SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Pedro J. Ramí­rez cesa en El Mundo

“Soy director de periódico desde hace 33 años. No ha pasado un mes sin que se haya publicado que me echan”, ironizaba recientemente el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. La fecha buena, sin embargo, está ya marcada en rojo en el calendario. Será el 30 de enero de 2014. Y es que el consejo de administración de Unidad Editorial aprobará hoy con toda probabilidad su salida como director del rotativo que él mismo fundó en 1989. Ayer ya se daba por hecho en la redacción y su reemplazo por Casimiro García-Abadillo. Queda para la reflexión que su marcha se produzca en un momento en que el periodista tiene enfrente a todo el establishment político y empresarial, que cada vez más extiende sus redes sobre los medios de comunicación nacionales, incluso desde el punto de vista accionarial.

Ayer todo era silencio en el entorno de la compañía y del propio periodista, que a buen seguro no quería dar detalles del acuerdo para su salida antes de que esta se haga pública hoy. En un principio y más allá de la jugosa indemnización que percibirá –y que el sector especula rondará los 20 millones de euros–, resultaba clave la cláusula de no competencia que pudiera figurar en el acuerdo de salida de cara a los nuevos proyectos que pudiera afrontar. Finalmente parece que permanecerá en la casa como director de Publicaciones. Nadie se atrevía a mencionar ni de lejos cuestiones políticas, aunque el propio interesado no se mordía recientemente la lengua en un acto público de la patronal de editores (Aede). “La prensa está en un proceso de reconversión, como el sector naval en el pasado. La insensibilidad del actual Gobierno no tiene parangón con la de ningún Gobierno de la transición o la democracia”, afirmó.

Y es que, aunque el Ejecutivo llegó al poder con un mensaje claro, véase “estamos aquí sin ayuda de los medios”, durante su mandato han pasado cosas extraordinarias. Entre ellas, la aprobación de una fusión –entre Antena 3 y laSexta– vetada por Competencia; la entrada en el capital del quebrado Grupo Prisa de Telefónica, La Caixa y Santander, la aristocracia empresarial, y con toda probabilidad la salida del director de El Mundo cuando más en el punto de mira del Gobierno estaba. Meras casualidades, se entiende. El conjunto de cabeceras pasaba recientemente de puntillas por el registro de la sede del PP ordenado por el juez Ruz en busca de documentos de la presunta caja B del partido.

Madrid se había convertido desde hace semanas en un hervidero de rumores y conspiraciones más o menos de salón sobre su salida. Se acentuaron a partir del mes de noviembre, tras la gala de entrega de los Premios Periodísticos de El Mundo, cuando el Gobierno escenificaba su ruptura total con el grupo de medios. Y es que ningún miembro del Ejecutivo hacía acto de presencia en un acto normalmente regado de políticos populares. El affaire Bárcenas había cercenado la relación. Y desde la política a la empresa, donde al final está el dinero de los anunciantes. “Tenía a todos en contra. Así es difícil”, aseguraba ayer un ejecutivo del sector.

Tarde de nervios

Entretanto, la redacción de la avenida San Luis era ayer durante todo el día pasto de los rumores, los corrillos y las especulaciones. Mientras todos escudriñaban las idas y venidas de Ramírez al despacho del presidente ejecutivo, Antonio Fernández-Galiano, el periódico pretendía seguir con la normalidad. En la reunión de portada, a las siete de la tarde, todo transcurría como un día más, al punto de que el director despachó la reunión sin una sola mención a su futuro… Eso sí, salía de la sala de reuniones para volver a ir al despacho del primer ejecutivo.

Poco más de una hora después, el staff del periódico era convocado a una reunión con el director y el consejero delegado en la Sala de Presidencia a las nueve y media de la noche. El rumor era ya una certidumbre: se había llegado a un acuerdo que iba a ser transmitido a los mandos de la redacción. Sin embargo, menos de media hora antes de que comenzara era desconvocada de manera sorpresiva y se les citaba a primera hora del jueves. Sin embargo, y para atajar rumores, se confirmaba a toda la redacción la salida de Pedro J. y su relevo por Casimiro García-Abadillo. En su despacho, Ramírez fue recibiendo a la mayoría de colaboradores y redactores en un ambiente descrito por varias fuentes como «de funeral».

García-Abadillo afronta un reto no pequeño. La salida de Ramírez, cuya personalidad larger than life acumula también sus sombras, deja huérfano un periódico tradicionalmente considerado como de autor. Y el punto de inflexión editorial que ahora se abre se produce con el grupo en importantes pérdidas –víctima del deterioro de la compra de Recoletos– y en pleno cambio de modelo de negocio. Preocupa más si cabe que ayer se descorcharan botellas de champán en determinados puntos de Madrid, probablemente más de una en Génova y alguna que otra en sedes de grandes empresas del Ibex.

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