida de muchas mujeres que tienen muchas cosas que contar. Son tres mujeres que han enviudado por el COVID y no pueden mantenerse y deciden vivir juntas para poder salir adelante.

¿Cómo vivís la pandemia?

Hay que seguir trabajando y demostrar que la cultura es necesaria, para el alma, para el ocio, para llorar y para disfrutar. Porque se te eriza la piel, sientes y estás vivo. Esta es la clave para poder salir adelante. Hay que hacerlo con trabajo y produciendo arte.

Yo necesito esto para ser feliz. La sensación de entrar a un teatro no tiene precio. Sentarse en la butaca, que las luces se apagan… es una experiencia que pone los pelos de punta y que te mueve por dentro.

Necesitamos trabajar y que se nos oiga. No me meto en las ayudas que necesitamos, que es evidente. Pero creo que es necesario no pararse, seguir trabajando y que se nos oiga.

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